EL APORTE DE LA PRODUCTIVIDAD AL CRECIMIENTO ECONÓMICO HA SIDO CASI INEXISTENTE
lunes, 31 de mayo de 2021
PARA DESENCADENAR EL CRECIMIENTO
lunes, 24 de mayo de 2021
Fortalecer el IGSS
EL NOMBRAMIENTO DEL PRÓXIMO PRESIDENTE DE LA JUNTA DIRECTIVA ES UNA DECISIÓN TRASCENDENTAL
El sistema de seguridad social, cuyo rector es el IGSS, surgió en Guatemala como una de las conquistas más significativas y modernizadoras de la Revolución de 1944 que, con sus vaivenes y limitaciones, ha servido bien al país brindando una red de protección social que, por un lado, brinda protección a los trabajadores cotizantes en casos de enfermedad, maternidad, accidentes, jubilación y muerte y, por otro, contribuye tanto a la estabilidad macroeconómica, como a la paz social.
Sin embargo, el sistema mostraba muchas debilidades, incluso antes de que la pandemia nos golpeara. Precisamente, el shock generado por el Covid-19 no solo puso en evidencia esas debilidades, sino que hizo patente la necesidad de contar con una seguridad social más ágil y adecuada a nuestros tiempos. Un buen seguro social es clave para dar estabilidad y flexibilidad a los mercados, no solo en una pandemia: cuando las personas saben que existe una red de protección, pueden asumir riesgos saludables, como iniciar un negocio o cambiar de empleo. Además, la distribución rápida de efectivo en caso de crisis -por ejemplo, mediante un seguro de desempleo- puede ayudar a suavizar el consumo y disminuir la contracción económica.
Es necesario un IGSS con mucho mayor cobertura y que utilice la tecnología a fin de que su anquilosada burocracia se vuelva más eficiente, sus servicios estén mejor focalizados y su respuesta a los beneficiarios sea más rápida. Ciertamente, el IGSS no puede eliminar los riesgos que afectan a los trabajadores, pero sí puede ayudar a garantizar que, si ocurre una calamidad, ellos -y la economía- se recuperen. Es crucial aquilatar el papel del IGSS en la distribución y la suscripción de esos riesgos -en particular aquellos que las aseguradoras denominan "no asegurables"- a fin de propiciar un sistema de seguro social que dé suficiente flexibilidad para fomentar el empleo y la flexibilidad laboral, y aun así brindar protección cuando ocurre un siniestro.
Las crisis son las madres de las reformas. La necesaria modernización y fortalecimiento del IGSS demanda que sus dirigentes (Junta Directiva, Gerencia, directores y cuerpos técnicos) sean personas técnicamente capaces y conocedoras de la seguridad social. También demanda que la autonomía que al IGSS le confiere la Constitución de la República sea protegida y respetada por los tres poderes del Estado. Es esencial que el próximo nombramiento que el Presidente de la República debe hacer del futuro presidente de la Junta Directiva del IGSS y de su suplente recaiga sobre personas capaces e idóneas, que aprovechen la oportunidad de crear nuevas políticas de bienestar social que sean asequibles y que ayuden a los trabajadores a prosperar en una economía que enfrenta desafíos tecnológicos y culturales. De no hacerlo, las consecuencias pueden ser nefastas para la economía y para la paz social.lunes, 17 de mayo de 2021
Oportunidades y Amenazas para la Economía
LA INOPERANCIA DEL SISTEMA POLÍTICO IMPIDE QUE SE AVANCE EN LA SOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS
Hace pocos días, la calificadora de riesgo Fitch Ratings reafirmó la calificación (BB-) de Guatemala. Esa calificación, que es la mejor de cualquier país de Centroamérica -salvo Panamá-, está respaldada por el historial de estabilidad macroeconómica, el relativamente bajo nivel de deuda pública y la abundancia de reservas monetaria internacionales. Del lado negativo, Fitch señala como debilidades de nuestro país la muy baja recaudación tributaria, la débil institucionalidad estatal, lo pobres indicadores de desarrollo humano, cuya solución se ve obstaculizada por la inoperancia del sistema político para abordar tales problemas.
Del reporte de Fitch se puede extraer una visión de las amenazas que se ciernen sobre nuestra economía y que podrían perjudicar en el futuro nuestra calificación de riesgo-país. Entre esas amenazas destacan tres. En primer lugar, la debilidad estructural de las finanzas públicas, afectadas no solo por una carga tributaria estructuralmente débil, sino también por el aumento que registra el déficit fiscal desde el año pasado. En segundo lugar, la disfuncionalidad del sistema político y parlamentario que limita la flexibilidad del financiamiento del gobierno y la formulación de políticas básicas (como no aprobar el presupuesto anual). Y, tercero, la probabilidad de que la incipiente recuperación económica se descarrile ante eventos políticos externos (que afecten, por ejemplo, el flujo de remesas familiares que hoy sustentan la demanda agregada de nuestra economía) o internos (que amenacen la gobernabilidad y la paz social).
De manera similar puede extraerse un diagnóstico de las oportunidades que, de aprovecharse, podrían fortalecer el desempeño económico y mejorar la calificación del país. Destacan tres oportunidades: primero, en el ámbito de las finanzas públicas, las reformas institucionales y legales que permitan una mejora gradual y sostenida en la recaudación de impuestos y una mejora en la sostenibilidad de la deuda pública. En segundo lugar, el amplio campo que existe para avanzar para generar más inversiones que aceleren el crecimiento a mediano plazo, donde destaca la necesidad de llenar la enorme brecha de infraestructura física que limita la productividad del país. Y, tercero, la posibilidad de elevar los indicadores de gobernanza y de desarrollo humano, lo que implica reformas profundas a las instituciones del Estado que corrijan, por ejemplo, la elevada percepción de corrupción y la falta de certeza jurídica.
Las calificadoras de riesgo-país, como Fitch, Standard & Poor’s o Moody’s, no son infalibles, claro está. Pero sus reportes sintetizan con claridad la visión que del país se tiene en los mercados financieros internacionales y las posibles rutas para salir del mediocre desempeño económico de los últimos lustros. No hay que echarlos en saco roto.
lunes, 10 de mayo de 2021
Enorme Retroceso
LAS RECIÉN APROBADAS REFORMAS A LA LEY DE COMPRAS CARECEN DE CUALQUIER FUNDAMENTO TÉCNICO
Para congraciarse con un grupo de alcaldes, el Congreso recién reformó la Ley de Contrataciones del Estado. Según la exposición de motivos del Decreto 4-2021, la justificación fue la necesidad de agilizar los procesos de adquisición (especialmente en las municipalidades). Sin embargo, lo único que se aprobó fue un desproporcionado aumento de los montos límite para comprar sin licitación, lo que implica que la mayor parte de procesos quedarán ahora fuera de los controles previstos en la ley, lo que abre las puertas a la discrecionalidad y a la opacidad. El Decreto 4-2021 es un auténtico retroceso en materia de transparencia y calidad del gasto público.
Con la reforma aprobada, el límite máximo para que las entidades públicas puedan realizar compras “de baja cuantía” se eleva en 400 por ciento (de Q25 mil a Q75 mil), y para realizar compras “directas”, en 222 por ciento (de Q90 mil a Q175 mil). Dado que la inflación acumulada en los cinco años transcurridos desde la última reforma la Ley de Contrataciones no supera el 25%, resulta evidente que los nuevos porcentajes aprobados por el Congreso carecen de cualquier fundamento técnico.
Si hasta ahora las municipalidades adquirían más del 50 por ciento de sus suministros y servicios fuera de los mecanismos de cotización y licitación, con esta reforma adquirirán así más del 90 por ciento de ellos. Lo que espanta es que en las compras de baja cuantía y en a compras directas se pierde la mayoría de mecanismos de control de la calidad y transparencia del gasto público: no hay competencia entre oferentes, no hay bases de oferta, no hay registro de proveedores, no se suscriben contratos para resguardar al Estado en caso de incumplimiento, ni existe la prohibición de realizar compras fraccionadas. El decreto aprobado contiene retrocesos graves en materia de resguardo de la calidad del gasto público y transparencia, con lo que la Ley de Contrataciones solamente servirá para las grandes licitaciones y el contrato abierto.
Las verdaderas causas de la ineficiencia en las
compras y contrataciones de las municipalidades (y de las demás dependencias
públicas) tiene menos que ver con la Ley de Contrataciones que con otros tres
aspectos clave: primero, la incapacidad de los funcionarios de planificar su
presupuesto (debido a la incorrecta aplicación de la Ley Orgánica del
Presupuesto); segundo, su incapacidad de llevar a cabo procesos ordenados y
transparentes de adquisiciones (debido a la baja calidad del servicio civil); y,
tercero, la incertidumbre y temor de los funcionarios de incurrir en multas (muchas
veces arbitrarias) por parte de la Contraloría (debido a la enorme debilidad
institucional de dicha ente). El Presidente aún está a tiempo de vetar el
Decreto 4-2021; esperemos que sus asesores en materia de Finanzas Públicas le
den el consejo más adecuado.
lunes, 3 de mayo de 2021
Reformar el Servicio Civil
MODIFICAR LA LEY DEL SERVICIO CIVIL ES UNA CONDICIÓN NECESARIA, PERO NO SUFICIENTE
ENERGÍA ELÉCTRICA: SE ACABARON LAS VACAS GORDAS
URGEN MEDIDAS PARA EVITAR UN DÉFICIT DE SUMINISTRO Durante años, el sistema eléctrico nacional tuvo un superávit de oferta; es decir, su c...
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Es importante diagnosticar adecuadamente. Hacer un balance de la economía de un país al final del año y evaluar los desafíos para el año pró...
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Más que el signo ideológico del gobierno electo, lo que afecta la calificación del país es el innecesario ruido e incertidumbre que meten ...