lunes, 27 de abril de 2020

Sin Confianza No Se Avanza

La confianza de la ciudadanía en sus gobernantes (en su conocimiento, liderazgo y capacidad) puede ser el factor clave que permita salir con buen pie de esta crisis

Hace algunos días el diario digital El Confidencial publicó una columna de opinión de Ignacio Varela, escrita en el contexto español pero con reflexiones muy pertinentes para la realidad guatemalteca. Planteaba el columnista que la pandemia de covid-19 ha visto cómo países vecinos, con geografía, clima y sistemas socioeconómicos semejantes, mostraban diferencias abismales en el impacto destructivo del coronavirus -tanto en la salud pública como en la economía-. La razón principal es, muy posiblemente, la política: la eficiencia de los gobiernos, la calidad de la vida política y la relación de la sociedad con el Estado son factores cruciales para manejar una crisis como la actual.

El politólogo Francis Fukuyama identifica la confianza de los ciudadanos en su gobierno como el factor clave, ya que ante una crisis grave e inesperada deben hacer una enorme delegación de autoridad en el poder ejecutivo y, para que tal delegación sea efectiva, es imprescindible que la sociedad confíe en la capacidad de sus gobernantes para gestionar la crisis. Varela sostiene que la confianza social en los gobiernos descansa sobre tres pilares. Uno, la experiencia, conocimientos técnicos e imparcialidad de los gobernantes para tomar decisiones para el interés común. Dos, el liderazgo de la máxima autoridad ejecutiva. Y tres, la capacidad para crear consensos amplios, superar fronteras ideológicas o territoriales, y concitar voluntades para la ejecución de las medidas que deban adoptarse.

Si uno de estos tres pilares falla, la crisis se complica… y si fallan dos o tres, se vuelve un desastre, tal como parece haber sido el caso en la España de Sánchez, el Brasil de Bolsonaro, o la Turquía de Erdogan. En Guatemala, hasta ahora, nos ha ido bastante bien, especialmente en cuanto a los dos primeros pilares sobre los que se basa la confianza ciudadana en tiempos de crisis: por un lado, el presidente Giammattei es no solo un político experimentado en la función pública, sino que además tiene un grado académico en medicina; y, por otro lado, ha estado ejerciendo su liderazgo con diligencia y aplomo. Ello le ha ganado la confianza de grandes sectores de la población, incluso de quienes no votaron por él.

La clave para superar la crisis está, sin embargo, en el tercer pilar de la confianza ciudadana. El gobierno ha logrado los consensos mínimos que necesitaba para lograr las ampliaciones presupuestarias (por más de Q20 millardos) que necesita para afrontar la crisis generada por la pandemia; en adición a ese monto, la semana pasada el gobierno logró colocar exitosamente bonos en los mercados internacionales por US$1.2 millardos más.

El desafío es doble. Por el lado del Ejecutivo, la imperiosa necesidad de una ejecución eficaz, pronta y transparente de los recursos, tanto para brindar auxilio humanitario a los sectores sociales más afectados por la crisis, como para oxigenar el aparato productivo con los créditos y alivios para las empresas y los empleos en riesgo. Por el lado del Legislativo, la exigencia de lograr acuerdos políticos para aprobar las leyes y disposiciones que se requerirán no solo durante la etapa de emergencia, sino también para preparar el entorno institucional y regulatorio de la recuperación económica. Superar este desafío, con un sistema político tan fragmentado como el actual, requerirá de una madurez y una visión pocas veces vistas en nuestra historia.

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