Una de las razones (quizá la principal) por las cuales la economía guatemalteca no puede acelerar su mediocre crecimiento económico, es la debilidad de las instituciones del Estado que impiden que exista certeza jurídica y paz social
Es bien sabido que la incertidumbre generada por la
falta de certeza jurídica o la conflictividad social perjudica las decisiones
de consumo e inversión en cualquier economía. La situación actual de Guatemala
parece un caso sacado de un libro de texto para ilustrar tal situación. El
desempeño de las exportaciones, por ejemplo, revela en gran medida la relación
que existe entre certeza jurídica, conflictividad y actividad económica.
En efecto, el valor de las exportaciones guatemaltecas
durante el primer trimestre de 2018 registra una caída de 1.7 por ciento
respecto a las del año anterior; lo que es peor, esa caída refleja una
reducción aún mayor (de más del 8 por ciento) en el volumen exportado, lo cual
indica que la producción real del sector exportador está registrando una
alarmante caída. Todo ello a pesar de que las condiciones de la economía
mundial son robustas y que nuestro principal socio comercial, los Estados
Unidos (a quien le vendemos más del 35 por ciento de nuestras exportaciones), crecía
sólidamente en los primeros meses del año.
Entre los rubros de exportación que peor desempeño
muestran sobresalen, por ejemplo, el de productos asociados a la palma africana
con una reducción de más del 20 por ciento en comparación al año anterior, lo
cual refleja en buena medida los efectos que esta actividad está sufriendo como
producto de invasiones de tierra y de problemas de conflictividad. Caso
similar, aunque más grave, se ve en el rubro de exportación de metales, con una
drástica reducción del 88 por ciento respecto a su valor exportado a estas
alturas del año anterior, afectada por el cierre de actividades de la Minera
San Rafael. Entre ambos rubros (palma africana y metales) se exportaba el año
pasado casi el 10 por ciento del total de las exportaciones del país.
También la falta de certeza jurídica afecta a las
exportaciones realizadas en los regímenes de maquila y de zonas francas, los
cuales registran al primer trimestre caídas superiores al 8 por ciento, en el
caso de las primeras, y al 26 por ciento, las segundas, lo cual es
particularmente preocupante pues entre ambas representan más del 32 por ciento
del total de las exportaciones del país. Cabe recordar que la reforma al marco
regulatorio de la actividad de zonas francas lleva ya muchos meses sin avanzar
en el Congreso de la República.
Existen muchos otros sectores productivos, fuera de la
actividad exportadora, que también se ven afectados por la conflictividad, la
falta de certeza jurídica y la debilidad institucional del Estado, tal el caso
de la actividad generadora de energía o de la construcción de infraestructura.
No es casualidad, entonces, que el Índice de Confianza de la Actividad
Económica que calcula el Banco de Guatemala (de un panel de analistas privados)
reporta un continuo deterioro en el último año pues, en abril pasado, su nivel
se situó en 32 puntos, que resulta inferior en más del 41 por ciento respecto
del registrado en abril de 2017.
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