viernes, 28 de junio de 2013

Percepciones de Inflación

Las estadísticas oficiales de inflación no revelan ninguna señal de alzas desmedidas en el nivel general de precios. Pero las declaraciones de la Vicepresidenta sí pueden exacerbar las expectativas.
Resultaron sorprendentes los anuncios difundidos la semana pasada por la radio que, en voz de la Vicepresidente de la República, advertían que las alzas de precios de la canasta básica iban a ser frontalmente combatidas por el gobierno. Fueron sorprendentes porque las estadísticas oficiales de la inflación, vistas desde cualquier ángulo, no revelan ninguna señal de alzas desmedidas en el nivel general de precios.
En efecto, la inflación acumulada en los primeros cinco meses del año, según los datos más recientes publicados por el INE, fue de 2.2%, es decir que es más baja que las inflaciones registradas en 2010 y 2011, y ligeramente más alta que la del año pasado, pero hay que tomar en cuenta que 2012 fue un año inusual de bajos precios en los productos primarios a nivel mundial que repercutieron en una baja inflación doméstica.
Conviene recordar a qué nos referimos cuando hablamos de inflación: se trata del aumento sostenido y generalizado del nivel de precios. Cuando se ven aumentos focalizados y temporales en algunos pocos productos, por muy acelerados que sean dichos aumentos, no podemos decir que haya inflación porque el alza no es sostenida ni generalizada. Quizá el gobierno esté preocupado por la elevación de los precios que se han producido en algunos artículos como la carne, el pollo o los huevos; y tiene razón de estarlo. Pero tales alzas no configuran una situación inflacionaria pues, según los mismos datos del INE, al mismo tiempo se ha producido una sensible moderación en otros componentes de la canasta básica, como los gastos en educación, recreación o vestuario, entre otros.
O tal vez preocupan al gobierno las encuestas que muestran que “el alto costo de la vida” es la segunda preocupación de los guatemaltecos, sólo detrás de la inseguridad pública. Al respecto, vale la pena tomar en consideración que “el alto costo de la vida” siempre ha aparecido –durante décadas- como uno de los problemas de los qué más se quejan los guatemaltecos en las encuestas, sin importar que los datos indiquen o no que hay inflación. Ello puede deberse a que los elevados niveles de pobreza (bajos ingresos, pues) prevalecientes en el país inducen a los encuestados a culpar a los “altos precios” por la imposibilidad que enfrentan de adquirir suficientes bienes para satisfacer sus necesidades debido a sus bajos ingresos.
También conviene recordar que, en materia de inflación, es al Banco de Guatemala a quien, por naturaleza institucional y por mandato legal, corresponde mantener la estabilidad en el nivel general de precios. Desde 2002, con la aprobación de su nueva Ley Orgánica, el banco central ha estado avanzando en la adopción de un régimen de metas explícitas de inflación para conducir la política monetaria a su cargo. Dicho esquema de política monetaria ha sido adoptado por un número creciente de bancos centrales alrededor del mundo y, según diversos estudios, ha producido resultados positivos en términos de desempeño económico, especialmente en países en vías de desarrollo como Guatemala.
Para que la aplicación del esquema de metas explícitas de inflación por parte del Banco de Guatemala sea exitosa, es necesario que sus decisiones (respecto de subir o bajar la tasa de interés de corto plazo) sean creíbles en el mercado y, además, que las expectativas de inflación por parte de la población se mantengan bajo control. Los recientes anuncios radiales del gobierno no contribuyen a tales fines pues, por una parte, crean confusión respecto de quién es el principal responsable de mantener la estabilidad de precios (el banco central, no el gobierno) y, por otra, crean un clima de temor a un alza generalizada de precios que, en la realidad, no se está produciendo.

Existen mejores formas en que el Ejecutivo puede contribuir para que los precios no suban. En el caso de que las alzas de precios estén focalizadas en ciertos productos (como parece ser el caso actual), se pueden adoptar medidas de comercio exterior que permitan un mayor flujo de productos importados a precios más bajos. Y si se tratase de expectativas exacerbadas, no hay mejor medida que pueda adoptar cualquier gobierno que la de mantener las cuentas fiscales bajo control, evitando incurrir en déficits insostenibles que, inevitablemente, ocasionan inestabilidad macroeconómica.

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