Ambos países aplican políticas responsables
para aprovechar los ingresos extraordinarios que están recibiendo. El "Triángulo Sur" --que también incluye a Costa Rica- avanza a una velocidad muy superior a la del deprimido "Triángulo Norte".
Hace años era normal que la selección mayor de futbol
le ganara la mayoría de las veces a la de Panamá, y que goleara siempre a la de
Nicaragua. Hoy ya no es así. Panamá nos ha ganado siempre que nos hemos
enfrentado en años recientes, y Nicaragua ya empezó a superarnos. Estas dos
naciones beisboleras algo bueno deben estar haciendo, y no sólo en el futbol.
El en ámbito económico lo de Panamá es poco menos que
espectacular. Su ritmo de crecimiento parece el de un tigre asiático, pues ha aumentado
en más de 21% entre 2010 y 2012 (tres veces más que Guatemala, que lo hizo en
7% acumulado en esos dos años). La economía panameña atrae además un flujo de
capitales externos, incluyendo abundante inversión productiva directa, que le
permiten financiar cómodamente su déficit comercial externo, equivalente al 16%
del PIB en 2012 (similar al 15% de Guatemala que, en contraste, se cubre en
gran parte con remesas familiares). La inflación, por su parte, no supera el 5%
-algo elevada para una economía dolarizada, cuando la inflación guatemalteca
fue de sólo 3.5%-, y los ingresos fiscales de más de 18% del PIB le permiten
tolerar un déficit fiscal de 3.8% del PIB en 2012 (el déficit fiscal de
Guatemala de 2.5% del PIB es menor, pero menos sostenible debido a la baja
carga tributaria de menos de 11% del PIB).
El éxito económico
y social de Panamá (que ha sabido convertir su pujanza en mejoras en el bienestar
de la población) se debe a que cuenta con la enorme “mina de oro” que es el
Canal de Panamá, pero también se debe (y esto es lo que hay que recalcar) a la
notable eficiencia y gran responsabilidad con que han gestionado ese activo.
Los gobiernos han respetado y fortalecido la autonomía de quien administra el
Canal (a Autoridad del Canal de Panamá); además, han establecido leyes de
responsabilidad fiscal para preservar la disciplina macroeconómica; han
mantenido un clima de negocios favorable a la inversión extranjera y al
desarrollo de los servicios financieros, y han invertido juiciosamente en salud
y educación públicas.
Claro que no todo es miel sobre hojuelas. El potencial
de crecimiento de Panamá está limitado por la escasez de mano de obra
calificada y las presiones inflacionarias apuntan a un sobrecalentamiento de la
economía; además, las tendencias autoritarias en el sistema político y la
incipiencia de las instituciones democráticas ponen algún freno a las
decisiones de inversión privada. Pero por encima de esas dificultades debe
reconocerse cuán bien han manejado los panameños su mina de oro, demostrando que
no sólo es importante para un país contar con un motor potente de desarrollo,
sino que también lo es manejarlo con sabiduría. Como caso contrario, por
ejemplo, podemos mencionar a Venezuela con su petróleo, que ha usado
desordenadamente sus recursos, ha politizado y casi destruido sus instituciones
(como PDVSA) y ha dilapidado sus ingresos regalándolos a otros “países aliados”.
Nicaragua es uno de esos países. Al igual que Panamá,
los nicaragüenses también han administrado criteriosamente su “mina de oro”,
que no es un canal interoceánico, sino los abundantes subsidios del gobierno
bolivariano. Daniel Ortega está aplicando lo que Arturo Cruz del INCAE ha
bautizado como “Populismo Responsable”, que combina el uso populista de los
recursos extrapresupuestarios donados por Venezuela, con un manejo
macroeconómico ortodoxo que sigue al pie de la letra las recetas dictadas por
el FMI, todo ello en medio de un clima de excelentes relaciones con el sector
empresarial e inversionista. La muerte de Hugo Chávez no tendría por qué
cambiar esta situación en el corto plazo: Nicaragua ha aumentado su producción
en 10% en los últimos dos años y, aunque el déficit externo es elevado, la
inflación está bajo control y el déficit fiscal es muy bajo (incluso contabilizando
el apoyo venezolano).
En el seminario sobre las economías centroamericanas que Consultores
para el Desarrollo –COPADES- que se realizó hace unas semanas en un hotel capitalino se
vió, entre otros temas, que dicho desempeño se mantendrá en 2013. Se vio también que el "Triángulo Sur" --que, además de Nicaragua y Panamá, incluye a Costa Rica- avanza a una velocidad muy superior a la del deprimido "Triángulo Norte" --Guatemala, El Salvador y Honduras-, y que con o
sin “minas de oro” como las de Panamá o Nicaragua, vale la pena rescatar la
importancia que para el buen desempeño económico tiene un clima favorable a la
inversión, un manejo macroeconómico responsable y el respeto a las
instituciones.
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