La Universidad de San Carlos -USAC- tiene vigente un
presupuesto de Q1,894.8 millones para el presente año. En los cinco años
previos, la USAC se ha gastado más de Q6.6 millardos que el gobierno le ha
asignado por concepto de aporte constitucional. Encima de eso, sus autoridades
ahora están solicitando (y cabildeando intensamente) para que el Congreso les
apruebe un endeudamiento con el BCIE (que va a incrementar la deuda pública)
por más de Q900 millones para usarlos en construcción de edificios y compra de equipo.
Estos montos millonarios no serían tan llamativos de
no ser porque la USAC incurre persistentemente en un grave pecado: no rinde
cuenta de sus actuaciones a quien la sostiene financieramente, que no es otro
que el pueblo de Guatemala. En efecto, desde el más acomodado empresario hasta
el más humilde campesino contribuyen con sus impuestos al sostenimiento de la
universidad estatal, independientemente de si se benefician o no de los
servicios que esta presta.
En una práctica que raya en lo escandaloso, la USAC no
está conectada con las plataformas de Guatenóminas o de Guatecompras, ni con los
sistemas de Contabilidad Integrada -Sicoin-, de Administración Financiera
-SIAF- o de auditoría gubernamental -SAG- del Ministerio de Finanzas Públicas.
Bien hacen los diputados de la Comisión de Finanzas en exigirle a las autoridades
sancarlistas que se integren a dichos sistemas, aunque estas digan que no
tienen la obligación legal de hacerlo, porque sí tienen una obligación moral
con la ciudadanía que financia esa casa de estudios.
Bien haría la USAC en seguir el buen ejemplo de la
Universidad Nacional Autónoma de México -UNAM-, en cuyo modelo de autonomía se
inspiró la de aquella. El Portal de Transparencia de la UNAM, de acuerdo con la
normativa de la UNAM y la Ley General de Transparencia y Acceso a la
Información Pública, proporciona acceso a 48 aspectos relacionados con las
actividades de la universidad, tales como su estructura organizacional; el
número de plazas y las remuneraciones de sus empleados; la información
financiera sobre su presupuesto; los informes de auditorías internas y externa;
los datos sobre sus proveedores y contratistas; las estadísticas y evaluaciones
sobre su producción académica; y, las actas de su Junta de Gobierno y de su
Consejo Superior; entre otros (http://www.transparencia.unam.mx/).
En contraste, nada de esto publica la USAC. La
Universidad de San Carlos en su sitio de internet no tiene disponible ningún
apartado sobre transparencia de información, como lo ordena la Ley de Acceso a
la Información Pública; tampoco proporciona información sobre sus ingresos y
egresos, sus estados financieros o auditorías realizadas (si es que las
realiza); ni siquiera proporciona información mínima sobre el número de
estudiantes y profesionales titulados, la cantidad de personal académico que
labora en dicha casa de estudios, el gasto efectuado por alumno ni las
publicaciones o investigaciones efectuadas durante el año.