lunes, 8 de mayo de 2023

RUTAS PARA EL DESARROLLO

CONVIENE APRENDER DE LOS QUE SABEN Y NO PRETENDER INVENTAR EL AGUA AZUCARADA

La clave del desarrollo económico de Guatemala pasa por revertir los bajos indicadores de productividad y los altos indicadores de pobreza (ambos, caras de la misma medalla). Los planes de gobierno de quienes aspiran a ganar las próximas elecciones deberían tener alguna claridad al respecto. Aunque al nacional-populismo (tan de moda en estos tiempos) le disgustan la ciencia y las estadísticas, un consejo razonable para los candidatos es que vean qué aconsejan los expertos y cuál es la experiencia de los países que han logrado desarrollarse. Un buen comienzo, por ejemplo, es que consulten el libro "El desarrollo como libertad”, de Amartya Sen -premio Nobel de economía-.

Para Guatemala el libro ofrece información valiosa para diseñar políticas públicas para reducir la pobreza y mejorar la provisión de servicios públicos esenciales. Aquí, algunas lecciones clave: (1) Centrarse en ampliar las capacidades de las personas para llevar vidas dignas significa brindar oportunidades para adquirir educación, atención médica y otros servicios esenciales, que les permitan participar plenamente en la sociedad y perseguir sus objetivos. (2) Invertir en capital humano ayuda a mejorar las capacidades de las personas, mejorar la productividad y promover el progreso social; ello implica priorizar la asignación de recursos públicos (y combatir la corrupción en el gasto gubernamental) para construir instituciones educativas sólidas y sistemas de salud accesibles.

(3) La generación de un entorno que brinde oportunidades sociales y económicas puede lograrse mediante políticas económicas incluyentes, la promoción del espíritu empresarial, la creación de oportunidades laborales y la reducción de las desigualdades sociales. Las redes de protección social, como la seguridad social o los programas de asistencia social específicos, también pueden apoyar a las poblaciones vulnerables. (4) El fortalecimiento de la institucionalidad y la gobernabilidad, mediante la creación de instituciones responsables y transparentes, mejorar la administración pública y combatir la corrupción, ayuda a garantizar la asignación eficiente de los recursos, la prestación eficaz de servicios y el estado de derecho.

(5) Priorizar el desarrollo de infraestructura es una base fundamental para el crecimiento económico, mejorar el acceso a los servicios básicos, facilitar el comercio y la conectividad y atraer inversiones. (6) Mejorar el acceso a la justicia es esencial para proteger los derechos de los ciudadanos y fomentar la cohesión social; esto requiere la construcción de un marco legal eficaz, con jueces independientes, que permita abordar las barreras legales que obstaculizan la capacidad de los ciudadanos para ejercer sus derechos y participar en la sociedad. Y, (7) enfatizar la participación de los individuos y las comunidades en la formulación de políticas que los afectan requiere de una limpieza y restructuración del Sistema de Consejos de Desarrollo para involucrar activamente a los ciudadanos, las organizaciones de la sociedad civil y las comunidades locales en los procesos de toma de decisiones.

Para seguir las rutas que nos conduzcan al desarrollo económico y social no es necesario inventar el agua azucarada; basta con seguir el consejo de los que saben y la experiencia de los países exitosos.

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