martes, 15 de marzo de 2016

La Devaluación que No Llega

Sabemos dos cosas. La primera es que el quetzal se va a depreciar (devaluar) en algún momento, porque el país tiene un déficit externo estructural y porque las tasas de interés en el exterior van a aumentar La segunda es que ese momento no va a ocurrir en el corto plazo.

Las fluctuaciones del tipo de cambio (quetzales por dólar) suelen ser un tema favorito de las secciones económicas en la noticias y son siempre un tema de discusión, y hasta de polémica, en función de los intereses de los distintos grupos (importadores, exportadores, consumidores, tecnócratas o políticos) involucrados.

Recientemente se levantó la idea de que el gobierno debería propiciar una depreciación de la moneda como una manera fomentar la actividad exportadora, largamente afectada por la caída de los precios en los mercados internacionales. Después de todo, países como México, Perú o Colombia, con sistemas cambiarios similares al nuestro, han registrado en meses recientes depreciaciones fuertes y aceleradas en sus monedas.

Pero resulta que los factores que han generado esas depreciaciones no están ni cerca de ocurrir en Guatemala. No hay que olvidar que el tipo de cambio es simplemente el precio de una moneda con relación a otra y, como cualquier precio, está determinado por la oferta y la demanda: a mayor abundancia de dólares, menor será el precio (tipo de cambio) de la moneda nacional, y viceversa. Mientras que en los países mencionados ha habido una escasez de dólares en los últimos años, en nuestro país ha habido una gran abundancia.

Tal abundancia de dólares en Guatemala se da por diversos factores. Si bien el precio medio de las exportaciones tuvo una caída, el de las importaciones se ha reducido aún más, lo cual provocó en que la balanza comercial del país se redujera el año pasado en más de US$500 millones, lo que implica una menor demanda de divisas para pagar al exterior. A esto se suma un extraordinario flujo de remesas familiares que en 2015 superó los US$6 mil millones. Además continuaron ingresando al país capitales financieros en forma de préstamos (al gobierno y al sector privado) y de inversión directa.

Esa plétora de divisas provocó que el Banco de Guatemala, para evitar una apreciación desordenada del quetzal, comprara a los bancos más de US$375 millones el año anterior, incrementando así sus Reservas Monetarias Internacionales hasta alcanzar casi US$8 millardos, cantidad que hace que los agentes económicos sientan que una devaluación es poco probable en el corto plazo y actúen en consecuencia.

Ciertamente la depreciación del quetzal va a ocurrir en algún momento, cuando los precios internacionales se estabilicen y vuelvan a provocar un incremento en el déficit comercial del país, y cuando el previsible incremento en las tasas de interés externas provoquen que los capitales financieros dejen de acudir hacia el país. Pero eso no va a ocurrir pronto, pues los factores de abundancia de dólares van a persistir este año. De momento, quienes anhelan una depreciación del quetzal deberán armarse de paciencia.

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