Las economías de Centroamérica difícilmente
estarán en capacidad de aprovechar el ambiente internacional favorable
Este año el ambiente económico externo luce favorable
para Centroamérica. Pese a las debilidades en Europa y a la desaceleración en
China, el mayor dinamismo del empleo y del comercio en los Estados Unidos
(principal destino de las exportaciones de la Región) y los bajos precios de
los combustibles auguran un entorno positivo para la actividad productiva en
los países centroamericanos. La gran duda es si estos sabrán aprovechar este
viento de cola favorable para navegar hacia un horizonte de mayor crecimiento
económico y bienestar material para sus habitantes.
En efecto, el sólido desempeño de la economía gringa
incidirá positivamente en los flujos de dólares de las exportaciones y de las
remesas familiares hacia el Istmo. Por otra parte, los términos de intercambio
tendrán un giro favorable para nuestros
países, merced a los bajos precios del petróleo y a la caída en los precios de
otros bienes primarios en los mercados internacionales. Esto significa una
mayor capacidad de compra para los centroamericanos, lo cual favorece sus
niveles de consumo y de demanda agregada.
Por su parte, la inflación mundial está bajo control,
lo cual otorga importantes grados de holgura a la política monetaria interna
que puede estar en posibilidad de reducir las tasas de interés como lo hizo el
Banco de Guatemala hace algunos días. Además, aún hay una abundante liquidez
monetaria en el mundo que redunda en tasas de interés bajas para financiar la
actividad productiva.
Sin embargo, diversas falencias podrían impedir que
nuestros países saquen provecho de esos vientos favorables, empezando con que,
a medida en que el dólar estadounidense se está fortaleciendo y las monedas de
otros países (en Latinoamérica, Asia y Europa) se deprecian, las monedas
centroamericanas se están apreciando, lo que significa una pérdida de
competitividad respecto del resto del mundo. Pero eso es sólo un problema
temporal.
Los problemas más graves de nuestras economías son las
rigideces estructurales que se manifiestan de múltiples formas. Así lo refleja,
por ejemplo, el bajo nivel del Índice de Desarrollo Humano (especialmente en
Guatemala, Honduras y Nicaragua) que desnuda la debilidad estructural del
capital humano, lo que se convierte en un obstáculo para competir en el mundo y
nos condena a apostar por líneas de producción basadas en mano de obra barata.
Asimismo, los bajísimos niveles de ahorro doméstico y,
por ende, de inversión (que en El Salvador y Guatemala están por debajo de 15%
del PIB, cuando en varios países de Asia supera el 30%) que le ponen un tope a
nuestra capacidad de producción. Lo que es peor, el clima de negocios no ofrece
un entorno atractivo para nuevas inversiones (locales o foráneas), como lo
demuestran las bajas calificaciones de nuestros países en el Índice de
Competitividad Global y en el Doing Business, y lo confirman nuestros pobres
resultados en el Índice de Percepción de Corrupción (en los casos de Guatemala,
Honduras y Nicaragua). A eso se agregan los problemas de violencia y
criminalidad que claramente perjudican el clima de negocios (especialmente en
el Triángulo Norte).
Y lo peor es que la capacidad de los estados
centroamericanos para enfrentar esta problemática se ve seriamente mermada por
la debilidad de las instituciones gubernamentales y su raquitismo fiscal que se
refleja en un muy elevado endeudamiento (los países centroamericano, excepto
Guatemala, tienen deudas públicas mayores al 40% del PIB) e incapacidad para
invertir en capital físico y humano (especialmente en el caso guatemalteco).
De manera que aunque los vientos de cola de la economía internacional
son favorables, las economías de Centroamérica –todas ellas gobernadas por
élites políticas acomodadas a un esquema cortoplacista de búsqueda de réditos
inmediatos- difícilmente estarán en capacidad de aprovecharlos para emprender
las reformas estructurales necesarias para acelerar su desarrollo económico y
hacerlo sostenible en el tiempo. En el próximo Seminario Centroamericano de
Consultores para el Desarrollo –COPADES-, que tendrá lugar el jueves 19 de
marzo en esta ciudad de Guatemala, podrán analizarse y discutirse a profundidad
estos temas con un grupo de expertos provenientes de cada país de la Región
venga a presentar las perspectivas de sus economías para 2015.
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