lunes, 5 de octubre de 2020

El Déficit de la USAC

 NO ES FINANCIERO, ES DE TRANSPARENCIA

 Desde hace meses, las autoridades de la USAC se quejan de tener un déficit financiero que les impide ampliar su infraestructura y equipamiento y, por ello, justifican su insistente petición de que se modifique el destino de un crédito multimillonario en el que incurrió el Estado para beneficiar a esa casa de estudios. Junto con esas quejas surge el infaltable -y, en gran medida, estéril- debate entre quienes, en un extremo, ponen en duda la necesidad de que exista una universidad estatal y, en el otro extremo, quienes la defienden al punto de exculpar sus muchas debilidades. Quizá sería más productivo si, partiendo del hecho de que la existencia de la USAC está respaldada en un mandato constitucional, hiciéramos un esfuerzo por evaluar objetivamente la eficiencia de esa universidad y los beneficios que ella reporta a la ciudadanía que la sostiene con sus impuestos.

 Una forma práctica y sencilla de hacer tal evaluación sería comparar a la USAC con alguna otra universidad de naturaleza similar como podría ser, por ejemplo, la UNAM. Para ello, basta ver la información que ambas universidades publican en sus sitios web. El aporte anual que el Estado le da a la USAC (alrededor de Q2 mil millones anuales) representa un 0.35% del PIB guatemalteco, mientras que el aporte del gobierno mexicano a la UNAM representa un 0.19% del PIB de ese país, lo que indica que a los mexicanos les sale más barata la UNAM que a los guatemaltecos la USAC.

 En 2019 la USAC tenía 178,450 estudiantes de licenciatura y 8,470 de postgrado, mientras que la UNAM reportaba 217,800 de licenciatura y 30,630 de posgrado en 2020. De la UNAM se graduaron 22,800 estudiantes en 2019, mientras que de la USAC lo hicieron 15,200 en 2017 (no hay datos más recientes publicados). Hasta aquí no parece haber diferencias sustanciales, relativamente hablando, excepto que la cantidad y calidad de la información pública disponible es mucho mayor en el caso de la UNAM. Por ejemplo, los docentes y técnicos de la UNAM publicaron más de 11,700 trabajos académicos el año pasado, mientras que la USAC no reporta ningún dato al respecto (no es que no hayan producido trabajos académicos, sino que no los reportan al público).

 Para una entidad autónoma, que se sostiene financieramente con los impuestos que pagan todos los ciudadanos (incluyendo los más pobres) es esencial rendir cuentas con absoluta transparencia. Es precisamente en esa transparencia y rendición de cuentas en donde la USAC muestra grandes diferencias cuando se le compara con la UNAM. Es cierto que existen algunas similitudes: ambas casas de estudio publican su estructura orgánica; su presupuesto anual de ingresos y gastos; sus plazas de trabajo y sus respectivas remuneraciones; sus manuales de normas y procedimientos; y, sus procesos de compras y contrataciones.

 Pero las diferencias son muchas y sustanciales. La UNAM, además de publicar abundante información de sus actividades académicas, culturales y editoriales, hace pública otra información estratégica: sus metas, objetivos y resultados alcanzados; el gasto por alumno y unidad académica; las actas de sus consejos y comités; las declaraciones patrimoniales de sus altos funcionarios; el listado de su personal académico y el de sus jubilados y pensionados; el padrón de proveedores y contratistas; su estado de ingresos y gastos; los informes de auditorías internas; y, el informe de auditoría externa independiente. La USAC no publica absolutamente nada de esto. El día que lo haga, quizá, se habrá ganado el derecho de pedirle al pueblo que se endeude para pagarle sus gastos sin cuestionar su opacidad y su ineficiencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTARIOS DE LOS LECTORES:

ENERGÍA ELÉCTRICA: SE ACABARON LAS VACAS GORDAS

URGEN MEDIDAS PARA EVITAR UN DÉFICIT DE SUMINISTRO   Durante años, el sistema eléctrico nacional tuvo un superávit de oferta; es decir, su c...