jueves, 20 de agosto de 2009

Nerviosismo Cambiario

Por alguna razón que no he logrado identificar (quizá de índole cultural o idiosicrática) los guatemaltecos --particularmente los de clase media urbana- le confieren una gran importancia y un enorme poder (que no tiene) al tipo de cambio como variable indicativa del desempeño de la economía nacional. En abril del año pasado eran los exportadores quienes se quejaban de la reducción del tipo de cambio y exigían la intervención del gobierno. Ahora son los comerciantes quienes se asustan del alza de esta variable y exigen al gobierno que la detenga. Ambos sectores, tradicionalmente (y al menos ante la opinión pública) no son precisamente de los que más simpatizan con las intervenciones gubernamentales, pero cuando se trata del tipo de cambio no dudan en acudir al Estado. Los agentes económicos guatemaltecos muestran aún (pese a varios años de vivir en un régimen de tipo de cambio flexible) una gran inmadurez para adaptarse a las variaciones cambiarias. A esto se refieren dos columnas que presento a continuación; la primera, la más reciente, se refiere al último episodio alcista; la segunda, publicada en abril de 2008, al episodio de apreciación de esa época. Las conclusiones son similares...
§ POLÍTICAS PÚBLICAS

NERVIOSISMO CAMBIARIO
Después de meses de estabilidad, el tipo de cambio del quetzal (por dólar estadounidense) sufrió un alza súbita en semanas recientes. Como era predecible, esta depreciación ha vuelto ha vuelto a evidenciar cierta inmadurez de los agentes económicos guatemaltecos de cara a las variaciones cambiarias. El tipo de cambio se cotizó a Q8.26 por dólar, lo que significó una depreciación de alrededor del 10% respecto a su nivel de hace un año. Semejante depreciación es un asunto de lo más común en países tales como Brasil, Chile, Colombia, Inglaterra o México que, al igual que Guatemala, tienen un régimen de tipo de cambio flexible, y en donde tales movimientos cambiarios apenas si generan alguna nota secundaria en la sección económica de los diarios.
En nuestro país, en contraste, las variaciones del tipo de cambio, por más moderadas que sean, son aún motivo de titulares de prensa, de debates académicos e, incluso, de emotivos campos pagados donde los comerciantes organizados solicitan al gobierno que impida que el mercado se exprese y que ponga precio tope al valor de la moneda. Este nerviosismo cambiario puede deberse, quizá, a los largos años (entre 1926 y 1986) en los que el quetzal valía lo mismo que el dólar, lo que dejó en el imaginario colectivo a la moneda nacional como una mercancía de precio fijo o hasta como un símbolo de la virilidad nacional, pese a los esfuerzos de la banca central por modernizar el sistema cambiario del país con la adopción de un régimen cada vez más flexible.
Si bien es cierto que el aumento reciente del tipo de cambio fue mucho más veloz de lo que acostumbra el adormecido mercado guatemalteco, y que siempre es bueno evitar fluctuaciones muy bruscas en esta variable para evitar que los agentes económicos adopten decisiones precipitadas, también lo es que, en las actuales circunstancias de desaceleración económica y luego de varios años de estabilidad y hasta de apreciación del quetzal, su moderada devaluación puede darle un pequeño respiro a importantes sectores productivos.
Resulta comprensible que el alza del tipo de cambio incomode a los importadores (pues sube el costo de sus compras) y a los guatemaltecos que viajan al exterior (pues se les encarece su paseo), pero su incomodidad forma parte del alivio para la alicaída economía nacional: los comerciantes se verán más incentivados a adquirir productos nacionales y los viajeros a hacer turismo interno. Los exportadores, por su parte, sentirán un alivio ante la caída que han sufrido las ventas al exterior, pues el tipo de cambio más alto les compensará parcialmente esta caída y les permitirá posicionarse mejor en los mercados externos.El tipo de cambio flexible es parte integral del régimen monetario de metas de inflación que, con una economía anémica, requiere que el banco central reduzca las tasas de interés, lo que a su vez provoca una caída en la demanda de quetzales y, con ello, una depreciación cambiaria. Los efectos de estímulo a la economía derivados de la depreciación pueden complementar a la política monetaria y fiscal anticíclica en un momento en que los bancos están renuentes a activar el crédito. Aunque un tipo de cambio más elevado puede tener consecuencias inflacionarias, en este momento las mismas se ven contrarrestadas por la caída de precios de varios productos a nivel internacional, de manera que parece un buen momento para que el quetzal se deprecie.

Opinión del lector

ROBERTO LOPEZ PORRAS - U.S.A.
LOS JUEGOS CAMBIARIOS. Si yo soy un rentista que deriva ingresos en dólares, la devaluación del quetzal me favorece, si soy un comerciante importador, la devaluación encarecerá los productos que importo con lo cual se reduciran mis ventas y mi capacidad para mantenerme en el mercado, si soy un productor de azucar, la devaluación del quetzal me afectará parcialmente por la importación de fertilizantes, equipos de fumigación, que serán más caros en quetzales y ello afectará mi decisión de invertir ya que las nuevas maquinarias, tecnologia etc. que importe seran más caras, pero, si soy un exportador la devaluación del quetzal me favorecerá y estimulará mi competitividad y mis exportaciones. El juego de variables macreconómicas incluye la tasa de cambio y el ideal es tener una moneda estable, sin embargo, en la medida en que la economía esté inserta en el mercado internacional, a través de las corrientes comerciales de dos vias, las corrientes turísticas receptivas, las remesas familiares, las inversiones, los préstmos de fuentes externas, etc. los cambios en la tasa de cambio afectarán positiva o negativamente todo el aparato productivo y tambien las decisiones empresariales yu del Gobierno. En épocas de crísis hay que adaptar la Política Económica del Gobierno y dentro de ella la política fiscal,la política crediticia, la política de cambios y por el lado privado tambien se requiere adoptar políticas acordes al entorno público e internacional. La economia es un proceso dinámico, de decisiones diarias, de políticas creativas y de adaptación, ello nos enseña a navegar en el opceano de la economia mundial y por ello tanto el Gobierno como las empresas no pueden prescindir del análisis de las condiciones macro-económicas, sectoriales, internas y externas para adoptar las mejores decisiones. Las políticas de intervención periódica del Banco de Guatemala, en el mercado cambiario, permiten estabilizar o reducir la volatilidad de la Tasa de cambio, sin embargo, ello tiene un límite macroeconómico. El Fondo Monetario Internacional próximamente repartirá Derechos Especiales de Giro a los países hasta un monto global de 283 mil millones de DEG(Canasta de Monedas)conforme a un Plan anticíclico aprobado por la Reunión del gupo de los ocho,G8 con el objeto de reforzar las reservas internacionales, especialmente de los países en desarrollo, ello permitirá resistir los efectos de la crísis en la Balanza de Pagos y en la economía.

§ POLÍTICAS PÚBLICAS (publicado el 22 de abril de 2008)
EL TIPO DE CAMBIO, EN PERSPECTIVA

El jueves pasado, un diario matutino publicó en primera plana el alarmante titular “Dólar Cae en Picada”, que refería a la noticia de una reducción “importante” que el tipo de cambio de quetzales por dólar había registrado el día anterior. El titular me lució algo exagerado no sólo porque, objetivamente, no existía (al menos hasta el pasado viernes) ninguna caída “en picada”, sino porque la coyuntura económica del país (ya no digamos la política y social) ofrecía ese día al menos otras tres noticias más merecedoras de una primera plana. En descargo del matutino, reconozcamos que en Guatemala, a pesar de tener un régimen de tipo de cambio flexible, el mercado está muy poco acostumbrado a fluctuaciones que en cualquier país con similar régimen cambiario serían consideradas perfectamente normales. Por ello una reducción en nuestro tipo de cambio, por modesta que sea, es una anormalidad generadora de titulares de prensa que, en otros países, a penas serían una noticia de relleno en la sección económica.
Para poner en perspectiva la caída del dólar, que es un fenómeno mundial desde hace varios meses, la apreciación del quetzal ha sido de 1.3% en los últimos doce meses (0.85% del 1 al 17 de abril). Esta apreciación respecto del dólar dista mucho de ser significativa si se le compara, por ejemplo, con la del real brasileño, que se ha apreciado 18.6% en un año (4.9% en abril); la del peso mexicano, que lo ha hecho en 4.6% en un año (1.7% en abril); o, la del dólar canadiense, que se depreció 10.6% en al último año (1.7% en abril). En estos países, como en todos aquellos que manejan tipos de cambio flexibles, las fluctuaciones cambiarias no sólo son mucho más frecuentes sino que mucho más pronunciadas que las que estamos viendo ahora en Guatemala. En esos mercados los agentes económicos están habituados a este tipo de variaciones y han aprendido a diversificar las monedas en sus operaciones financieras y a realizar las coberturas cambiarias que les permitan minimizar los riesgos de pérdidas por las fluctuaciones cambiarias.Lo extraordinario es el enorme monto de dólares que el Banco de Guatemala ha comprado al haberse activado, con la caída del precio del dólar, la regla de participación en el mercado cambiario que obliga al banco central a comprar dólares cuando la fluctuación del tipo de cambio (una vez éste baja de Q7.6 por dólar) es mayor a 0.1% de un día para otro. La compra de dólares que el Banco se ha visto obligado a realizar en los últimos días es indicativa de que la referida regla, aunque tiene sus bondades en cuanto a dar normas claras respecto de la intervención de la autoridad en el mercado para moderar la volatilidad, resulta demasiado restrictiva y debería flexibilizarse. Con ello, el Banguat no sólo evitaría emitir la gran cantidad de quetzales que debe pagar cada vez que compra dólares, sino que propiciaría una reducción de costos de los bienes importados (ambos factores reducirían las presiones inflacionarias) y, quizá más importante, contribuiría a que el mercado vaya adquiriendo la cultura de operar en un sistema en el que el tipo de cambio fluctúa a diario sin generar nerviosismos (y titulares de prensa) injustificados.

2 comentarios:

  1. Cordial saludo Lic. Garcia, aprovecho el medio para felicitarlo y motivarlo para que continue con sus interesantes opiniones. Al mismo tiempo quiero contarle que actualmente discutimos en el curso de microeconomia en la universidad (Mariano Galvez, San José Pinula) su opinion que trata sobre el impacto que esta generando la depreciacion del Q frente al $, por lo que quisiera consultarle si ademas de los paises que en ella mensiona (Brasil, Chile, Mexico entre otros) existen paises que no tengan un tipo de cambio flexible, y de ser asi; si pudiera apoyarme con algunos nombres de estos paises.

    Entiendo que debe ser una persona con una agenda muy cargada, pero me gustaria mucho poder utilizarlo como fuente en una proxima exposicion del tema.

    De entemano; agradezco la atencion prestada y nuevamente le exhorto a continuar aportando cada dia lo mejor, a este pais que tanto necesita de profesionales como usted

    Bendiciones;

    Alex Rodríguez
    Estudiante 4 ciclo UMG San José Pinula

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  2. Con mucho gusto, y a manera de ejemplo, le menciono algunos países que utilizan un régimen de tipo de cambio fijo o que están dolarizados (que en términos de manejo de la política macroeconómica son casos similares): El Salvador, Panamá y Ecuador están dolarizados; Trinidad y Tobago tiene su dólar a la par con el dólar estadounidense, y países como Gabón, Costa de Marfil y Mali están “pegados” (tipo de cambio a una tasa fija) respecto al Euro.

    Además del tipo de cambio flexible y del tipo de cambio fijo, hay regímenes que se llaman “manejados” o de flotación administrada, donde el banco central permite o provoca que el tipo de cambio se modifique conforme a una trayectoria previamente establecida o conforme a la conveniencia del momento; entre los países que tienen este sistema puedo mencionarle a Costa Rica (aunque intentando flexibilizar cada vez más su sistema), Honduras, y la República Popular China, entre otros.

    Espero que esta información le sea de utilidad.

    Mario A. García Lara

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