jueves, 4 de febrero de 2010

El Dilema de América Latina

Husmeando los anaqueles de Artemis-Edinter (donde, por cierto, tiene la absurda práctica de tener la mayoría de libros envueltos en plástico, lo que impide que el potencial comprador pueda ojearlos y, por ende, reduce las ventas de la librería) me encontré con el libro más reciente de Sebastián Edwards, sobre la historia y el futuro de las políticas públicas en Latinoamérica. Conociendo a Sebastián (con quien tuve en el pasado el privilegio de conversar y discutir sobre política económica de Guatemala en algunas de sus visitas al país) no me sorprende la calidad académica y lo convincente que resulta el libro. Lo que sí me sorprendió fue lo ameno y fluido de la redacción, lo que lo hace un texto muy accesible para cualquier persona no especializada que esté interesada en los temas de política pública latinoamericana. Verdaderamente recomiendo su lectura. He aquí mi reseña.

Opinión | POLÍTICAS PÚBLICAS
El dilema de América Latina
Sebastián Edwards predice que sólo los países que se atrevan a fortalecer sus instituciones lograrán alcanzar el desarrollo.

a compra de un libro es un juego de azar que, por mucho que uno sepa del tema, siempre encierra la probabilidad de acertar y ganar, o de equivocarse y perder. Hace unos días aposté por comprar el libroPopulismo o Mercados: el Dilema de América Latina, del economista chileno Sebastián Edwards. Acierto pleno y apuesta ganada. Se trata de un pequeño pero rico tratado sobre las políticas públicas y las reformas que los países latinoamericanos han aplicado en el pasado, así como sobre las que deben aplicar en el futuro para aumentar su crecimiento económico y mejorar sus niveles de vida. Para escribir una obra como esta se requiere, entre otras cualidades, poseer credenciales académicas contrastadas, y Edwards las tiene, como puede comprobarse viendo su amplísimo currículum.

La obra plantea que las reformas económicas de los años 90 en Latinoamérica fueron aplicadas de manera parcial, superficial o incorrecta (o las tres cosas a la vez); que la pobreza y la desigualdad son problemas ancestrales que no pueden ser atribuibles a los intentos de reforma de la década pasada, sino que se explican por los factores que están detrás del magro crecimiento económico y de la debilidad de las instituciones. Edwards predice que sólo los países que se atrevan a privilegiar la innovación y la productividad, a fortalecer sus instituciones y a proteger mediante redes de seguridad social a los segmentos menos favorecidos de la población, lograrán alcanzar el desarrollo y la prosperidad. Los que no lo hagan estarán condenados al estancamiento económico, al rezago social e incluso, si caen en la tentación del populismo, a crisis recurrentes de inestabilidad económica e ingobernabilidad.

La principal gracia de Populismo o Mercados no radica en la erudición del autor, ni en la veracidad de sus hipótesis (que si bien comparto en general, están sujetas a debate), sino en la manera fluida y desenfadada con que Edwards traslada sus puntos de vista, por lo que su lectura resulta comprensible e ilustrativa para cualquier lector que esté interesado en la cosa pública. Si bien se notan algunos defectos de edición e imprenta en la publicación (de Grupo Editorial Norma, septiembre de 2009), la prosa es legible y adecuada al público objetivo. Lo más importante es, quizá, que logra explicitar con claridad que las reformas verdaderamente importantes (o, al menos, el debate sobre ellas) deben centrarse en la productividad y la infraestructura (como medios para acelerar el crecimiento), en el fortalecimiento de las instituciones (como medio de darle sustento al bienestar), y en la educación (como medio para reducir la inequidad).

Aparte de la familiaridad del autor con los países latinoamericanos, sobre los cuales ha realizado diversas consultorías en el pasado (incluyendo varias para Guatemala, lo cual se nota en las menciones a nuestro país en el texto), destacan las referencias y anécdotas de la historia latinoamericana que salpican y enriquecen los distintos capítulos. Me resultó particularmente ilustrativa (jocosa y trágica a la vez) la cita de un consejo que el presidente Perón escribió a su colega chileno Carlos Ibáñez, sugiriéndole gastar el erario público sin preocuparse de las consecuencias macroeconómicas. Con razón don Juan Domingo condujo a su Argentina, con populista entusiasmo, del primero al tercer mundo sin escalas y en tiempo récord; lástima que no pudo leer antes este libro.

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Gil Zu 02-02-2010 10:17:09 horas
Dijo Óscar Wilde: Los libros están bien o mal escritos. No hay libros malos. Pero me llama la atención que en Nicaragua hayan editado la nueva versión del Popol Wuj (o Popol Vuh), cuyo autor es el escritor cubano Nivio López Vigil, quien actualmente vive en Madrid. En Nicaragua funciona el Fondo Editorial: libros para niños, y al igual que el periodista Sam Colop, de Prensa Libre, yo me uno a las voces para que el Ministerio de Educación en Guatemala compre los derechos de autor.
Juan 02-02-2010 18:06:29 horas
Ojalá más personas leyeran el libro y ojalá muchas más comprendieran la diferencia entre políticas populistas que perpetuan el subdesarrollo y aquellas que pomueven el crecimiento. Guatemala se nos muere en manos de narcotraficantes y politicos corruptos. ¿Qué Guatemala estamos creando? ¿hacia donde se dirige la sociedad Guatemalteca? ¿Martires suicidas, universitarios fracturándole el craneo a un niño de 13 años? Si no ponemos atención a las instituciones, Guatemala se nos muere

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