jueves, 15 de abril de 2010

Inclusión Financiera

Las microfinanzas son un instrumento poderoso para incorporar a los pobres al proceso productivo, a los mercados y a la vida ciudadana. Cuando una mujer que ha estado excluida de la vida productiva se encuentra con que puede contar con un microcrédito para invertir en su pequeño negocio, o que puede ahorrar una mínima parte de sus ingresos para prevenir cualquier emergencia (o simplemente para celebrar los quince años de su hija), descubre un mundo nuevo de posibilidades de crecimiento como persona y como ciudadana. Las microfinanzas no son panacea ni la solución mágica para salir de la pobreza, pero sí son una herramienta muy útil para transitar por el camino del desarrollo sostenible.

§ POLÍTICAS PÚBLICAS
INCLUSIÓN FINANCIERA

El acceso al crédito y al ahorro contribuye a reducir la pobreza cuando se usa efectivamente en actividades que generan ingresos o disminuyen riesgos. Esa inclusión financiera resulta crucial para habilitar a las mipymes para que se incorporen a la dinámica económica nacional. La literatura sobre microfinanzas subraya cómo las imperfecciones del mercado financiero impiden a los pobres obtener préstamos garantizados con sus ingresos futuros, por lo que no pueden invertir ni crecer económicamente. De allí la importancia de mejorar el acceso a las microfinanzas, especialmente en el área rural. En los últimos veinte años las microfinanzas han impulsado una expansión de los servicios financieros hacia los más pobres. Sin embargo, la demanda insatisfecha de servicios financieros es todavía enorme: algunos estudios estiman que el 68% de los adultos guatemaltecos están excluidos de tales servicios. Tal exclusión financiera inhibe a los más pobres en su habilidad de construir patrimonio, incrementar sus ingresos y administrar la incertidumbre asociada a sus actividades económicas.
La falta de acceso al crédito se debe, entre otras causas, a que los interesados (especialmente en el caso de las mujeres y los campesinos) no cuentan con documentos de identidad personal, no tienen títulos de propiedad que respalden el financiamiento o no poseen información adecuada sobre el manejo de créditos, por lo que muchos ni siquiera se atreven a solicitarlos. La oferta de servicios financieros, por su parte, es limitada en el área rural debido a factores tales como la débil infraestructura institucional, el tamaño de los mercados locales que no pueden soportar los costos fijos relacionados con las tecnologías bancarias, o las limitaciones que impone la normativa jurídica que limita el desarrollo lícito de formas alternativas de acceso al crédito. La Encuesta de Condiciones de Vida –ENCOVI- revela que los pobres del área rural del país recurren a préstamos para financiar sus actividades agrícolas y, en ocasiones, para suavizar su consumo (para atender emergencias o gastos médicos). Estos servicios pueden ser informales o formales. Los primeros tienen mayor flexibilidad e inmediatez, pero carecen de la confiabilidad, seguridad y mejor precio que normalmente ofrecen los servicios financieros formales. Por lo tanto, un reto crucial para las políticas públicas es promover el acceso a servicios financieros formales que sean tan flexibles e inmediatos como las herramientas informales, pero que sean también confiables, seguros y baratos.La inclusión financiera puede favorecerse creando un ambiente regulatorio propicio al desarrollo de las entidades proveedoras de servicios financieros. En tal sentido, conviene retomar el esfuerzo de promulgar un marco legal que permita dar certeza jurídica a la operación de las entidades de micro-crédito, las instituciones de micro-finanzas y las cooperativas de ahorro y crédito. Las regulaciones deberían incluir normas relativas al conocimiento de los clientes y al combate del lavado de activos o de la comisión de otros fraudes y delitos; también deberían velar por aspectos operativos tales como la existencia de guías para mejorar la solidez patrimonial de las entidades financieras. El objetivo sería crear un marco jurídico que permita a las entidades extender sus servicios financieros formales a los pobres, sin descuidar los niveles de riesgo de tales operaciones. Aunque grandes sectores de la población aún están excluidos del acceso a servicios básicos de ahorro y crédito, la creciente competencia y sofisticación en la gama de productos disponibles está cambiando el panorama de las microfinanzas, por lo que se requiere de políticas públicas que apoyen la maduración de esta industria mediante la acción complementaria del sector privado y del gobierno: aquél como una fuente permanente de innovación de productos y procesos, y éste en su rol de facilitador del funcionamiento y desarrollo del mercado.

Comentarios de los lectores

Luis Arriaza 13-04-2010 17:55:15 horas
Muy interesante columna como siempre. Sin embargo Mario Alberto, también se debe tomar en consideración los aspectos culturales y de educación en el área rural, los cuales son también un impedimento para el crecimiento de la bancarización y el acceso financiero.

Mynor Rene Flores 13-04-2010 19:52:59 horas
Excelente artículo lo felicito, me gustaría que escribiera más al respecto. En mi opinión el sistema financiero está diseñado para favorecer una élite que se presta el ahorro nacional, créditos vinculados, créditos de consumo (tarjeta de crédito) que sólo permite esclavizar a tarjetahabiente y no se avanza en lo verdaderamente virtuoso que sería el crédito productivo con baja tasa de interés y que generaría fuentes de empleo.

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