martes, 13 de diciembre de 2011

Efecto Desplazamiento a la Vista

La velocidad meteórica a la cual se está endeudando el gobierno guatemalteco no podía quedar impune. Poco a poco, los excedentes de liquidez de los cuales bebía el sediento aparato estatal se están agotando... y las tasas de interés están comenzando a repuntar. Parece ser una tendencia que va para largo.

§ POLÍTICAS PÚBLICAS
EFECTO DESPLAZAMIENTO A LA VISTA

El ritmo de endeudamiento del gobierno ha requerido de grandes montos de financiamiento que empiezan a desviar recursos productivos
Ya lo dijo Lafontaine: “a menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo”. La política fiscal expansiva que el gobierno actual adoptó en 2009, en medio de la gran crisis económica mundial, se basaba en dos supuestos que la justificaban o, al menos, la hacían tolerable. El primero era que se trataba de una medida anticílica de carácter temporal. El segundo, que el gasto público adicional iba a llenar el vacío que dejaba la reducción de la actividad económica de las empresas.
La idea central era evitar, mediante el apoyo del gasto fiscal, que la producción nacional se contrajera. Al principio, los dos supuestos se cumplieron y la política fiscal expansiva moderó los efectos negativos de la crisis. Lo malo es que, con el tiempo, ambos supuestos fueron violados. El déficit fiscal superó en 2009, después de muchos años de prudencia, el equivalente al 3% del Producto Interno Bruto –PIB-, y luego se suponía que debía reducirse gradualmente. Eso no sucedió y el déficit ha permanecido en esos niveles elevados. Al empezar a recuperarse la actividad productiva del sector privado, el gasto público excesivo ya no llena un vacío, sino que desplaza al gasto privado.
El destino, entonces, nos alcanza: el ritmo de endeudamiento del gobierno ha requerido de grandes montos de financiamiento doméstico que empiezan a desviar recursos que deberían emplearse para conceder créditos productivos y ello comienza a presionar al alza las tasas de interés.
Durante 2010 la oferta de dinero –o medios de pago, que son los pasivos  del sistema bancario, es decir, los depósitos del público- creció a una tasa anual de 11.3%, en tanto que el crédito bancario al sector privado lo hizo en 5.7%; esto significaba que había suficiente liquidez excedente en el sistema bancario (más depósitos que préstamos) para financiar la emisión de deuda pública en el mercado interno, la cual ascendió ese año a Q6.2 millardos. Para 2011 este escenario cambió: mientras que el crédito bancario se reactivó (a octubre registraba un ritmo de crecimiento de 13.1% interanual), la oferta de dinero se desaceleró (a octubre crecía 10.9% interanual), lo cual implica que ahora existe una menor disponibilidad de liquidez para financiar el déficit fiscal. Sólo de enero a septiembre del presente año, dicho déficit había requerido la colocación de bonos del tesoro y letras de tesorería en el mercado doméstico por un monto superior a los Q7.4 millardos.
Y, claro está, con menos liquidez disponible, las tasas de interés para préstamos han estado aumentando en los últimos meses, no sólo por el efecto desplazamiento derivado del incremento constante de la deuda pública, sino también porque el aumento de la cartera crediticia del sistema bancario se ha concentrado principalmente en préstamos al consumo que, por su propia naturaleza, entrañan un mayor nivel de riesgo y, por ende, una mayor tasa de interés.  Para muestra un botón: entre 2010 y 2011 las tasas de interés que el sistema bancario reporta para los préstamos concedidos para consumo han subido de 23.5% en septiembre de 2010, a 40.0% en septiembre de 2011.
Es importante notar que, incluso si el déficit fiscal se redujese del equivalente a 3.0% del PIB que se espera para 2011, a un 2.5% del PIB como está planteado en el proyecto de presupuesto 2012 que el gobierno envió al Congreso para su aprobación, sería necesario que el próximo año el gobierno se endeudase de nuevo en el mercado interno por otros Q7.2 millardos, lo que en adición a la política antiinflacionaria del Banco Central (que durante 2011 elevó la tasa líder de interés de 4.5% a 5.5%), continuará presionando al alza las tasas de interés bancaria en los próximos meses.
Y he aquí que la política fiscal expansiva, que en 2009 pretendía evitar una caída en la producción nacional, está logrando en 2011 exactamente lo contrario: al ocasionar un aumento de las tasas de interés, el déficit fiscal termina por desincentivar la inversión privada.
Las soluciones a este problema no son sencillas, ni técnica ni políticamente. Una vía es elevar los ingresos, lo que implica pedir a los guatemaltecos que paguen más impuestos. La otra es reducir el gasto, lo que significa dejar de invertir en escuelas, o en policías o en carreteras. Vaya dilema para el nuevo gobierno.

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