viernes, 20 de agosto de 2010

Movilidad Social

La mejor manera de asegurarse que la reducción de la pobreza es permanente, es logrando que El éxito de las políticas de combate a la pobreza no radica en que se enfoquen en "enseñar a pescar" o en "regalar los pescados", sino en contribuir efectivamente a que la clase media sea cada vez una proporción mayor de la población. Combatir la pobreza, sí. Pero no a la loca y sin propósitos claros. Destrabar la difícil movilidad social en Guatemala debería ser uno de tales propósitos.

§ POLÍTICAS PÚBLICAS

MOVILIDAD SOCIAL

En un país como Guatemala, con indicadores sociales tan precarios, el combate a la pobreza debe ser, sin duda, el principal propósito de las políticas económicas y sociales. Dicho combate puede adoptar varias formas, desde aquellas que solamente alivian temporalmente las privaciones materiales que sufren los pobres, hasta aquellas que procuran dotarlos de las herramientas necesarias para salir de esa condición.

Por más loables que puedan ser las medidas del primer tipo (ayudas en especie o monetarias, por ejemplo), son las del segundo grupo (educación, formación técnica o apoyo a la microempresa, por ejemplo) las que son capaces de promover la movilidad social requerida para crear una clase media pujante y numerosa. Por desgracia, en comparación con otros países de similar nivel de desarrollo, la movilidad social en nuestro país es muy escasa.

Al respecto, vale la pena releer el ensayo que hace algunos años publicara Edelberto Torres, en el que asemejaba la sociedad guatemalteca a una casa de cinco pisos donde, dramáticamente, los dos oscuros e insalubres pisos inferiores (la pobreza y la extrema pobreza) carecían de puertas y ventanas que los comunicaran con el piso inmediato superior (la clase media) y les dieran alguna luz de esperanza respecto de un bienestar futuro.

El fomento de una clase media dinámica y creciente puede generar un círculo virtuoso de crecimiento económico y desarrollo social. Según la experiencia de los países industrializados hace ciento cincuenta años, o en las economías emergentes hace quince, el crecimiento de la clase media es un motor de la economía porque genera un importante aumento del consumo. Mientras que los pobres destinan la totalidad de sus ingresos a subsistir, la clase media puede gastar hasta la tercera parte de sus ingresos en bienes y servicios adicionales a los de subsistencia.

Una clase media amplia implica un mayor mercado: más ventas de perfumes, computadoras, televisores o amburguesas. Lo anterior, a su vez, genera un proceso que va lanzando señales a los productores e inversionistas sobre las tendencias y los gustos de los consumidores, que se traduce en más inversiones, empleos e ingresos.

En la clase media, además, suelen encontrarse los incentivos que configuran una actitud más proclive al emprendimiento de nuevas empresas que la que existe en la clase alta y, en consecuencia, un mayor compromiso con la libre competencia y, por ende, con una economía más dinámica. Asimismo, las familias de clase media tienden a invertir una proporción importante de sus ingresos en formación educativa y técnica, lo cual contribuye adicionalmente al crecimiento económico puesto que la inversión en capital humano es, demostradamente, un factor clave de tal proceso.

En la medida que las personas van avanzando en la escalera social, serán más proclives a involucrarse en actividades culturales, tanto como a planificar mejor su futuro y el de sus familias. Por si lo anterior fuera poco, una clase media que ve su progreso material continuado como una realidad palpable, tiene los incentivos que se necesitan para constituirse en un grupo de opinión pública que apoye políticas económicas adecuadas, que respalde las instituciones democráticas y que desconfíe de las promesas insostenibles del populismo.

De manera que las políticas de combate a la pobreza no deben ser diseñadas y evaluadas únicamente bajo el lente de la justicia social que las mira como algo moralmente correcto o como una ruta necesaria para reducir la inequidad social. También, y cada vez con más énfasis, deben ser impulsadas como una fórmula efectiva de reducir sosteniblemente el porcentaje de población en pobreza a través de la movilidad social, y como una manera de generar un círculo virtuoso de crecimiento y progreso social.

Puede que el éxito de la economía no esté tanto en el “goteo” o “derrame” económico (de arriba hacia abajo) o en el “crecimiento incluyente” (de abajo hacia arriba), sino en el fomento de una clase media que sea un motor para el desarrollo del país.

COMENTARIOS DE LOS LECTORES

sergio licardie V 17-08-2010 09:54:02 horas
Interesante pensar en clases medias económicas pero integradas en el CHAMBITALISMO empleados masivos de gobierno que consumen presupuesto pero que no producen su salario. Ese concepto hay que cambiarlo. El presupuesto debe orientarse hacia superar la dinámica del mercado favoreciendo el consumo como generador de riqueza, de allí las dinámicas sociales para combatir la pobreza solucionando las necesidades sociales con otras estructuraras mas efectivas menos caras.

ROBERTO LOPEZ PORRAS 17-08-2010 10:20:47 horas
Totalmente de acuerdo con el enfoque. La Clase Media ha sido olvidada, siendo esta el motor a través del cual puede hacerse una sociedad más equilibrada, más ecuánime, con mayor movilidad económica. Los programas sociales del Gobierno son del tipo apaga incendios, pero ellos deben combinarse con programas de largo plazo que den sostenibilidad al proceso de movilidad social hacia arriba. La educación técnica, la salud y la promoción humana deben acoplarse en un proyecto nacional e institucional.

Antonio Morales 17-08-2010 14:04:43 horas
El grave problema es que no sólo el Gobierno, sino que también la oligarquía guatemalteca son ignorantes de lo útil que sería para ellos mismos si tuviéramos una clase media más grande. Los grandes empresarios deberían estar más conscientes de que un mercado potencial de 12 millones de consumidores está allí para comprar sus productos, pero que no lo harán mientras no suba su nivel de ingreso y, para eso, necesitamos un Estado más fuerte y eficiente.

Cristina Velasquez 17-08-2010 16:20:02 horas
En este país es un delito ser de la clase media y exigir que los impuestos que uno paga sean usados con transparencia para brindar seguridad y no para andar haciendo trueque de bolsas solidarias por votos. Con solo seguridad que se tuviera en este país, habría mayor inversión, un descenso importante en la tasa de desempleo y de manera lenta pero segura se disminuiría también la pobreza.

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