jueves, 21 de mayo de 2009

El Móvil de Todos los Crímenes

La crisis de gobernabilidad que vive hoy nuestro país es, ciertamente, una crisis de naturaleza política. Considero, sin embargo, que es necesario hacer hincapié en el hecho de que el verdadero origen de la mayoría de crímenes y asesinatos (tanto los que se cometen casi a diario contra pilotos del buses, como los címenes políticos contra Rodrigo Rosemberg o Khalil Musa) tienen como móvil el enriquecimiento ilícito. La corrupción, junto con la pobreza, constituyen el peor cáncer de nuestra sociedad y de nuestro estado. Esta semana quiero llamar la atención sobre la necesidad de fortalecer las instituciones y de retomar los valores morales para combatir este flagelo.

 POLÍTICAS PÚBLICAS

EL MÓVIL DE TODOS LOS CRÍMENES
La terrible situación de violencia e inseguridad que aflige a la sociedad guatemalteca ha cobrado actualidad ante los ojos del mundo a raíz del deplorable asesinato del respetado abogado Rodrigo Rosemberg y de los señalamientos que éste dejó grabados antes de su muerte. La imagen de un país dividido que hoy proyectan los noticieros internacionales puede ser comparable con la de los terribles años oscuros del conflicto armado interno. Empero, entre aquellos hechos y los actuales, existe una diferencia que debe hacernos reflexionar: las acciones de los bandos en pugna de hace treinta años, por más equivocadas ideológica o moralmente que nos parezcan, estaban impulsadas por la creencia en que, a través de ellas, se lograría un mejor país.
Hoy día, en triste contraste, el móvil de los crímenes es infinitamente más crudo y pedestre: es la avaricia y el enriquecimiento ilícito en cualquiera de las múltiples formas que se manifiestan diariamente en nuestra sociedad, sea mediante el asalto a mano armada del ladronzuelo, la extorsión del marero, la coima del policía, la apropiación indebida del tesorero de la oficina pública, la adjudicación fraudulenta de obras y contrataciones del estado, el manejo insensato de fideicomisos, o un largo etcétera. Nada de ideología, nada de ideales, sino llana y vulgar mala fe.
No hay que perderse. El robo en todas sus formas –entre las que destaca la corrupción- es la causa que está detrás de la mayoría de asesinatos que enlutan a Guatemala. En la medida en que se tenga claro que es ése el flagelo (con todas sus dimensiones) contra el cual la sociedad en pleno debe manifestarse y actuar, en esa medida será más fácil resistirse al perverso juego de quienes apuestan por la ingobernabilidad mediante el conflicto entre clases sociales o el rompimiento del orden constitucional.
El combate al robo y a la corrupción tiene, evidentemente, una dimensión institucional que pasa por la urgente necesidad de reestructurar profundamente el sistema de pesos y contrapesos del estado. Este sistema incluye, por supuesto, un poder judicial funcional e independiente, pero también una Contraloría de Cuentas autónoma y eficaz que de verdad vele por el cumplimiento de las normas, así como una administración pública sólida y técnicamente competente. Igual de importante es que los partidos políticos sean institucionalizados con base en plataformas programáticas, de manera que dejen de ser simples vehículos diseñados para que personas inescrupulosas accedan al poder con el propósito exclusivo de enriquecerse con los precarios recursos del estado.
Pero además de mejores instituciones se requiere de mejores actitudes; todos los guatemaltecos debemos compenetrarnos de que la corrupción no es tolerable y que es inmoral apropiarse de los bienes de otro. Los valores centrales de la integridad, el espíritu de servicio y la responsabilidad en la administración del dinero ajeno deben ser el norte que guíe a los empleados y funcionarios públicos, sean o no electos. Esos valores no pueden ser sustituidos o impuestos por leyes o reglamentos, sino que deben ser enseñados y aprendidos en el hogar y en la escuela. Mientras la mezcla entre avaricia y laxitud en la aplicación de las normas sea socialmente tolerada, el resultado seguirá siendo tan desastroso como ahora.

OPINIÓN DEL LECTOR
Jorge Mario Ruiz Girón -
Mientras neciamente se siga sosteniendo que lo que conviene hacer es, por ejemplo: cambiar el sistema, establecer mejores instituciones, exigir mejores actitudes etc., sin, primeramente, percatarnos que la falta de temor a Dios, es la causa única y poderosa de nuestra infeliz vida, NADA ni NADIE podrá cambiar nuestra situación. Busquémoslo y lo hallaremos. Tiene que ser personal y sin la contaminación religiosa. AMÉN.

Blanca Morales - Guatemala
Estoy muy de acuerdo con usted señor, pero que debemos hacer los guatemaltecos, si uno denuncia le dan agua, si deja de denunciar es malo, nuestra sociedad esta completamente corrupta, ya no existen la moral, el respeto, la educacion, la honradez, la dignidad, mucho menos la honestidad, pero esto vien del seno de la familia, si se tiene buen ejemplo los hijos no sales tan perversos, los gobiernos han tenido la culpa, no ha dado educacion porque al mismo gobierno como a los poderosos les interesa que el pueblo no se instruya, hay que tenerlo en la ignorancia para asi explotarlo, que lastima que estemos como estamos, pero en su escrito esta una cruda realidad

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