lunes, 25 de noviembre de 2024

LOS PELIGROS DEL PRESUPUESTO

 En vez de ser herramienta de política económica se ha convertido en un bolsón para repartir favores

En el Congreso hay una inusual ansiedad por aprobar el Presupuesto del Estado para 2025. En medio de las prisas, el proyecto que envió el Ejecutivo (que ya tenía varias falencias importantes) sufrió un preocupante deterioro en el proceso de dictaminación a cargo de la Comisión de Finanzas. Esa ansiedad se puede explicar por el interés de muchos diputados de beneficiarse del masivo reparto de recursos hacia las municipalidades, consejos de desarrollo y otros destinos clientelares. Si ya el proyecto original del Ejecutivo entrañaba peligros, ahora se le agregaron otros peores.

En efecto, el proyecto enviado por el Ejecutivo incluía un techo de gasto y un déficit fiscal que significan un desvío respecto de la senda de sostenibilidad fiscal que el país había mantenido en los últimos lustros, lo que, a mediano plazo, amenaza la preciada estabilidad económica del país; y, pese al sustancial incremento en los gastos, estos reflejan una continuidad inercial en el destino de los recursos, sin que se aprecien novedades significativas en cuanto a proyectos o servicios públicos  que -salvo un leve incremento en la inversión pública- lo diferencien de la estructura de gastos observada en presupuestos anteriores.

Además, el proyecto no cumplía con preceptos legales básicos, particularmente en cuanto a la prohibición de usar recursos de deuda pública para financiar gastos de funcionamiento. Por su parte, las normas presupuestarias incluidas en el proyecto son prácticamente las mismas de presupuestos anteriores, que en poco han contribuido a combatir la corrupción o a mejorar la calidad de la ejecución presupuestaria.

Lejos de corregir estas falencias, el dictamen emitido la semana pasada por la Comisión de Finanzas opta por aumentar aún más el gasto (y el consiguiente déficit fiscal) y por hacerlo aún más opaco. Peor aún, el temerario aumento del techo de gasto se perpetra a través de una figura exótica, un “plan extraordinario para mantenimiento y rehabilitación de puentes y carreteras” por Q3.5 millardos: un plan improvisado del que no existe ningún desglose, no se identifica ningún proyecto y no forma parte de los planes habituales del Ministerio de Comunicaciones.

El dictamen emitido por la Comisión la semana pasada opta por aumentar aún más el gasto

Por otro lado, y por si lo anterior fuera poco, la Comisión realizó una serie de readecuaciones (quitándole recursos a varias entidades y proyectos) para aumentar la asignación de los Consejos de Desarrollo por ¡más de Q5 millardos!, asignación extraordinaria que no cuenta con un desglose del destino y para cuya ejecución “ se faculta” a la Contraloría de Cuentas a que la fiscalice, lo cual (por ser una obligación inherente del ente fiscalizador) resulta innecesario y absurdo, sino que distrae del hecho de que es el propio Congreso quien ha fallado reiteradamente en su papel de velar porque la Contraloría cumpla sus obligaciones legales y constitucionales.

Con esta asignación extraordinaria, los Consejos suman fondos frescos por casi Q10 millardos (sin contar lo que no se gasten este año y que, por virtud de otra ocurrente ley aprobada hace pocos días, no estarán obligados a devolver al fondo común a fin de año). Si a eso sumamos los más de Q13 millardos asignados a las municipalidades, nos topamos con un multimillonario bolsón de recursos destinados a rubros que no solo no responden a ninguna política de Estado, sino que tradicionalmente han sido gastados de manera opaca e ineficiente.

Quienes esperábamos que el Presupuesto del Estado para 2025 iba a ser mejor que los de años anteriores (o que, al menos, sería fiscalmente prudente), tenemos derecho a sentirnos profundamente defraudados.

viernes, 22 de noviembre de 2024

POR QUÉ LOS MINISTROS SE NOMBRAN DESPUÉS DE LAS ELECCIONES

POR RAZONES ESTRATÉGICAS Y POLÍTICAS

Sería bueno que tomaran nota muchos periodistas y analistas que tienden a preguntar a los candidatos presidenciales durante la campaña: “díganos, si resulta electo, ¿quiénes van a ser sus ministros?”. El recién electo presidente Donald Trump (al igual que lo hacen todos los presidentes electos en democracias maduras) está anunciado poco a poco a sus nominados para ministros, días después de haber sido electo. ¿Por qué creen que ningún candidato presidencial inteligente anuncia (ni siquiera tiene armado) su gabinete antes de ser electo?

Ocurre, simplemente, que es más conveniente para un político que corre en una elección presidencial no anunciar su gabinete (ministros y secretarios) antes de ser electo por varias razones estratégicas y políticas; entre ellas: 

1. Para evitar compromisos prematuros, pues anunciar un gabinete previo a ganar la elección puede obligar al candidato a cumplir con compromisos que aún no ha validado con los votantes. Los miembros del gabinete deben ser seleccionados cuidadosamente para implementar el programa del candidato, lo cual es más efectivo una vez que se tiene el mandato del pueblo.

2.        2. Para tener flexibilidad para negociar: La conformación de un gabinete implica negociaciones políticas y alianzas con diversos actores del sistema político, incluidos partidos, grupos de poder y sectores clave de la sociedad. Si el candidato anuncia su gabinete prematuramente, pierde una parte importante de esa flexibilidad y puede enfrentar presiones externas para excluir a sus preferidos o para incluir a personas no idóneas en posiciones específicas.

3.        3. Para evitar confrontaciones internas: Los partidos políticos o las coaliciones pueden tener diferencias internas sobre quién debe ocupar ciertos cargos, por lo que hacer un anuncio prematuro podría generar conflictos y fricciones dentro del equipo o del partido, debilitando de entrada al nuevo presidente.

4.        4. Para tener mejor impacto en la percepción del electorado: Un anuncio prematuro del gabinete influye en la percepción del votante; si un candidato da a conocer su equipo antes de la elección y algunos de los nombres no son bien recibidos por la opinión pública, podría perder apoyo. Además, podría ser percibido como si estuviera tomando decisiones antes de contar con el mandato del pueblo.

5.        5. Para aprovechar el “momentum” ideal: El proceso de elegir un gabinete implica un análisis más profundo de los resultados de las elecciones: después de la victoria, el presidente electo tiene más claridad sobre el tipo de mandato que tiene (por ejemplo, si tiene una mayoría absoluta o necesita negociar más con otras fuerzas). Esto permite una mejor y más estratégica selección de los miembros del gabinete. Y,

6.        6. Para construir confianza: Al anunciar el gabinete solo después de ser electo, se da la sensación de que las decisiones son tomadas con responsabilidad y libertad, en lugar de estar sometidas a intereses previos: así, los votantes pueden confiar más en que el presidente electo tomará decisiones en función de las necesidades del país y no con base en compromisos previos o presiones externas.

lunes, 11 de noviembre de 2024

TRUMP Y NUESTRA ECONOMÍA

 El cambio de rumbo en el Norte tendrá implicaciones que demandan acciones de política pública en Guatemala

Lo que ocurra con las políticas de gobierno en Estados Unidos a raíz de un cambio de administración es de gran relevancia para una economía como la de Guatemala, que puede verse impactada por diversos canales. Las remesas familiares, las exportaciones, la inversión privada y la asistencia gubernamental son los canales de transmisión directos. Pero también las políticas que buscan impulsar en crecimiento de la economía estadounidense o reformar su gobierno pueden afectarnos indirectamente.

Ahora bien, no todas las promesas de campaña van a cumplirse ni rápida ni completamente. Por ejemplo, la tarea de desregular y reducir el Estado se vislumbra llena de obstáculos y, si logran tener éxito, solo podrá dar frutos positivos -aumentos de la productividad y del crecimiento- a mediano plazo. Lo mismo puede decirse de la apuesta de fomentar el crecimiento económico mediante una masiva reducción de impuestos. De manera que los efectos indirectos sobre la economía guatemalteca derivados de las políticas fiscales o de reforma del gobierno en los Estados Unidos no serán demasiado relevantes, al menos a corto plazo.

En cambio, son otras dos políticas -que el presidente Trump sí podrá ejecutar desde el día de toma de posesión- las que tendrán un impacto inmediato sobre nuestra economía. En primer lugar, la política de combate a la migración ilegal impactará el flujo de remesas familiares hacia Guatemala, uno de los países más dependientes de estos flujos, que constituyen aproximadamente el 20% del PIB del país. Si el gobierno de Trump implementa políticas migratorias más estrictas o dificulta la permanencia de los migrantes, esto podría afectar una fuente de ingresos (las remesas) fundamental para el consumo y el ahorro de millones de familias guatemaltecas. En el corto plazo, sin embargo, podría producirse (como ya ha ocurrido en el pasado) un aumento repentino de los flujos de remesas hacia el país, incluso antes de la toma de posesión de Trump, como una reacción precautoria de los migrantes chapines ante el riesgo creciente de su eventual deportación.

En segundo lugar, la política de protección a la industria estadounidense mediante la aplicación de aranceles y otras barreras al comercio puede afectar nuestra economía. Estados Unidos es el principal socio comercial de Guatemala y cualquier cambio en las políticas comerciales (aranceles, tratados comerciales o restricciones de mercado) podría afectar el acceso de los productos guatemaltecos a ese mercado y, en consecuencia, impactar en el empleo y crecimiento de sectores clave en nuestro país. Sin embargo, si Trump concentra su guerra comercial en sus rivales relevantes (China, Europa o México), podría terminar favoreciendo (al menos a corto plazo) a nuestro sector exportador.

Los efectos de las políticas del nuevo gobierno de Trump dependerán de cuán agresiva sea su aplicación, lo cual es incierto. Lo que es sí es cierto es que debemos empezar a prepararnos desde ya. Como es de esperarse un retorno masivo de migrantes, hay que pensar en nuevos programas que fomenten el empleo y favorezcan a los pequeños empresarios, además de un programa de atención a los migrantes (tanto a los repatriados como a quienes queden retenidos allá). Habrá también que fortalecer las políticas de comercio exterior y de atracción de inversiones, así como la capacidad del país para negociar en esos frentes. Y habrá que mejorar la coordinación entre la política monetarias y la fiscal ante una previsible mayor fluctuación del tipo de cambio y de la demanda doméstica. Lo que no podemos hacer es quedarnos de brazos cruzados.

ENTRE RISAS Y REZAGOS

Guatemala sonríe más de lo que progresa… y eso debería preocuparnos En semanas anteriores, mientras el país celebraba la clasificación de la...