viernes, 17 de julio de 2009

El Disenso de Washington (y II)

Les dejo la segunda parte de mis reflexiones sobre el mito del "gran complot del Consenso de Washington en contra de los pueblos latinoamericanos". Sale...

§ POLÍTICAS PÚBLICAS
EL DISENSO DE WASHINGTON (y II)

Las diez reformas que componen el Consenso de Washington nunca fueron, en la práctica, aplicadas totalmente en ningún país latinoamericano, y Guatemala no fue la excepción. En la primera de ellas, la disciplina fiscal, nuestro país siempre ha mostrado (excepto en los años de Lucas) un aceptable récord de déficits moderados, aunque con un pobre desempeño en materia de recaudación y de capacidad de pago, lo que denota una debilidad estructural que sigue sin solucionarse, lo que implica que el Consenso de Washington solo se aplicó parcialmente en este campo.
La segunda reforma del Consenso se refiere a la focalización del gasto público en salud, educación e infraestructura; al respecto, el fisco sigue mostrando una alta concentración en gasto corriente, con tremendas limitaciones legales que rigidizan el manejo de los gastos y muy modestos avances en gasto social, lo que implica que el Consenso en este campo nunca se aplicó verdaderamente. La tercera reforma, la tributaria, tampoco sugiere que haya habido gran entusiasmo por aplicar el Consenso de Washington en nuestro país, pues luego de muchas reformas, se ven aún pocos resultados con una base tributaria muy restringida y un sistema de tasas complejo. La cuarta reforma, relativa a tasas de interés libres, fue de las pocas que se adoptó totalmente en la década de los noventas, si bien la reforma prudencial se pospuso algunos años y otras reformas (como la de microfinanzas) están aún pendientes.
Respecto a la quinta reforma sugerida por el Consenso de Washington, lograr un tipo de cambio competitivo, si bien en Guatemala se liberalizó el mercado cambiario, nunca se impulsó explícitamente una política de tipo de cambio competitivo. En cuanto a la liberalización del comercio exterior, la sexta reforma, en nuestro país se redujeron los aranceles prontamente, aunque con lentos avances en materia de tratados de libre comercio en los años noventa, por lo que podría afirmarse que sí se cumplió por el lado de las importaciones, aunque no tan claramente del lado de las exportaciones y del acceso a mercados. La séptima reforma del Consenso promulgaba la apertura a la inversión extranjera directa; en Guatemala se fue más allá al abrir temerariamente la cuenta de capital (antes de aprobar la reforma financiera prudencial) sin que, a fin de cuentas, aumentara la inversión extranjera directa porque hicieron falta incentivos en materia de trámites y de clima de negocios en general.La privatización de empresas estatales, la octava reforma del decálogo, se aplicó plenamente, aunque nuestro estado enano nunca tuvo realmente gran cosa que vender excepto la telefónica y la distribución eléctrica. En cuanto a la desregulación de mercados, la novena reforma, salvo en el sector financiero, no se distendieron las barreras al ingreso a los mercados ni se relajaron las barreras a la salida de los mercados. Finalmente, la reforma que urgía a fortalecer los derechos de propiedad tuvo algunos avances en materia de registro de la propiedad, pero persistió la informalidad y la ausencia de normas y procedimientos para hacer cumplir los derechos de los propietarios y de los acreedores. Pareciera que más que un exceso de Consenso de Washington, hubo en Guatemala (y en la mayor parte de Latinoamérica) una falsa aplicación del mismo.

Opinión del lector


Ramiro Enriquez - Guatemala
En mi caso yo tenia una linea telefónica propia registrada a mi nombre y el gobierno de Arzu se la vendio a Telgua y me quede sin nada.Esto es la privatización de empresas estatales, aqui en Guatemala se aplico plenamente. Vendieron hasta lo que no era de ellos.


ROBERTO LOPEZ PORRAS - Guatemala
EL DECALOGO DEL CONSENSO DE WASHINGTON, sigue teniendo vigencia, aunque hoy esté en contradicción con los llamados países alineados a la linea ideológica del Socialismo Chavista, que ven en dicho Consenso la mano del neoliberalismo, una palabra usada para sustituir al imperialismo que quedó desprestigiado. Debe entenderse que este Decálogo es solo una guia para los países democráticos y no para los países con tendencias dictatoriales que intentan repetir las experiencias fallidas del capitalismo de Estado y la economia regimentada del siglo pasado en Europa, Asia y América. Es sensato hablar de una disciplina fiscal, de la inversion en los ramos de salud, educación y en infra-estructura, de una política tributaria realista, la apertura del sector financiero hacia la liberalización de las tasas de interés, de las tasas de cambio, la apertura del comercio exterior, la inversión extranjera, la liberalizacion de los mercados, el fortalecimiento delñ Estado de derecho y los derechos de propíedad. En el caso de Guatemala, este Decálogo está dentro del marco Constitucional y es un buen programa tentativo de desarrollo, sin embargo, su aplicación depende mucho de la capacidad del Gobierno el orden político, economico, financiero y social para desaarrollarlo y requiere quizá varias décadas de esfuerzo persistente, pero cobra importancia por su potencialidad para alcanzar con realismo y lógica, el desarrollo económico y social de los países que lo usen, dentro de los principios democraticos.

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