domingo, 25 de enero de 2015

Lecciones de una Apreciación Cambiaria

La mayoría de países desarrollados dejan que su moneda flote libremente

La semana pasada una sorpresiva decisión del banco central de Suiza puso de cabeza los mercados financieros internacionales: el Banco Nacional Suizo dejó sin efecto su techo cambiario de 1.20 francos suizos por cada euro, que había defendido durante tres años y medio. Con la noticia,  el valor del franco suizo se elevó (apreció) en 20% y el mercado de valores helvético cayó en casi un 13% en un solo día. Y las repercusiones se dejaron sentir en los mercaos internacionales: el precio del oro comenzó a subir, el dólar se apreció y las bolsas de valores se desquiciaron en Europa y Asia.
La autoridad monetaria suiza claudicó en su lucha por evitar la apreciación de su moneda, a sabiendas de que tan súbita decisión causaría pánico en los mercados y pérdidas considerables a muchos agentes económicos, en particular a los bancos, a los fondos de inversión, y, obviamente, a la industria suiza que está muy orientada a las exportaciones y que, por lo tanto, ve afectada su competitividad cada vez que se aprecia el franco.
La mayoría de países desarrollados dejan que su moneda flote libremente (su valor lo determinan las transacciones en los mercados financieros y físicos). Pero Suiza decidió en 2011 imponer un límite a la apreciación de su moneda, con lo que sus autoridades monetarias se comprometieron a comprar moneda extranjera para empujar hacia abajo el valor del franco cada vez que tal techo se aproximaba. Esto lo hicieron porque durante la crisis financiera internacional, Suiza se vio inundada de flujos de capital de inversionistas que buscaban un refugio ante la turbulencia económica mundial. Ello provocó una apreciación fuerte del franco suizo, la cual empezó a perjudicar a los exportadores y a la competitividad de la industria suiza.
Durante más de tres años el banco central helvético pudo defender el techo fijado y evitó un colapso de sus exportaciones, pero al costo de tener que comprar cantidades masivas de euros en el esfuerzo. Hasta que ya no pudo más. Lo sorpresivo es que el banco nacional suizo no haya cedido de manera gradual (elevando escalonadamente el techo cambiario), sino que lo haya hecho abruptamente dejando flotar al franco en ascenso libre.
La razón de tal precipitación parece ser que el Banco Central Europeo está a punto de anunciar medidas de “facilitación  cuantitativa” (es decir, un aumento de la emisión monetaria) por 2 millardos de euros, lo que depreciaría al euro y haría insostenible el techo autoimpuesto para el franco suizo, pues el banco central helvético ya no podría seguir comprando cantidades ingentes de euros.
Lo ocurrido en Suiza y Europa puede entrañar algunas lecciones para Guatemala, donde también se ha producido una apreciación del quetzal (respecto del dólar estadounidense), acelerada en meses recientes no sólo por el fuerte flujo de remesas familiares y de capitales especulativos (que aumentan la oferta de dólares en el mercado), sino también por la caída en picada en el precio del petróleo y sus derivados (que reduce la demanda de dólares en el país).
El Banco de Guatemala –Banguat- ha reaccionado comprando cantidades importantes de dólares, aunque permitiendo (conforme la regla cambiaria vigente) una apreciación gradual del quetzal. Si bien esto es menos contundente que establecer un límite a la apreciación cambiaria (como Suiza en 2011), resulta más prudente para un país pequeño como  el nuestro y evita una eventual reversión abrupta (como Suiza en 2015). Ahora bien, los efectos de la apreciación del quetzal sobre la actividad productiva son equivalentes a una restricción de las condiciones monetarias, lo cual aconsejaría contrarrestar dicha apreciación con medidas de expansión monetaria.
Esto lo sabe bien el Banco Nacional Suizo que, al mismo tiempo que abandonó el techo cambiario, redujo su tasa de interés agresivamente, con lo que los bancos deben pagar ahora más que antes por el privilegio de refugiar sus reservas en la banca suiza, lo cual debe inducirlos a mover su dinero a otra parte, ayudando así a depreciar el franco. El Banguat debe tomar nota de esta lección y, aunque ya redujo (en noviembre) su tasa líder de interés, la continua apreciación del quetzal y la rápida caída del precio de los combustibles deberían aconsejarle algo más de agresividad en el relajamiento monetario.

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