sábado, 28 de abril de 2012


GUERNICA: 75 AÑOS
Hace 75 años la Legión Cóndor de la fuerza aérea Nazi arrasó la ciudad de Guernica –a 20km de Bilbao-, en lo que fue el primer bombardeo aéreo de la historia contra un objetivo civil. Francisco Franco, el líder de los golpistas que iniciaron la Guerra Civil española, quería un castigo ejemplar para la resistencia vasca y permitió a la aviación de Hitler hacer pruebas sobre la ciudad desprotegida, como parte de su “cruzada” contra comunistas, masones, separatistas, ateos y otros variados enemigos en la que el fin justificaba los medios.
El general nazi Erich Ludernoff sostenía que en la guerra moderna nadie era inmune al fuego: los civiles debía ser considerados y tratados como combatientes, de manera que el terror infligido a Guernica fue parte de una estrategia militar. La ciudad era históricamente simbólica para el pueblo vasco, por lo que los bombardeos debían enviar un claro mensaje del poderío militar de los golpistas (nacionalistas) a los gobiernistas (republicanos).
El 26 de abril era día de mercado; el centro de Guernica estaba repleto. Las primeras bombas cayeron a las 4:30 de la tarde sobre la plaza principal. Aparte de los objetivos militares (que incluían el puente de acceso a la ciudad), los golpistas decidieron bombardear repetidamente los sitios de reunión de la población civil. Murieron 1,654 civiles y otros 889 quedaron heridos. El mundo se horrorizó mientras Franco negaba que el ataque hubiera ocurrido y le achacaba la destrucción de Guernica a los propios vascos.
El bombardeo tuvo muchas y graves consecuencias. El terror fue efectivo: le metió miedo a los líderes de las democracias occidentales que abandonaron a su suerte al gobierno legítimo de la República y otorgaron concesiones a Hitler que, años después, lamentarían en carne propia. El gobierno republicano, al verse solo, se precipitó a los brazos de Stalin, con lo que el conflicto civil español degeneró en una guerra de extremistas.
Los enemigos de la joven República española no eran solamente los nacionalistas de Franco. El régimen fue minado desde adentro por algunos izquierdistas que luego se proclamarían sus defensores: una fallida revolución anarquista contra el gobierno republicano de centro-derecha ya había ocasionado un grave daño a la gobernabilidad en 1934; el gobierno del izquierdista Frente Popular, que ganó las siguientes elecciones, nunca pudo controlar a sus militantes extremistas. El “terror rojo” de los extremistas republicanos mató unas 40 mil personas, en tanto que el “terror blanco” de los franquistas cobró unas 200 mil víctimas (durante e inmediatamente después de la guerra). La Guerra Civil la perdió España misma.
El dictador Franco mantuvo a España aislada de los aires de progreso y democracia que se respiraban al norte de los Pirineos. Sólo tras su muerte en 1975 el país inició un ejemplar proceso de transición hacia la democracia, la integración con Europa y el desarrollo económico. La mayoría de españoles en este período prefirió concentrarse en fortalecer la democracia y el progreso, antes que en saldar viejas cuentas o exhumar el pasado. Esta actitud fue aprovechada por la reinstaurada monarquía para subirse al barco de la democracia y la modernidad.
Durante la transición, el rey Juan Carlos se mostró equilibrado, defensor de la democracia y sus instituciones, pragmático y progresista. Su esposa, la reina Sofía, fundó un museo de arte moderno que albergaría (vaya ironía) la obra maestra del arte republicano de denuncia contra el terror fascista: el Guernica de Pablo Picasso. La imponente pintura en blanco y negro, terminada en 1937, estuvo errante por el mundo (Londres, Boston, Chicago, Nueva York) hasta que regresó a España en 1981, donde se exhibió protegida tras un cristal blindado que fue removido en 1995.
Sólo el tiempo dirá si las recientes actuaciones del rey Juan Carlos (con sus errores y mea culpas públicos) serán suficientes para preservar su imagen o su lugar en la historia, antes de que ésta, implacable, retorne eventualmente las cosas hacia el camino construido sobre los ideales liberales de la República: un sistema de pesos y contrapesos que permite mantener a raya los abusos de los gobernantes, incluyendo lujosos viajes de cacería al África en compañía de bellas damas de la refinada nobleza.

2 comentarios:

  1. Excelente, son pocos lodvque pueden escrbir con esta claridad historica y humana

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  2. Excelente, son pocos lodvque pueden escrbir con esta claridad historica y humana

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COMENTARIOS DE LOS LECTORES:

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