El transporte de mercancías es de vital importancia
para la economía de cualquier región y, a pesar de que la demanda por este
servicio va en aumento a media que las poblaciones urbanas crecen, las
distintas autoridades no le han prestado la necesaria atención a la
planificación, diseño, operaciones de los camiones y contenedores, así como de
las vías por las que estos deben transitar. Esta falta de regulaciones
adecuadas ocasiona aumentos en la congestión vehicular, costosos retrasos y
genera riesgos a la seguridad física de las personas, tal como lo atestiguan
los trágicos accidentes acontecidos hace pocos días en las afueras de la ciudad
capital. Todo ello reduce la productividad de las áreas urbanas y obstaculiza
su desarrollo económico.
En Guatemala, al igual que muchos países en vías de
desarrollo, el crecimiento poblacional y la tasa de urbanización han avanzado
más rápidamente que la oferta de infraestructura y de servicios de transporte.
Una gran parte de las vías está deteriorada o sin asfaltar; el creciente
tráfico se agrava por la mezcla de diferentes transportes que incluyen desde
carretas haladas por personas hasta vehículos motorizados en mal estado. Los
barrios marginales, parte del paisaje urbano, tienen necesidades y
características de suministro diferentes que otras áreas de la ciudad.
En este escenario resulta esencial establecer medias
que minimicen los problemas de congestión, polución e ineficiencia económica
generados por el transporte pesado en las áreas urbanas. Ls países civilizados
han aplicado con éxito medidas de este tipo, entre las que destacan la
segregación de la circulación de camiones en tres ámbitos: las restricciones
según el tonelaje de los camiones, la creación de vías especiales, y la
limitación de horarios de circulación. Esta última se ha aplicado en la ciudad
de Guatemala para forzar la circulación de camiones en horarios pico y así
reducir la congestión.
Pero las medidas de restricción de horarios deben
complementarse con otras como la prohibición (o al menos el cobro de peajes) de
circular o estacionar en ciertas calles: cualquiera que haya visitado un país
desarrollado habrá podido ver que ni siquiera los camiones medianos –mucho
menos los contenedores- circulan por la ciudad, además de que aplican
restricciones al estacionamiento, así como horarios estrictos para hacer fletes
o repartir productos. Algunas ciudades han empezado a explorar la creación de carriles
exclusivos para camiones, separándolos del resto del tráfico, con el propósito
de reducir el tiempo de viaje, mejorar la confiabilidad y seguridad del
sistema, y reducir las emisiones en el movimiento de bienes en áreas urbanas.
Otras medidas más convencionales, aún ausentes en
Guatemala, tienen que ver con la segregación del transporte según el tonelaje
del vehículo. En las ciudades avanzadas los contenedores se quedan estacionados
en grandes terminales específicas ubicadas en las afueras del área urbana, y la
distribución de mercaderías se hace en camiones de bajo tonelaje. Solo
excepcionalmente se permite a grandes camiones transitar (en horas de la
madrugada) con permisos especiales.
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