LAS PERSPECTIVAS QUIZÁ
NO SEAN TAN OPTIMISTAS COMO LAS PINTA EL FMI
Este año, de acuerdo a las proyecciones del Fondo
Monetario Internacional, la economía de Guatemala podría crecer a un ritmo de 4.5
porciento, recuperándose de la caída de 1.5 porciento que ocasionó la pandemia
el año pasado, que registró la peor recesión en casi 40 años y de cuyas
secuelas el nivel de empleo y de ingreso per cápita no se podrán recuperar tan
rápidamente como, aparentemente, sí hará la producción de bienes y servicios.
Sin embargo, las previsiones del FMI lucen, a primera
vista, extremadamente optimistas. La persistencia de la crisis sanitaria
generada por el Covid-19 ensombrece gravemente las perspectivas de recuperación
a corto plazo; al mismo tiempo, la pandemia amenaza con agravar varias
fragilidades estructurales del país, planteando importantes desafíos a largo
plazo: los sectores de clase media han sido muy afectados en sus ingresos; el
cierre prolongado de las escuelas públicas dañará las perspectivas y calidad
del empleo de miles de futuros adultos; y, el Estado no solo ha mostrado
durante la crisis sus severas limitaciones en la provisión de servicios básicos,
sino que ha incurrido en déficits fiscales que ponen en riesgo la tan preciada
estabilidad macroeconómica. De manera que las perspectivas a corto plazo están
comprometidas ante la incertidumbre creada por la pandemia y las sombrías
esperanzas de vacunación, mientras que las de largo plazo están amenazadas por la
dislocación económica y social generada por una pandemia ya muy prolongada.
Ante este panorama, lo que realmente apremia es que se
acelere el acceso a las vacunas. Sin una vacunación masiva, rápida y efectiva,
será imposible impulsar las perspectivas de crecimiento y salud que con tanto
optimismo prevé el FMI. Esto requiere que se ejecuten cuanto antes los recursos
aprobados desde hace varios meses para la compra y aplicación de las vacunas, y
que se implementen sistemas locales de salud más fuertes, al tiempo que se
redoblan los esfuerzos de contención, profilaxis y tratamiento de la
enfermedad. Eso, en el cortísimo plazo.
Para el mediano y largo plazos se necesita un esfuerzo
triple para desatar el inmenso potencial de nuestra economía: reformas
institucionales audaces para generar un clima empresarial favorable e impulsar
el crecimiento económico; ampliar el acceso a la infraestructura, la educación,
y la salud de alta calidad; y, medidas fiscales para recuperar le
sostenibilidad y revertir muchos años de mediocre crecimiento. Así pues, los
encargados de las políticas públicas deben hacer frente no solo al desafío
inmediato que plantea la crisis sanitaria (que, aparentemente durará aún mucho
tiempo), sino también deben impulsar las políticas clave para fomentar la
inversión y el acceso a los servicios públicos básicos que generen el crecimiento
de largo plazo que el país necesita.
Sin plan efectivo de vacunación, certeza jurídica, rendición de cuentas y refuncionalizacion de la Constitución de la República, especialmente en lo que se refiere al sistema de frenos y contrapesos, para evitar su violación sistemática, no solamente no habrá recuperación económica, sino que en el corto plazo veremos la ausencia y fuga de inversiones y la contracción de la demanda interna.
ResponderEliminarNo podemos continuar con un modelo económico fallido, que se basa en la exportación de la pobreza.