lunes, 25 de julio de 2016

La USAC Debe Rendir Cuentas

La Universidad de San Carlos es una entidad estatal. Autónoma, sí, pero estatal; es decir, propiedad de todos los guatemaltecos que financiamos su sostenimiento. A pesar de ello, es una de las entidades más opacas del Estado, pues no rinde cuentas a nadie ni tiene mecanismos adecuados de control de sus multimillonarios gastos. Cambiar esto no requiere de gran ciencia, solo de voluntad y buena fe.

La Universidad de San Carlos -USAC- tiene vigente un presupuesto de Q1,894.8 millones para el presente año. En los cinco años previos, la USAC se ha gastado más de Q6.6 millardos que el gobierno le ha asignado por concepto de aporte constitucional. Encima de eso, sus autoridades ahora están solicitando (y cabildeando intensamente) para que el Congreso les apruebe un endeudamiento con el BCIE (que va a incrementar la deuda pública) por más de Q900 millones para usarlos en construcción de edificios y compra de equipo.

Estos montos millonarios no serían tan llamativos de no ser porque la USAC incurre persistentemente en un grave pecado: no rinde cuenta de sus actuaciones a quien la sostiene financieramente, que no es otro que el pueblo de Guatemala. En efecto, desde el más acomodado empresario hasta el más humilde campesino contribuyen con sus impuestos al sostenimiento de la universidad estatal, independientemente de si se benefician o no de los servicios que esta presta.

En una práctica que raya en lo escandaloso, la USAC no está conectada con las plataformas de Guatenóminas o de Guatecompras, ni con los sistemas de Contabilidad Integrada -Sicoin-, de Administración Financiera -SIAF- o de auditoría gubernamental -SAG- del Ministerio de Finanzas Públicas. Bien hacen los diputados de la Comisión de Finanzas en exigirle a las autoridades sancarlistas que se integren a dichos sistemas, aunque estas digan que no tienen la obligación legal de hacerlo, porque sí tienen una obligación moral con la ciudadanía que financia esa casa de estudios.

Bien haría la USAC en seguir el buen ejemplo de la Universidad Nacional Autónoma de México -UNAM-, en cuyo modelo de autonomía se inspiró la de aquella. El Portal de Transparencia de la UNAM, de acuerdo con la normativa de la UNAM y la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, proporciona acceso a 48 aspectos relacionados con las actividades de la universidad, tales como su estructura organizacional; el número de plazas y las remuneraciones de sus empleados; la información financiera sobre su presupuesto; los informes de auditorías internas y externa; los datos sobre sus proveedores y contratistas; las estadísticas y evaluaciones sobre su producción académica; y, las actas de su Junta de Gobierno y de su Consejo Superior; entre otros (http://www.transparencia.unam.mx/).

En contraste, nada de esto publica la USAC. La Universidad de San Carlos en su sitio de internet no tiene disponible ningún apartado sobre transparencia de información, como lo ordena la Ley de Acceso a la Información Pública; tampoco proporciona información sobre sus ingresos y egresos, sus estados financieros o auditorías realizadas (si es que las realiza); ni siquiera proporciona información mínima sobre el número de estudiantes y profesionales titulados, la cantidad de personal académico que labora en dicha casa de estudios, el gasto efectuado por alumno ni las publicaciones o investigaciones efectuadas durante el año.

La USAC, además, resulta más onerosa para los contribuyentes que su homóloga mexicana. Mientras que la UNAM se financia con un aporte estatal equivalente al 0.19% del PIB de México, la USAC lo hace con un 0.28% del PIB guatemalteco. Es de justicia, pues, que la USAC emprenda, cuanto antes, un programa profundo de transparencia y rendición de cuentas. En esta nueva era de intolerancia a la corrupción, los guatemaltecos nos merecemos saber en qué, cómo y con qué resultados se gasta la USAC los dineros que aportamos para su sostenimiento.

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