viernes, 5 de octubre de 2012

La Solidez del Sistema Financiero


Se requerían modificaciones al marco legal que, hasta ahora, habían estado estancadas

Durante los últimos años, el sistema bancario se ha mantenido relativamente sólido y en proceso de gradual fortalecimiento, apuntalado por un récord de prácticas crediticias prudentes e indicadores de solvencia en proceso de mejora. Sin embargo, en opinión de diversas calificadoras de riesgo, aún muestra cierta vulnerabilidad ante factores clave como el mediocre crecimiento de la economía nacional, la fragilidad de la economía internacional y un eventual deterioro de los términos de intercambio.
Por el lado positivo, la estabilidad exhibida por las tasas de interés y el renovado ritmo del crédito bancario en meses recientes son factores que ayudan a mitigar dichos riesgos. Las calificadoras evalúan nuestro sistema financiero de acuerdo con una serie de indicadores de su desempeño: el patrimonio, la calidad de los activos, la eficiencia microeconómica, las utilidades, la liquidez y el estatus de mercado. La mayoría de esos indicadores están en niveles aceptables, y eso lo reconocen las calificadoras y analistas internacionales.
Sin embargo, tal como lo expresa uno de ellos (The Economist Intelligence Unit), “los indicadores de solidez financiera son razonables, pero el escaso progreso en la mejora de la supervisión sigue siendo una debilidad” para el sistema bancario nacional. Ello subraya la conveniencia de consolidar y fortalecer la regulación y supervisión financiera en función de los riesgos cambiantes del entorno interno y externo, para ponerlas más en línea con los estándares que establecen a nivel internacional entidades como la OCDE.
Lo anterior requeriría modificaciones al marco legal que, hasta ahora, habían estado estancadas. Sin embargo, el 28 de agosto el Congreso aprobó una reforma a la Ley de Bancos y Grupos Financieros que fortalece las regulaciones, limita la participación de bancos fuera de plaza (offshore) y norma la asistencia financiera para entidades bancarias en riesgo. La mayoría de las reformas aprobadas se orienta a fortalecer la llamada “red de protección financiera” para casos de insolvencia y cierre de una institución bancaria, pero también se incluyeron algunas regulaciones de carácter más general.
Las reformas del primer establecen límites más estrictos para otorgar créditos a los accionistas de los grupos financieros, incluyendo a las empresas que forman parte de tales grupos; limitan la distribución de dividendos en casos de entidades que necesiten reforzar su patrimonio; limitan los operaciones de las offshore y endurecen las sanciones contra las mismas; e incrementan el monto que el banco central puede aportar como préstamo de última instancia. Sobresalen las disposiciones relativas a fortalecer el Fondo para la Protección del Ahorro –FOPA-, habiéndose incrementado la cuota mensual que los bancos deben aportar para su sostenimiento.
Entre el segundo tipo de reformas (las generales) sobresale la normativa que obliga a los bancos a contar con una calificación emitida por una calificadora de riesgo reconocida, la cual deberá ser evaluada y registrada en la Superintendencia de Bancos. Esta calificación deberá ser pública y servirá de parámetro para determinar el aporte que cada banco debe hacer al FOPA. Además, se establecen nuevos límites de concentración de inversión.
Todas estas reformas pueden tener importantes implicaciones y contribuirán a mejorar la percepción que las calificadoras tienen sobre el marco regulatorio del sistema bancario. Aunque el aumento en la cuota de contribución al FOPA genera un aumento de costos que los bancos podrían trasladar al usuario mediante aumentos en las tasas de interés, ello solamente ocurriría parcialmente en la medida en que la competencia por atraer clientes obligará a las instituciones a absorber parte del referido costo. Finalmente, la disposición que obliga a los bancos a contratar y hacer pública una calificación de riesgo puede tener importantes implicaciones en las percepciones del público sobre la calidad de las instituciones financieras, y generar a partir de dichas precepciones movimientos de activos y pasivos conducentes a una mayor consolidación del sistema bancario.
El nuevo Superintendente de Bancos, Ramón Tobar, tendrá a su cargo vigilar la evolución de estas implicaciones. Le deseamos suerte en el desempeño de tan importante responsabilidad.

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