lunes, 18 de mayo de 2020

Etapas y Políticas para la Crisis


Una vez superado el pico de contagios, viene la etapa de reapertura económica; pero hay que planificarla y anunciarla con antelación: improvisar sería imperdonable

Epidemiológicamente, la crisis del covid-19 evoluciona por etapas. Cada etapa debe ir acompañada por grupos -o nodos- de políticas públicas que permitan mitigar los inevitables costos humanos y económicos de esta crisis que, por desgracia, es más compleja que cualquiera en la historia reciente, con shocks simultáneo sobre la salud pública y la economía. Se trata también de una crisis más incierta, de la cual los gobiernos van aprendiendo gradualmente en función de cómo modulan el distanciamiento social (para hacerlo más efectivo) y, a la vez, cómo modulan la reanudación de su actividad económica.

En la etapa inicial (de contención) hay dos nodos básicos de políticas públicas. Uno es el de las medidas enfocadas a aplanar la curva de contagios -y de decesos-, que normalmente se centran en el distanciamiento social (en sus distintos grados de constricción) y el cierre de fronteras. Estas no demandan más recursos financieros que los que requiera la fuerza pública para hacer cumplir las medidas de distanciamiento. El otro nodo es el de la sanidad pública, que debe dirigirse a ampliar la capacidad de atención hospitalaria para evitar su colapso a medida que se dispara el número de contagiados. El Ministerio de Salud Pública cuenta (desde principios de abril) con recursos específicos por más de Q1.1 millardos (cuya ejecución debe acelerar) para preparar el sistema para la segunda etapa.

En la etapa de mitigación (en la que nos encontramos ahora) deben aplicarse políticas que hagan sostenible política, humana y económicamente la contención de la epidemia y viabilicen una eventual salida de la crisis. Dos nodos de políticas son cruciales en esta etapa. Uno es el de las medidas de asistencia humanitaria, esenciales para auxiliar a los ciudadanos más vulnerables y preservar la gobernabilidad. El gobierno ha lanzado varios programas en este nodo, siendo el más importante -por mucho- el de transferencias de efectivo, que cuenta con más de Q6 millardos de presupuesto que apenas se están empezando a ejecutar. El otro nodo es el de las medidas de ayuda para la supervivencia económica de empresas y empleos, en donde destaca, por un lado, el fondo de créditos de capital de trabajo -cuyos Q3 millardos están, hasta ahora, esperando ser concedidos por el Crédito Hipotecario Nacional- y, por otro, el fondo para protección del empleo -cuyos Q2 millardos recién se empiezan a ejecutar-.

Una vez superado el pico de contagios, viene la etapa de reapertura económica en la que debe establecerse con claridad las fases y protocolos a seguir para que los distintos sectores de actividad económica puedan reiniciar operaciones, en función de su impacto económico y de los riesgos epidemiológicos que cada uno de ellos entraña. Finalmente, cuando los nuevos contagios se acerquen a cero, deberá comenzar la etapa de reactivación económica con, al menos, tres nodos de políticas públicas: uno de incentivos para las empresas que mejor se adapten a la nueva normalidad, otro de readecuación del presupuesto estatal para orientarlo hacia la reactivación económica, y otro de ajustes institucionales para mejorar el clima de negocios.

Aunque los nodos de política pública se corresponden con las etapas de la pandemia, en la práctica pueden -y, de hecho, deben- traslaparse con estas. Por ejemplo, en la actual etapa de mitigación, es necesario y urgente que, desde ya, se anuncie el plan de reapertura económica que, por un lado, ayudará a que los programas de apoyo a las empresas y a los empleos cuenten con un horizonte temporal que los haga más efectivos y, por otro, dará a todos los agentes económicos un respiro de certeza para prepararse razonablemente mejor para la etapa de reactivación.

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