domingo, 19 de febrero de 2012

Credibilidad de la Política Monetaria

La política monetaria que ejecuta el Banco de Guatemala -Banguat- está en un proceso de modernización que lleva ya algunos años y, aunque en general marcha en el sentido adecuado, aún es susceptible de mejoras, pero solamente a partir de su independencia técnica y administrativa podrá el Banguat profundizar tales mejoras. Lo anterior implica que, desde adentro, el Banguat debe privilegiar el fortalecimiento de su capital humanos y evitar a toda costa que sus decisiones se perciban como "alineadas" a intereses políticos o sectoriales; y, desde afuera, que las autoridades políticas respeten la autonomía del banco central, no sólo porque la misma está consagrada en la Constitución, sino porque (¡ojalá!) la institución se la gane con sus actuaciones técnicas e imparciales.
§ POLÍTICAS PÚBLICAS
CREDIBILIDAD DE LA POLÍTICA MONETARIA
La Política Monetaria, Cambiaria y Crediticia para 2012 aprobada hace pocas semanas por la Junta Monetaria no presenta cambios sustanciales respecto de la que se aplicó en 2011 (salvo algunos ajustes operativos que buscan afianzar el esquema de metas de inflación) lo cual es, en términos generales, algo positivo pues no sólo refleja una sana continuidad en esta política pública sino que evidencia la fortaleza institucional la banca central. Precisamente, la perseverancia en las políticas públicas (con visión de largo plazo) y la fortaleza de sus instituciones están entre los factores que más le hacen falta aparato gubernamental guatemalteco.
Por ello debe valorarse positivamente que el Banco de Guatemala –Banguat- haya sido condecorado hace unos días con el premio “Clemente Marroquín Rojas”, otorgado por primera vez por la Vicepresidencia de la República para distinguir “a las personas individuales y jurídicas que destacan por su lucha a favor de la transparencia y la honorabilidad”. Independientemente de que las autoridades salientes del Ejecutivo gozaran o no de la credibilidad necesaria para otorgar dicho galardón, resulta meritorio que se reconozca la fortaleza institucional el banco central.
Ese reconocimiento, a su vez, debe convertirse en un acicate para que el Banguat no se duerma en sus laureles y se esfuerce por consolidar sus estructuras técnicas y de gobierno corporativo, a fin de apuntalar su prestigio a nivel nacional e internacional. Para ello sus autoridades deben preservar la autonomía que la Constitución le confiere al banco central (lo que implica no involucrarse en temas político-partidistas), y sus cuerpos técnicos deben buscar siempre la excelencia y la objetividad.
Solo a partir de su independencia técnica y administrativa podrá el Banguat profundizar las mejoras en la política monetaria y concentrar sus esfuerzos en los temas relevantes que ameritan ser debatidos y resueltos por la Junta Monetaria en los próximos meses. Por ejemplo, dado que su objetivo fundamental es la estabilidad de precios, es menester atender todas las dimensiones de dicha estabilidad: así como es importante reducir la inflación, también lo es que ésta sea predecible (poco fluctuante en el tiempo). ¿Es bueno reducir la inflación de 6.5% anual a 4.5% en un año, aunque vuelva a subir al año subsiguiente? ¿O es mejor mantenerla constante (predecible, aunque un poco más alta) durante varios años?
También amerita análisis y debate el hecho de que la meta de inflación se haya incumplido en la mayoría de años. Se ha fallado por alguna razón, la cual podría ser persistente, por lo que habría que preguntarse si al establecer las metas se ha pecado de exceso de optimismo: si la meta se incumple sistemáticamente se corre el riesgo de minar la credibilidad de la política monetaria, lo cual reduce la efectividad de los instrumentos que utiliza el Banguat y dificulta más el logro de la meta. ¿Debería buscarse una meta de inflación más realista, aunque más elevada (de 6% anual, digamos)? ¿O debería buscarse un ajuste más rápido a una tasa comparable a la de otros países más avanzados (de, digamos, 3% anual)?
El debate técnico también debería evaluar si es mejor una meta de inflación general –que incluya todos los productos del Índice de Precios al Consumidor (IPC)- o si es mejor darle seguimiento a la inflación subyacente –que excluye los bienes cuyos precios son más erráticos (como los combustibles y los alimentos)-. Asimismo, debe evaluar si, además de los precios incluidos en el IPC, deberían considerarse los de los bienes raíces o de activos financieros, a fin de vigilar posibles burbujas especulativas que amenacen con engendrar crisis financieras. Es válido preocuparse por la estabilidad financiera tanto como por la estabilidad de precios, pero como son dos objetivos distintos ¿será suficiente el instrumental con que cuenta el Banguat para perseguir ambos simultáneamente? ¿O  necesita un arsenal más amplio que incluya una estrecha coordinación con la Superintendencia de Bancos y con los organismos internacionales?
Este debate, por muy técnico y árido que sea, sólo puede tenerse si el banco central está libre de influencias, presiones y discusiones políticas o sectoriales, lo que recalca una vez más la importancia de preservar su autonomía.

1 comentario:

  1. Como siempre, excelente Mario, creo que deben aparecer muchos conocedores en este momento para fortalecer estos criterios, será tarde y doloroso después. Afuera y dentro del Banco Central debe privilegiarse la autonomía, como principal herramienta de gestión, las otras, ya vendrán o seguirán, si la primera prevalece. Yo solo insistiría en una que ya se da en buena medida y siempre le dará fuerza y vigencia a la autonomía y es LA TRANSPARENCIA, dirigida con criterios para cada grupo de entendimiento, para que no genere más problemas que beneficios, pero creo que en ese tema, es mejor un poco más que menos. La transparencia, además de ser parte esencial de la gestión de cualquier entidad autónoma, auto provoca en las políticas y acciones, una orientación lo más cerca posible al bienestar general, convirtiéndose a la vez, en la última y más eficiente linea de evaluación y control de la gestión.

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