El final del año y del
periodo de gobierno parece un buen momento para reflexionar y planificar tanto
las estrategias empresariales como las políticas públicas para el 2020. Para el
efecto, en conjunto con unos colegas economistas ensayamos un análisis FODA (es
decir, de las fortalezas, las oportunidades, las debilidades y las amenazas) de
la economía nacional, utilizando como base los reportes más recientes de las
tres calificadoras de riesgo-país (Fitch Ratings, Moody’s y Standard &
Poors’s) y de los cuatro organismos internacionales (Fondo Monetario
Internacional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo) que le dan un seguimiento continuo a las
condiciones económicas y de inversión en nuestro país.
Como resultado de ese
ejercicio, hoy les presentamos el resumen de las fortalezas que se destacan en
los reportes referidos y que, en nuestra opinión, son las cinco más importantes
que presenta la economía guatemalteca. (1) La estabilidad macroeconómica que se
manifiesta en niveles bajos y estables de déficit fiscal (menores al
equivalente a un 2% del PIB), una inflación moderada y sin volatilidad, y un
crecimiento de la producción que, aunque reconocidamente lento, ha sido
continuado y resiliente ante los altibajos de la economía mundial. Esa
estabilidad, aunque no es un factor suficiente para generar un buen clima de negocios y de
inversión, sí es un factor necesario para que este exista.
(2) Unos niveles
relativamente bajos de deuda pública (de alrededor de un 25% del PIB, muy lejos
del 40% considerado como nivel crítico) que reducen las probabilidades de una
crisis fiscal. (3) Una posición externa sólida, con superávit en balanza de
pagos (gracias a los sólidos ingresos por remesas familiares) y abundantes existencias
de reservas monetarias internacionales, lo cual minimiza las probabilidades de
una crisis cambiaria o de pagos con el exterior. (4) Una política económica
prudente en la que tradicionalmente se aplican políticas fiscales y monetarias
ortodoxas, que se apuntalan con la existencia de un banco central independiente,
todo lo cual inocula certeza a los agentes económicos para sus decisiones de
negocios.
Y, (5) una tradición de
varios años de elecciones libres y periódicas que, pese a las debilidades
manifiestas del sistema electoral –falta de representatividad, obstáculos a la
participación y debilidad institucional de la autoridad electoral-, ha
permitido la alternancia democrática y pacífica en el poder, lo cual contribuye
a reducir el riesgo político que los expertos le asignan al país. Una tarea de
las nuevas autoridades de gobierno será mantener y consolidar estas cinco
fortalezas.
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