domingo, 4 de julio de 2010

INESTABILIDAD EN EL GABINETE

El gabinete de gobierno, y especialmente el Gabinete Económico, han visto salir a algunas de sus principales figuras. Aunque los cambios de ministros deben considerarse como algo normal dentro del periodo de gobierno, no deja de preocupar el hecho que las salidas del Ministro de Finanzas, el de Economía y el de Energía y Minas se haya producido en un lapso tan breve y en un momento en el que la situación fiscal, por un lado, y la minería, por otro, viven momentos de mucha precariedad y gran trascendencia para el futuro del país.

Opinión

Inestabilidad en el gabinete

Esperemos que los recién estrenados ministros gocen del debido respaldo por parte del Presidente.
Mario A. García Lara

Los ministros, se dice, son como fusibles que a veces se queman –y se sustituyen por nuevos fusibles- para permitir que el gobierno continúe funcionando incluso en momentos de alta tensión política. Pero cuando varios fusibles se queman simultáneamente es natural sospechar que algo está fallando en los circuitos del sistema político. Incluso si se acepta la explicación alegórica de que el gabinete es como un equipo de futbol en el que el entrenador realiza diversos cambios para mejorar su desempeño, los seguidores del equipo tienen derecho de preocuparse cuando los sustituidos incluyen a las estrellas del equipo y los cambio se producen en un momento clave del partido.

La renuncia reciente, ocurrida en el lapso de una semana, de los ministros de Economía, de Finanzas Públicas y de Energía y Minas amerita reflexionar sobre el grado de estabilidad que debe tener cualquier gabinete de gobierno. Es evidente que los cambios de ministros son a veces necesarios y convenientes, particularmente si están basados en causas justificadas y orientados a mejorar la efectividad de las acciones gubernamentales. Sin embargo, la estabilidad de los ministros en el cargo puede ser un factor clave para el éxito de las políticas públicas.

Vale la pena hacer hincapié en que los ministros de Estado cumplen funciones esenciales, primero, en la etapa de formulación y diseño de las políticas de gobierno y, después –y más importante-, en la etapa de ejecución de dichas políticas, para cuyo efecto participan también en la interpretación y aplicación de las normas promulgadas por el Poder Ejecutivo, a la vez que dirigen, evalúan y supervisan a los equipos burocráticos que conforman su respectivo Ministerio.

A nivel internacional, algunos centros de estudio sostienen que un ministro de Estado debería permanecer unos tres años en su cargo a fin de asegurar cierta continuidad y coherencia en las políticas de su cartera. En el caso de Guatemala dicho razonamiento tiene, incluso, más sentido si se considera que una de las debilidades sistémicas del país es la ausencia de políticas públicas de mediano y largo plazos: para fomentar dichas políticas, y que los ministros puedan ejecutarlas hasta su culminación, es ciertamente necesaria alguna continuidad de los funcionarios a cargo del gabinete.

Si los ministros no permanecen suficiente tiempo en el cargo, será más difícil que las políticas se orienten al largo plazo y, por ende, habrá más riesgo de continuos cambios de rumbo en las medidas de gobierno. Además, un ministro que dura poco tiempo en su puesto no podrá adquirir las destrezas especiales que la administración pública requiere, lo cual dificultará la implementación eficaz de las políticas.

Los cambios abruptos en el gabinete también pueden crear vacíos de liderazgo que pueden ocasionar, a su vez, la ralentización del aparato burocrático y, en el peor de los casos, agravar la corrupción. Asimismo, dado que la mayoría de ministros de cualquier gobierno no suelen ser funcionarios de carrera, una permanencia demasiado breve en sus cargos les impide desarrollar las aptitudes gerenciales y políticas (incluyendo su trato con el Legislativo) que los ayudarían a desempeñar más eficazmente sus funciones.

Todo lo anterior es particularmente relevante en el caso del Ministro de Finanzas Públicas, por la función central que dicha cartera ha jugado tradicionalmente en Guatemala, debido a la rectoría que tiene en el proceso de diseño y ejecución presupuestaria, lo cual le permite incidir crucialmente sobre la agenda presidencial y ejercer un rol de coordinador de muchas acciones del gabinete de gobierno, pero también lo es en el caso de los otros dos nuevos ministros.

Esperemos que los recién estrenados ministros, aunque estarán presumiblemente poco tiempo en sus cargos, gocen del debido respaldo por parte del Presidente y el resto del gabinete, a fin de que puedan ejercer sus funciones como expertos en su campo, como administradores y como impulsores de las políticas de Estado que el país necesita.

Opinión del lector
ROBERTO LOPEZ PORRAS 29-06-2010 11:39:07 horas
La renuncia de los Ministros de Finanzas, Economia y Energía es una expresión de rebelión y nubla el panorama económico y social del país en torno al cual gira el éxito o fracaso de cualquier administración. En un contexto de post crisis y emergencias, dichas renuncias desestabilizan la débil posición del Gobierno, minan la credibilidad de su liderazgo, descubren las discrepancias con la praxis del Presidente Colom para gobernar y pone en evidencia la falta de unidad en las metas de su equipo.

Antonio Morales 29-06-2010 12:45:50 horas
Fuentes Knight renunció por tres razones. 1) permitió un gasto desordenado, disfrazado de transferencias para Cohesón Social, con la esperanza de que, a cambio, la esposa del Presidente lo apoyara con la reforma tributaria. 2) ni el partido de gobierno ni la oposición ni los aliados en el Congreso tuvieron nunca la intención de aprobar ninguna reforma tributaria, lo que se evidenció con el rompimiento de la alianza GANA-UNE. 3) el agujero fiscal resulutante es gigantesco. Por eso se fue.

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