jueves, 18 de marzo de 2010

UNA DECISIÓN TRASCENDENTAL

El falso dilema entre la explotación de los recursos naturales y la preservación del medio ambiente, aunque es muy útil para darle de comer los dueños de ciertas organizaciones ecologistas, no resulta de mucha ayuda como argumento para dilucidar las decisiones de política pública que un país como Guatemala debe tomar al respecto. En la columna de esta semana escribo sobre la situación del pozo Xan, en Petén. El tema es de suyo polémico, como puede apreciarse en la reacción de Roberto (sin apellidos), uno de mis amables lectores en Siglo XXI, quien afirma que mi columna es una "pseudo opinión; ignorante o vendida". Bien se ve que el tema ecológico desata pasiones; por desgracia, las pasiones en poco contribuyen al diálogo o al esclarecimiento de la verdad y son, por ello, aliadas de los radicales, de los intolerantes y de los violentos.

Una Decisión Trascendental

El parque Laguna del Tigre, en Petén, es un área protegida que hace algunos años albergaba una selva tropical rica y diversa. Hoy en día es un área deforestada, invadida y arrasada, lo cual puede apreciarse a simple vista al sobrevolar la zona; se trata, en la práctica, de un “potrero protegido”, sin ley ni orden, donde conviven en extraña simbiosis los invasores ilegales y los traficantes de drogas. Allí está ubicado el campo petrolero Xan (operado por la sociedad francesa Perenco), que produce más del 90% del petróleo que se extrae en Guatemala. La trascendental decisión que, en onsejo de ministros, tome el presidente Colom respecto a la prórroga del contrato de dicha explotación petrolera habrá de sopesar los argumentos ambientalistas (generalmente opuestos a la prórroga) y las razones económico-pragmáticas (que la favorecen).

Las consideraciones y desacuerdos que levanta este tema son, ciertamente, muy complejas. Los argumentos de los ambientalistas indican que la explotación petrolera requiere de caminos que atraviesan y dañan la selva y que son usados por los depredadores, además de que entraña el riesgo de derrames que afectarían gravemente el equilibrio ecológico. Sin embargo, aunque hay que reconocer que en el pasado las empresas petroleras fueron indiferentes respecto del ambiente, hoy en día es posible reconciliar los intereses económicos nacionales con la preservación de la selva y sus habitantes. La explotación petrolera no tiene por qué dañar la selva o sus habitantes:

Una medida esencial practicada en otros países incluye la creación de un fondo petrolero independiente y transparente, basado en la experiencia de Noruega, similar al Fonpetrol vigente en Guatemala, pero mejorado en cuanto a su sistema de pesos y contrapesos. La explotación petrolera tiene el potencial de generar riqueza con un menor impacto sobre la selva que el que tienen la explotación ganadera, la siembra de maíz o la depredación forestal, que son las actividades económicas alternativas que han destruido el parque Laguna del Tigre.

Alrededor del mundo los ambientalistas suelen estar de acuerdo con la explotación petrolera en la selva cuando ésta se desarrolla con técnicas conservacionistas, como por ejemplo la exploración por puente aéreo (que no requiere de carreteras) o la perforación horizontal (que requiere de un menor número de pozos). En parte por ello es que el Gobierno de Perú está impulsando la exploración de más de 20 áreas petroleras, muchas de ellas en la selva; Colombia tiene planes de hacer lo mismo en su selva meridional; Hugo Chávez ha esbozado un plan para llevar gas a Argentina a través de la Amazonia y presta ayuda a Evo Morales para explorar petróleo en la selva; y el Gobierno ecuatoriano ha propuesto a los países industriales no explotar un importante manto petrolero en territorio amazónico a cambio de que le paguen$350 millones anuales durante 10 años.

En todo caso, debe cobrarse conciencia de que si se cancela la operación de Perenco, Guatemala prácticamente cesaría de producir petróleo, con las pérdidas de ingreso y empleo que ello signifique, y el precedente nefasto que se sentaría para las intenciones de atraer inversión extranjera al país. Si el pozo Xan se cierra, ello no significaría recuperar la selva ya perdida; si continúa operando, en cambio, el Conap podría utilizar los más de 30 millones de quetzales anuales que le tocarían (y que curiosamente aún no ha reclamado) para financiar sus operaciones de reforestación en el parque. Si el pozo cierra no se implantaría la ley y el orden perdidos en el parque, sino más bien se perdería el único bolsón donde el Estado guatemalteco aún ejerce autoridad en esa tierra de nadie. Si Xan se cierra, el petróleo será tarde o temprano succionado (horizontalmente) desde territorio mexicano y Guatemala perdería para siempre el producto (y los impuestos y regalías que genera). Ojalá los ambientalistas se den cuenta de esto porque de lo contario, paradójicamente, no estarían viendo el bosque por ver solamente el árbol.

OPINIÓN DE LOS LECTORES
Mario David Gabriel Echeverría 16-03-2010 16:08:48 horas
Pienso que existen puntos en los que todos salgan beneficiados, los ambientalistas deben preocuparse y responsabilizarse de tener control de áreas protegidas y no solamente anteponer argumentos contra uso de nuestros recursos. No es válido facilitar el usufructo ilegal de invasores constitudinarios parceleros que no trascienden más que para generar economías de subsistencia o extrema pobreza. Apostemos por un país productivo, que tanto nos hace falta.

JOSUE AUGUSTO PEREZ FIGUEROA 16-03-2010 20:32:55 horas
Lo que si discute es la indiferencia de los empresarios para conservar el ambiente. Siempre salen con el pretexto de los costos, sin embargo, los costos no aumentan, siempre serán los mismos, excepto quien los asume. Perenco no quiere asumir los costos por que le restan “competitividad” entonces se los traslada al pueblo de Guatemala y a la humanidad entera. Esto es lo que hay que evitar. Perenco debe asumir los costos del medio ambiente.

Roberto 18-03-2010 11:31:36 horas
Usted es partidario de la desinformación del Gobierno, ¿cierto? Por si no lo sabía, este sector es aún (y con toda la destrucción que ha sido víctima) el humedal más importante de Mesoamerica. El último lugar de reproducción de guacamayas y hogar de infinidad de animales, los cuales están en peligro de extinción. Que triste que en el periodismo hayan personas que se vendan al mejor postor. Siglo Veintiuno, ojo con este tipo de pseudo opiniones, o son ignorantes o vendidas.

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