lunes, 13 de abril de 2020

El Puente Sobre el Abismo

Ese abismo puede durar tres o cuatro meses, según lo visto en otros países, y lo esencial ahora es construir el puente que nos permita cruzarlo

¿Cuándo termina una pandemia? A lo largo de la historia, las pandemias terminan cuando el agente patógeno (actualmente el virus SARS-CoV-2) que causa la enfermedad (covid-19) se queda sin huéspedes (personas) susceptibles de ser infectados. Y esto sucederá cuando un porcentaje (relativamente pequeño) de aquellos huéspedes haya muerto y un porcentaje suficientemente grande del resto se haya vuelto inmune, de manera que la población habrá desarrollado "inmunidad colectiva".

Este doloroso proceso podrá acortarse cuando exista una vacuna que acelere la inmunización colectiva. Por desgracia, según los expertos, aún falta más de un año para contar con una vacuna contra el covid-19. Mientras tanto, la única política de salud pública a la mano es la de distanciamiento social -en sus distintos grados de rigidez- para reducir la velocidad de los contagios y, así, ganar un tiempo que es crucial para aumentar la capacidad de atención médica (y evitar el colapso del sistema hospitalario), así como para encontrar los tratamientos que coadyuven a una más rápida recuperación de los contagiados… hasta que llegue la ansiada vacuna.

Ese abismo puede durar tres o cuatro meses, según lo visto en otros países, y lo esencial ahora es construir el puente que nos permita cruzarlo. Ello implica una estrategia dual que, simultáneamente, reduzca el número de decesos y minimice el impacto recesivo que el distanciamiento social impone a la economía. No se trata de declarar traidor a la patria a aquél que desea abrir pronto su empresa para evitar la quiebra y poder seguir proveyendo el sustento a las familias de sus empleados. Tampoco se trata de llamar insensato a quien prefiera quedarse en casa para proteger la salud de los suyos. Se trata de construir y cruzar juntos el puente.

Ello conlleva una estrategia de modulación de las medidas de salud pública y de recuperación económica. Las medidas de cuarentena obligatoria ralentizan la propagación del virus, lo cual creará las condiciones para reiniciar gradualmente la producción con el apoyo de medidas económicas. Junto con la reapertura económica, la capacidad del sistema de salud debe expandirse (en camas, médicos, equipo y -crucialmente- exámenes) para, a su vez, permitir un mayor grado de actividad económica, en función de que se modere la tasa de contagios.

Para viabilizar tal estrategia de modulación y gradual apertura económica es necesario que las autoridades segmenten las medidas, diferenciándolas según grupo poblacional (los ancianos y enfermos crónicos deben permanecer aislados), según áreas geográficas (algunos territorios deberán ser puestos en cuarentena estricta) y según sector económico (de manera que aquellas ramas de actividad que tengan mayor impacto económico y menor riesgo de contagio sean las que operen primero, para paulatinamente ir permitiendo la operación de más actividades en función de su impacto económico y de su riesgo de generar contagios). Por ello, la actual etapa de contención debe proseguir, complementada con las medidas económicas (de apoyo a las familias y a las empresas) ya aprobadas. Una vez superada esta etapa, el gobierno deberá reconocer las diferencias entre segmentos poblacionales, territoriales y sectoriales, para así lograr que las personas regresen a trabajar más pronto y salvaguardar tanto sus vidas, como sus medios de vida.

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