La Reserva Federal (banco central) de los Estados Unidos ha empezado a reducir su política de expansión monetaria, lo cual va a revertir definitivamente la abundancia de liquidez monetaria mundial, con repercusiones para Guatemala. La pregunta relevante ahora no es si acaso subirán
las tasas de interés, sino más bien cuándo comenzarán a hacerlo.
En su más reciente reporte (Perspectivas de la
Economía Mundial, de abril de 2014) el Fondo Monetario Internacional –FMI-
señala que, aunque la recuperación mundial aún es frágil, el crecimiento de la
producción mundial se acelerará en alrededor de 0.6 puntos porcentuales al
pasar de 3.0% en 2013 a 3.6% en 2014. En la medida en que los países
desarrollados dan señales más sostenidas de recuperación, empiezan a retirar
sus políticas de estímulo monetario, lo cual implicará una gradual reducción en
los niveles de liquidez a nivel global que, a su vez, encarecerá el acceso al
financiamiento en los mercados internacionales.
La gradual restricción en las condiciones monetarias y
de liquidez en los mercados financieros mundiales tendrá el efecto adicional de
revertir la dirección de las corrientes financieras, de manera que han empezado
a aparecer presiones a la depreciación de las divisas en los mercados
emergentes, dejando expuestos a los países que sufren de posiciones fiscales
débiles y poco control sobre la inflación. La pregunta relevante no es si acaso
subirán las tasas de interés, sino más bien cuándo comenzarán a hacerlo. En tal
sentido, es de esperar que estas economías enfrenten crecientes dificultades
para financiar sus déficits fiscales en los mercados externos debido a mayores
costos por conceptos de tasas interés y una mayor depreciación de sus monedas.
Consecuentemente, es de crucial importancia que tanto
el sector público como el sector privado guatemaltecos estén preparados para
afrontar estos cambios en las condiciones de liquidez que significarán un encarecimiento
del financiamiento externo y una reversión en la dirección de las corrientes de
capital. En efecto, después de un largo periodo de flujos de capitales
positivos hacia los mercados emergentes y las economías en desarrollo, el
inicio de la reversión en la dirección de estos flujos implicará que economías
como la guatemalteca deberán enfrentarse a condiciones financieras externas más
volátiles y a mayores primas por riesgo, por lo que tendrán que lidiar con una
serie de vulnerabilidades macroeconómicas y apuntalar una economía más sana y
resistente ante los vaivenes externos.
En tal sentido, resulta positivo y muy oportuno que
las autoridades económicas de gobierno y dirigentes del sector empresarial
estén reactivando sus esfuerzos de coordinación para priorizar el seguimiento de
la calificación de riesgo-país. Dicha calificación se refiere a las
evaluaciones periódicas que sobre los principales factores de riesgo, retos y
puntos fuertes de la economía nacional, elaboradas por las Agencias Calificadoras:
Standard & Poor´s, Moody´s y Fitch Rating, las cuales buscan medir la
eventualidad de que el país incumpla sus obligaciones crediticias con algún
acreedor extranjero, por razones fuera de los riesgos usuales que surgen de
cualquier relación financiera.
Las principales fortalezas de nuestra economía, según
dichas calificadoras, son que contamos con una estabilidad macroeconómica
sostenida, un déficit fiscal manejable con un nivel relativamente bajo de
endeudamiento, una reconocida estabilidad monetaria bajo un sistema creíble de
metas de inflación, y un déficit externo (balanza de pagos) moderado (el más
bajo de Centroamérica). El primer desafío para Guatemala ante el nuevo
escenario económico mundial consiste, entonces, en sostener y apuntalar estas fortalezas,
lo cual supone mantener aplicación prudente y disciplinada de las políticas
fiscal y monetaria por parte del Ministerio de Finanzas y del Banco de
Guatemala, respectivamente.
Una vez logrado lo anterior, el desafío pasa a ser el de revertir los
factores que las referidas calificadoras han identificado como los más
riesgosos: la falta de avances en el tratamiento de los factores estructurales
que han contribuido a la disminución relativa de la capacidad económica del
país, la ausencia de mejoras sustanciales en la recaudación de impuestos, el
bajo nivel en los indicadores de desarrollo social, la debilidad de las
instituciones públicas y los niveles de delincuencia asociada al crimen
organizado. Estos son los retos que el nuevo entorno mundial impone para lograr
las reformas estructurales que promuevan la inversión y proporcionen la base
para el crecimiento económico y el desarrollo social del país.
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