viernes, 13 de mayo de 2011

Año Electoral y Estabilidad Económica

Pese a todas sus debilidades y defectos, la economía guatemalteca posee un importantísimo activo intangible: su récord de estabilidad macroeconómica sostenida durante las últimas dos décadas. Obtenerla ha costado una buena dosis de esfuerzo y sacrificio pero, a pesar de ello, ha valido la pena porque, sin estabilidad económica, las ya precarias condiciones de vida de los sectores más vulnerables de la población serían incluso peores. Por ello es preocupante que en este año electoral, como no se había visto en los cuatro anteriores, se barrunten nubes negras en el horizonte macroeconómico...

§ POLÍTICAS PÚBLICAS

AÑO ELECTORAL Y ESTABILIDAD ECONÓMICA

dÚnicamente el tipo de cambio y crecimiento de los depósitos bancarios parecen verse afectados por el año político

Existe una relación de doble vía entre la economía y la política; el desempeño económico puede afectar los resultados de los procesos políticos, a la vez que las decisiones y acciones tomadas en el ámbito político tienen repercusiones sobre las variables económicas. Ahora que oficialmente ha comenzado la campaña electoral, resulta oportuno analizar qué tipo de efecto (positivo o negativo) pueden ejercer estos procesos políticos sobre economía nacional, tal como se hace en un reciente estudio de la empresa Consultores Para el Desarrollo –COPADES-, de Guatemala, que se enfoca en la relación entre los ciclos políticos y la estabilidad macroeconómica.

En una parte del estudio se analiza el comportamiento de diez variables económicas relevantes (como, por ejemplo, el crecimiento económico, el crédito bancario, las tasas de interés, la deuda pública, o el tipo de cambio) durante los años electorales, y se le compara con el comportamiento promedio de esas mismas variables durante los últimos dieciséis años, a fin de analizar cuán atípicamente se han comportado durante los procesos electorales.

Los resultados que arroja el estudio resultan interesantes pues reflejan que, en general, los años electorales no entrañan movimientos bruscos ni atípicos en las principales variables macroeconómicas. Únicamente el tipo de cambio y crecimiento de los depósitos bancarios parecen verse afectados por el año político. Las demás variables muestran una asombrosa estabilidad en época de elecciones: incluso el déficit fiscal y la deuda pública (variables ambas muy proclives a manipulaciones electoreras) se han mantenido tradicionalmente bajo control en los últimos tres lustros, incluyendo los periodos electorales, lo que demuestra que la estabilidad económica es no sólo un valor entendido a nivel social, sino un activo intangible del país que los gobiernos y la sociedad deben esforzarse en preservar.

El estudio de COPADES revela, sin embargo, que existen dos variables económicas que muestran un comportamiento anormal sensible durante los procesos electorales. Por una parte, el tipo de cambio tiende a elevarse más de lo habitual cuando hay elecciones generales, lo que se explica por la propensión de los agentes económicos a trasladar sus activos financieros hacia productos expresados en dólares como una medida encaminada a preservar el valor de los mismos ante la incertidumbre que, inevitablemente, se asocia a los eventuales resultados de los comicios. Por otra parte, el crecimiento de los depósitos bancarios tiende a reducirse en los años electorales en comparación con otros años del periodo, lo cual refleja también una respuesta de los agentes económicos ante la incertidumbre política, que se manifiesta en una mayor preferencia por activos líquidos (dinero en efectivo) que hace que disminuya relativamente el monto de los depósitos bancarios.

El presente año, no obstante lo indicado, podría mostrar un comportamiento diferente al de otros años electorales. Empezando por el ámbito fiscal, este año se prevé un déficit que, por tercer año consecutivo, será superior al 3% del PIB, porcentaje que no sólo está significativamente por encima del promedio de los últimos tres lustros (2% del PIB) sino que supera al de cualquiera de los últimos años electorales. De manera que la estabilidad fiscal que había prevalecido en los ciclos políticos de la historia reciente parece que empezara a perderse.

El tipo de cambio, por su parte, ha registrado una importante apreciación (reducción) en los primeros meses de 2011, de manera que, aunque es muy posible que dicha variable cambie de tendencia (empezaría a depreciarse) durante la campaña electoral, ello no será suficiente para que, como en otros años electorales, registre una depreciación al finalizar el año, comparado con 2010. Y los depósitos bancarios, contrario a otros años electorales, se están acelerando luego del estancamiento que sufrieron a raíz de la crisis económica de 2009.

Ojalá que el gobierno entrante, cualquiera que sea su signo partidario, no encuentre una situación económica inestable, y que cualquier comportamiento volátil que pueda estarse gestando atípicamente durante el actual proceso electoral pueda ser rápidamente revertido hacia la estabilidad que tanto ha costado construir en los últimos lustros.

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