El Congreso está analizando la aprobación de un préstamo
del Banco Mundial por US$100.0 millones, para la ejecución del proyecto “Crecer
Sano (proyecto de nutrición y salud en Guatemala)”. Desde el punto de vista puramente
financiero, este préstamo, cuyos desembolsos se harían de forma escalonada en
el transcurso de 5 años, no entraña mayores problemas ni impactos
macroeconómicos. Sin embargo, desde el punto de vista de su ejecución presenta
algunas importantes debilidades que vale la pena puntualizar, ya que ilustran
el por qué el Estado guatemalteco ha sido tan ineficaz en atender el gravísimo problema
de la desnutrición crónica.
La principal debilidad del préstamo es que su diseño y
gobernanza no parecen estar alineados con el Sistema Nacional de Seguridad
Alimentaria y Nutricional –SINASAN-, ni con su correspondiente política
nacional que, por ley, deben regir en este tema. El proyecto de préstamo le
confiere el rol central de ejecución al Ministerio de Desarrollo Social
-MIDES-, cuando este se ha caracterizado por su bajo grado de ejecución
presupuestaria y su proclividad a politizar sus proyectos. Ante la desconfianza
que inspira el MIDES, en el Congreso se discute la opción de otorgarle la
ejecución del préstamo al Ministerio de Salud, lo cual tampoco remediaría el
problema.
La desnutrición crónica es un problema multicausal que
debe ser enfrentado con un enfoque integral. La desnutrición (que, por mucho,
debiese ser la prioridad número uno de las políticas públicas) es no sólo una
consecuencia de la pobreza, sino una causa de la misma pues torna a los niños
en seres débiles física y mentalmente, limitando de por vida su capacidad
productiva. Su atención involucra no solo medidas en el área de salud (que solamente
atienden los síntomas del problema), sino principalmente temas de educación
alimenticia (especialmente la ausencia de proteína animal en la cultura
dietética nacional) que deben complementarse con políticas que generen
capacidades y le devuelvan a la población las herramientas necesarias para
lograr generar riqueza por sus propios medios, así como con políticas agrarias,
comerciales y laborales. Se debe apostar por soluciones integrales y de largo
plazo.