Tres características distinguen a los guatemaltecos de otros grupos nacionales que han migrado hacia los Estados Unidos: son muy dinámicos,
sumamente productivos y extraordinariamente solidarios
Las remesas familiares continúan viniendo a raudales.
De enero a junio del presente año han crecido casi en 10% (hasta alcanzar los
US$ 3.2 millardos) respecto del mismo periodo del año previo. Ya los US$ 5.1
millardos que ingresaron en todo 2013 representaron más del 9.5% del Producto Interno
Bruto –PIB-. Lo más probable es que el flujo de remesas continúe creciendo en
los próximos años, pese a las adversidades que enfrentan los migrantes en el
marco de una poco meditada y desordenada política anti-migratoria del gobierno
estadounidense.
Si bien las remesas sólo son la manifestación más
visible de lo que nuestros compatriotas en el exterior son capaces de ser y
hacer, es escasa la información sistemática y confiable que nos permita
comprender al conglomerado de guatemaltecos en el exterior. Por eso resulta
oportuno y refrescante el “Perfil de la población de origen guatemalteco en
Estados Unidos”, elaborado por Jesús Cervantes y publicado en junio pasado por
el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos y el Banco Interamericano de
Desarrollo.
El referido perfil contiene cifras de encuestas
realizadas en 2012 que proporcionan información valiosa sobre nuestros
connacionales en el Norte. Más del 87% de los guatemaltecos residentes en el
exterior están en los Estados Unidos. Los 859 mil chapines nativos que vivían
en ese país en 2012, junto con los 383 mil guatemalteco-estadounidenses de
primera generación, hacían que la población de origen guatemalteco superara los
1.2 millones, el décimo país con más habitantes en el gigante del Norte. El 46%
de esos guatemaltecos se concentraba en cinco áreas metropolitanas: Los
Ángeles, Nueva York, Distrito de Columbia, Miami y San Francisco.
Las cifras publicadas muestran que los migrantes
guatemaltecos comparten una serie de características particulares, entre las
que pueden resaltarse su enorme dinamismo, su asombrosa productividad y su
impresionante solidaridad.
Entre 1990 y 2012 el número de emigrantes
guatemaltecos aumentó a una tasa de 6.3% anual, más del doble que el
crecimiento poblacional en Guatemala. El ritmo de migración se aceleró entre
2000 y 2007 (con más de 42 mil migrantes anuales), pero se desaceleró luego de
la crisis económica mundial (con cerca de 23 mil anuales). Aún así, el flujo de
guatemaltecos creció en este período a una velocidad superior a la de la mayoría
de los otros principales grupos de inmigrantes a Estados Unidos.
Pero el grupo de migrantes chapines no sólo es muy
dinámico, sino también es muy productivo. Los migrantes guatemaltecos –que se
emplean principalmente en la construcción, las manufacturas y ciertos servicios-
generaron en 2012 ingresos por unos US$15.5 millardos, cifra que equivale al
31% del PIB de Guatemala.
A pesar del bajo nivel de escolaridad del migrante
guatemalteco (sólo el 22% de los guatemaltecos migrantes había estudiado
después de la secundaria, contra un 47% del total de inmigrantes a Estados
Unidos), en promedio cada guatemalteco en Estados Unidos percibió unos US$18
mil anuales, cinco veces más que el ingreso promedio de los que permanecemos en
Guatemala, lo que sugiere que el ambiente económico estadounidense en mucho más
propicio para que los guatemaltecos desarrollen su potencial productivo. Si a
esto agregamos que sólo un 25% de los chapines en Estados Unidos están por
debajo de la línea de la pobreza (contra el 50% en Guatemala), entendemos por
qué el incentivo para migrar –en términos de ingreso y bienestar- es más grande
que los riesgos que entraña la travesía hacia el Norte.
Otra característica de los migrantes guatemaltecos es su solidaridad.
Los hogares de migrantes guatemaltecos incluyen un porcentaje (19%) de
no-familiares mucho más elevado que el de otros grupos de migrantes, lo que es
indicativo de las redes de solidaridad que se suelen generar entre los chapines
en el Norte. Pero, sobre todo, los migrantes guatemaltecos son extraordinariamente
solidarios con sus compatriotas que se quedaron en casa: el 30% de los ingresos
de un migrante promedio son enviados como remesas de vuelta a Guatemala. En
contraste, un inmigrante turco (valga el ejemplo) enviaba a casa menos del 0.5%
de sus ingresos. Dinámicos, productivos y solidarios, eso –y no delincuentes- son
los admirables migrantes guatemaltecos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTARIOS DE LOS LECTORES: