viernes, 31 de octubre de 2014

¿Será Aprobado el Presupuesto de 2015?

La aprobación del Congreso para 2015 es necesaria, aunque requiere algunos ajustes

A poco más de un mes de que venza el plazo legal para aprobar el Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado para 2015, en medio de una nueva crisis parlamentaria que amenaza con paralizar la agenda y que incluye un posible antejuicio al presidente de la Comisión Legislativa de Finanzas (que es la obligada a emitir el dictamen sobre el presupuesto, pero que aún no empieza a discutirlo), circulan ya algunas opiniones técnicas sobre dicho proyecto.
La semana anterior, el G40 –grupo de economistas y analistas fiscales- emitió un boletín que presenta varios aspectos que el Congreso debe atender durante el proceso de aprobación  del presupuesto para 2015. El aspecto más importante es la conveniencia de que el Congreso apruebe el referido proyecto pues, de lo contrario, la ejecución del gasto público el próximo año sería aún menos transparente y menos eficiente que en los periodos previos, ya que por segundo año consecutivo el Ejecutivo carecería de un marco que oriente su accionar financiero.
Además, la no aprobación del presupuesto conllevaría un elevado riesgo de ingobernabilidad, no sólo porque el gobierno carecería de la normativa que lo habilite a  cumplir con compromisos ya adquiridos en materia de mejoras salariales a maestros y salubristas, sino que también porque se quedaría sin el monto presupuestado para financiar el proceso electoral de 2015.
Eso sí, el G40 sugiere que dicha aprobación, aunque necesaria, requiere algunos ajustes tomando en cuenta que, así como está planteado el proyecto, se aprecian algunas debilidades que deben atenderse. Una es que el incremento previsto en la deuda pública no se refleja en mejoras en la inversión; ello debido al aumento desmesurado del gasto en funcionamiento que, aunado a la insuficiente recaudación, conlleva un nuevo aumento del déficit fiscal y a importantes reducciones en la inversión física, lo cual podría ser insostenible en el mediano plazo.
El referido aumento de gastos de funcionamiento obedece al continuado incremento de salarios derivado de pactos colectivos –no consultados con las autoridades de finanzas públicas-, en vez de reflejar un aumento de calidad en el gasto social basado en resultados y seguimiento.
El G40 también alerta sobre algunas normas de ejecución contenidas en el proyecto de presupuesto que podrían contradecir a las normas generales contenidas en la Constitución y en la Ley Orgánica del Presupuesto (como, por ejemplo, las que prohíben tajantemente financiar el gasto corriente con deuda pública), lo cual debe corregirse en aras de la eficiencia y transparencia en la ejecución del gasto.
Además de reconocer que existe una rigidez estructural en el presupuesto, se señala la necesidad de auditar los recursos destinados a los Consejos de Desarrollo, a las municipalidades, y a otras entidades autónomas, que suelen ser opacas e ineficientes al gastar e incumplen el mandato Constitucional de coordinar sus políticas con las políticas de Estado.
Como es habitual en sus comunicados sobre la materia, el G40 reitera la necesidad de mejorar los ingresos tributarios, y esta vez hace hincapié en la necesidad de revisar la estructura organizacional y funcional de la Superintendencia de Administración Tributaria, con especial énfasis en la lucha contra la defraudación aduanera y el contrabando.
El argumento en favor de que se apruebe el presupuesto del Estado para 2015 se apuntala con el reconocimiento de que el proyecto presentado está basado en supuestos macroeconómicos sensatos, incorpora principios necesarios en materia de una ejecución por resultados, e incluye la obligatoria dotación de bonos hacia el Banco de Guatemala en reconocimiento al costo de la política monetaria. En la práctica, uno de los desafíos de la ejecución del año entrante será la de mantener esa sensatez, cumplir con el presupuesto por resultados, y respetar sin ambages el apoyo fiscal a al banco central.
La necesaria aprobación del presupuesto, con las modificaciones correspondientes, requiere de un sentido de responsabilidad y de una visión de Estado por parte no sólo de la bancada oficial, sino también por parte de la oposición. Ambos deberán saber negociar y hacer concesiones para que se produzca dicha aprobación, si es que de verdad piensan en el país antes que en sus intereses partidarios.

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