viernes, 31 de enero de 2014

Midiendo la Transformación

El BTI evalúa la manera en que los países conducen su transición hacia la democracia y la economía de mercado
La transición pacífica que un país como Guatemala debe hacer hacia la democracia y hacia una economía de mercado presenta una serie de desafíos cuyo progreso es difícil de medir objetivamente, incluso con la miríada de índices que elaboran diversas organizaciones a nivel internacional. Uno de esos índices intenta medir dicha transición: el Índice de Transformación de la Fundación Bertelsmann –BTI, por sus siglas en inglés- intenta medir el avance de los países en su objetivo dual de construir una democracia bajo el imperio de la ley y una economía de mercado socialmente sostenible.
Bertelsmann Stiftung es la mayor fundación privada de Alemania, creada en 1977 por el millonario Reinhard Mohn, dueño de la sexta editorial más grande del mundo, quien dedicó parte de su fortuna a promover la integración europea y explorar formas alternativas de orden social, político y económico en el mundo.
El BTI analiza y evalúa la manera en que los países en desarrollo y en transición (no incluye países industrializados con democracias maduras) conducen su transición social hacia la democracia y la economía de mercado. Con base en una guía codificada se les pide a expertos de cada uno de los 129 países evaluados que midan el grado en que han alcanzado un total de 17 criterios que agrupan 49 temas.
El resultado produce dos índices: el Índice de Situación y el Índice de Gestión. En el índice de 2014, recientemente publicado, Guatemala ocupó el lugar 79 (de 129) en el índice de Situación (con una calificación de 5.15 sobre 10), lo que nos ubica por debajo del promedio de los países evaluados (ver www.bti-project.org/reports/country-reports/lac/gtm/index.nc). En el segundo índice (de Gestión), que se centra en la calidad de la gobernanza, Guatemala ocupó el puesto 69 (4.84 puntos sobre 10), también por debajo del promedio que evalúa la efectividad con la que los tomadores de decisiones orienten los procesos políticos.
El Índice de Situación se subdivide, a su vez, en dos dimensiones analíticas: una evalúa el estado de la transformación política (puesto 75 con 5.20 puntos) y la otra el estado de transformación económica (puesto 77 con 5.11 puntos). En el primer caso, Guatemala obtiene calificaciones mediocres en los cinco criterios que lo integran: 1. Funcionamiento del Estado (mal desempeño en cuanto al monopolio estatal del uso de la fuerza y a la calidad de la administración pública). 2. Participación política (poca efectividad del poder gubernamental e insuficiente desarrollo de las libertades de asociación y expresión). 3. Imperio de la ley (falta de independencia del poder judicial, abusos de poder y corrupción). 4. Instituciones democráticas (debilidad y escaso apoyo de la población). Y 5. Integración política y social (el peor factor calificado, con un sistema de partidos disfuncional, desinterés ciudadano y un tejido social precario).
Por su parte, los siete criterios de transformación económica tienen calificaciones variadas. 1. Nivel de desarrollo socioeconómico (pésimos indicadores de pobreza). 2. Organización del mercado (inexistencia de un marco legal que regule la competencia, aunque buen grado de apertura exterior). 3. Estabilidad de precios (buena calificación, lo mismo que las políticas macroeconómicas). 4. Derechos de propiedad (adecuadamente regulados, pero sector informal está excluido). 5. Sistema de bienestar (faltan redes de protección social e igualdad de oportunidades). 6. Desempeño de la producción (bien calificado por la poca volatilidad del PIB). Y 7. Sostenibilidad económica (inadecuado marco regulatorio del ambiente y escasa calidad del capital humano).
Finalmente, los cinco criterios que integran el índice de Gestión –que miden factores estructurales, tradiciones sociales, conflictividad, eficiencia del Estado y credibilidad internacional- también son calificados con un punteo mediocre.
Independientemente de si se está o no de acuerdo con la metodología empleada, o con la interpretación que la propia fundación hace del índice, el BTI es un indicador que intenta ser riguroso y que se enfoca en dos temas clave (transición a la democracia y a la economía de mercado) para el desarrollo, y nos ilustra cómo desde el exterior evalúan nuestras debilidades y nuestro potencial como miembros de la comunidad internacional.

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