lunes, 10 de abril de 2023

El Valor Económico de la Semana Santa

 Con motivo del décimo aniversario de publicación del estudio El Valor Económico de la Semana Santa en La Antigua, escribí esta columna en elPeriódico, el Lunes Santo de 2023


DESPUÉS DE DIEZ AÑOS, LAS CONCLUSIONES DEL ESTUDIO PUBLICADO SIGUEN SIENDO VÁLIDAS

La Semana Santa en Guatemala es la ocasión para una de las manifestaciones de fervor popular más impactantes del mundo. Aunque, en esencia, se trata de un evento religioso, en la práctica se traduce en un fenómeno cultural con un inmenso impacto económico y social, tanto sobre las comunidades donde se desarrolla como sobre los lugares aledaños. La relevancia económica de las celebraciones de Semana Santa radica en la enorme cantidad de espectadores que acuden a observarlas y a ser partícipes de las imponentes procesiones (especialmente en la capital del país y en la Antigua Guatemala), de las coloridas alfombras, de las arraigadas tradiciones y, particularmente en la Antigua, del impresionante escenario urbano.

La medición de su impacto económico permite comprender mejor este fenómeno cultural y extraer conclusiones de utilidad para definir acciones que no solo preserven el patrimonio cultural, sino que también lo potencien como una fuente generadora de bienestar para los guatemaltecos. Precisamente hace diez años, en colaboración con Ana Luz Castillo, Luisa Fernanda González y Julio Solórzano -amplios conocedores del mundo de la cultura - publicamos el libro El Valor Económico de la Semana Santa en la Antigua, en el que calculamos el valor de la producción y el consumo generados por todos los sujetos que intervienen en ella y que tienen efectos sobre los distintos sectores productivos y, por ende, sobre el total de la economía nacional.

Para realizar ese estudio se analizó y encuestó tanto a los participantes que generan (los oferentes de) las expresiones religioso-culturales de la Semana Santa -entre quienes sobresalen, en su orden, las Hermandades, las autoridades locales y los ciudadanos antigüeños-, como a los visitantes que consumen (los demandantes de) dichas expresiones. Los resultados del estudio siguen siendo, diez años después, impresionantes. Y las conclusiones derivadas del mismo, siguen siendo válidas. Entonces, el costo inicial de producir el inmenso espectáculo de la Semana Santa antigüeña (desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección) fue de Q4 millones, mientras que los efectos económicos directos e indirectos, derivados de dicho costo inicial, que fueron generados por la interacción de los millares de visitantes con el resto de agentes económicos que les proveyeron bienes y servicios, ascendió a más de Q670 millones ese año.

El potencial económico y social de la Semana Santa es, evidentemente, inmenso. Y si lo es para la Antigua Guatemala, seguramente lo es -y posiblemente, mucho más- para la ciudad de Guatemala, como también debe serlo, proporcionalmente, para otras comunidades donde esta conmemoración religiosa se manifiesta en expresiones culturales valiosas. Mientras más conciencia se tenga de ese potencial, mejor podrán los involucrados (hermandades, autoridades y ciudadanos) tomar las medidas adecuadas para fortalecer y preservar esta herencia cultural que cimenta su orgullo y sentido de pertenencia comunitaria; ello, a su vez, redundará en una mejor puesta en escena de estas manifestaciones culturales y en asegurar una afluencia sostenible de turismo cultural.



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