lunes, 13 de junio de 2016

Qué Mensajes Dejó el FMI

En el corto plazo: reformar integralmente la SAT y profundizar el combate a la corrupción. En el largo plazo: reforma tributaria, focalización del gasto público y fortalecimiento institucional

El mes pasado visitó el país una misión del Fondo Monetario Internacional –FMI- para la revisión periódica de la economía nacional. Su análisis se enfocó en las políticas que se necesitan para preservar la estabilidad macroeconómica y, simultáneamente, lograr reformas institucionales y apoyar un crecimiento económico más rápido e incluyente. Como es habitual, la misión dejó una serie de apreciaciones y recomendaciones, algunas bastante explícitas, mientras que otras hay que deducirlas o interpretarlas.

La Opinión del FMI sobre la evolución económica de Guatemala en el último año es, en general, positiva. Pese a la crisis política de 2015, el crecimiento de la producción se mantuvo robusto, la inflación y el déficit fiscal estuvieron bajo control; y, aunque la balanza de pagos con el exterior mejoró sustancialmente, el Fondo reconoce que existe un problema de competitividad que, contrario a lo que sostienen algunos analistas locales, no se debe a un tema cambiario o de precios, sino que obedece a ciertas debilidades estructurales: escaso capital humano y físico, así como elevada criminalidad y corrupción.

Por ello, a pesar del desempeño positivo y de unas perspectivas favorables, el resultado en materia de bienestar social ha sido insatisfactorio, aspecto que el FMI atribuye no solo al insuficiente ritmo de crecimiento económico, sino que, particularmente, al bajo nivel de ingresos fiscales y a la ausencia de una estrategia integral y priorizada para enfrentar los desafíos sociales.

En el corto plazo, el FMI recomienda preservar la estabilidad macroeconómica y preparase para enfrentar choques externos que podrían afectarnos, al tiempo de apurar las medidas estructurales, incluyendo aquellas orientadas a mejorar la seguridad, impulsar el capital físico y humano, así como reducir la desnutrición, la pobreza y la desigualdad. Ello requiere de mejorar la cantidad y la calidad de los recursos financieros del Estado. Resulta interesante que el FMI acepte que, debido a que un aumento en la recaudación de impuestos tomará cierto tiempo, en el corto plazo sería tolerable un aumento moderado del en déficit fiscal para movilizar el gasto hacia esos aspectos estructurales.

Aunque no lo dice explícitamente, el Fondo vería aceptable un aumento leve del déficit fiscal en los próximos años hasta niveles equivalentes a un 2% del PIB, que es la cifra que diversos estudios del propio FMI han identificado como un nivel manejable del desequilibrio fiscal. Pero, al mismo tiempo, el Fondo recomienda emprender una reforma profunda de la SAT (para mejorar la recaudación en el corto plazo) y un combate frontal a la corrupción (para mejorar la eficiencia del gasto público).

En el largo plazo, sin embargo, el FMI ve absolutamente necesaria una reforma tributaria que eleve la carga impositiva al equivalente a un 15% del PIB, como una condición indispensable para que el Estado cuente con los recursos necesarios para invertir en los temas estructurales (salud, nutrición, educación, seguridad, justicia e infraestructura) sin los cuales será imposible potenciar el crecimiento y reducir la pobreza. Complementariamente, el Fondo propone mejorar el marco de la política monetaria y del sector financiero, así como fortalecer las instituciones públicas (incluyendo las de control del gasto público) a fin de sustentar la ejecución de las políticas económicas y mejorar la adaptación del sistema económico ante posibles choques internos y externos. El que tenga oídos para oír, que oiga.

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