viernes, 20 de febrero de 2009

El año del buey

Esta semana me puse astrológico. Me pareció una interesante casualidad que este año, el de la recesión económica mundial, sea también el año del buey según la cultura china. Esto debe significar que hay que trabajar más duro que antes, y hacerle ganas. De eso se trató mi columna del martes pasado.

§ POLÍTICAS PÚBLICAS

EL AÑO DEL BUEY
Algunos economistas tienen características comunes con ciertos astrólogos; me refiero a aquellos que creen que su área de conocimiento es una ciencia exacta y que, con base en ella, pueden vaticinar el futuro utilizando, eso sí, un lenguaje suficientemente ambiguo que les permita, suceda lo que suceda, asegurar que acertaron en su predicción. Otros economistas, tal vez más honestos, se allanan a la realidad aceptando que, en una situación tan turbulenta como la que vive hoy la economía mundial, cualquier pronóstico económico hecho por un economista es tan válido como una predicción astrológica.
De cualquier forma, no deja de ser una curiosa casualidad que este 2009 corresponda, según el horóscopo chino, al año del Buey, que para los chinos representa buenos augurios pues el Buey simboliza el trabajo, la fortaleza, la perseverancia, la decencia, la resistencia y la determinación. Afortunadamente para la economía, estas son precisamente las virtudes que la actual crisis demanda de empresarios, trabajadores y gobernantes por igual. Estos tiempos requieren de un empresariado dispuesto a competir y a modernizar sus formas de organización y de gobierno corporativo. Requieren también de trabajadores que defiendan sus empleos con base en sus méritos laborales. Y requieren, cómo no, de buenas políticas públicas.
Para empezar, hay que preservar y fortalecer los aspectos positivos que hoy tenemos: una deuda externa manejable (lo que implica un déficit fiscal moderado), un adecuado nivel de reservas monetarias internacionales, un sistema financiero en consolidación y con leyes modernas, y una política monetaria y cambiaria con márgenes de flexibilidad. Estas fortalezas no las teníamos durante la crisis mundial de 1982, y por ello (y por nuestros propios errores) sufrimos esa vez una grave contracción. Esta vez, si se mantienen esas políticas, podría tenerse éxito en la aplicación de otras medidas de corto plazo tendientes a restaurar el crecimiento, preservar la estabilidad y recuperar la confianza.
Además de lo anterior, y con la constancia y determinación del Buey chino, la crisis debe aprovecharse para hacer las reformas de largo plazo que están empiezan a aplicarse en otros países en respuesta a las lecciones de la crisis y que se relacionan con formas más eficientes de regular los mercados, así como con nuevos enfoques para mejorar la rendición de cuentas y el comportamiento ético de las instituciones públicas y de las empresas privadas. Todo ello sin descuidar el rol fundamental que para la recuperación debe jugar la competencia basada en reglas claras, evitando caer en la tentación de regresar al proteccionismo y a la autarquía comercial que tanto daño ocasionaron en el pasado.Y cuando, a pesar de los esfuerzos, las cosas no parezcan progresar, no hay que olvidar que el Buey, de acuerdo con el horóscopo chino, simboliza no solo la perseverancia, sino también la sabia resignación: cuenta la leyenda que cuando el Buey iba a ser el primer animal en llegar a Buda, atendiendo a su convocatoria, la astuta Rata –que viajó de polizón sobre el lomo del Buey- saltó a la meta para convertirse en el primer animal del horóscopo. El Buey aceptó resignado ser el segundo… y continuó trabajando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTARIOS DE LOS LECTORES:

ENERGÍA ELÉCTRICA: SE ACABARON LAS VACAS GORDAS

URGEN MEDIDAS PARA EVITAR UN DÉFICIT DE SUMINISTRO   Durante años, el sistema eléctrico nacional tuvo un superávit de oferta; es decir, su c...