IMPLICA SUPERAR LAS DEBILIDADES DE LOS SISTEMAS DE
REGISTRO Y DE JUSTICIA
El respeto y protección del derecho de propiedad de
los individuos (sobre su fuerza de trabajo, sus conocimientos y sus bienes
muebles e inmuebles) es fundamental no solo desde el punto de vista
filosófico-moral, sino también desde el punto de vista pragmático-económico.
Una sociedad donde abunden los propietarios y estos puedan disponer libremente
de sus bienes puede garantizar que se tomen múltiples decisiones independientes
respecto del intercambio de bienes y servicios, lo que aumenta la productividad
y la eficiencia sistémica y, a fin de cuentas, favorece no solo al propietario
sino a la sociedad en su conjunto porque viabiliza la economía de mercado.
Por eso resulta preocupante que en el más reciente
Índice Internacional de Derechos de Propiedad -IPRI-, la puntuación obtenida
por Guatemala se haya deteriorado por sexto año consecutivo ocupando el puesto
103 de los 129 países evaluados, por lo que nos encontramos entre el 33 por
ciento de países peor calificados. Tres sub índices componen el IPRI: derechos
de propiedad intelectual, derechos de propiedad física y entorno
político-legal; este último es el que más debilidades muestra en Guatemala
(particularmente por la mala calificación en materia de Estado de Derecho y de
control de la corrupción), aunque también se aprecian importantes debilidades
en los registros de propiedad y en la protección de los derechos de autor.
El IPRI fue presentado y analizado hace algunos días
por el Observatorio de Derechos de Propiedad, entidad que también presentó un
revelador y oportuno estudio sobre la crisis oculta de los derechos de
propiedad en nuestro país. El estudio señala que dicha crisis se explica por
tres aspectos clave. El primero es la falta de acceso a la Justicia, pues los
ciudadanos le temen, consideran que las instituciones son ineficientes y
perciben altos niveles de impunidad y falta de certeza. El segundo es la enorme
debilidad institucional en materia de registros, tanto del Registro de la
Propiedad (vulnerable, incluso, a estructuras criminales dedicadas al robo de
bienes inmuebles mediante la falsificación de documentos inscritos en el
Registro), como en el Registro de Información Catastral -RIC- (que en sus 17
años de existencia apenas ha completado el proceso catastral en el 4 por ciento
de los municipios del país). Y el tercer aspecto es el crimen organizado que, a
través de invasiones de propiedades y del robo de fluidos, busca desestabilizar
las regiones con el propósito ulterior de facilitar sus actividades delictivas.
Para enfrentar esta crisis se requieren acciones
urgentes, pero bien estructuradas, a fin de reformar el sistema de justicia y
hacerlo más eficiente, accesible e independiente para restaurar rápidamente los
derechos de propiedad cuando sean vulnerados; de fortalecer, modernizar,
coordinar y vincular al Registro de la Propiedad con el RIC; y, de crear una
política criminal contra el despojo de bienes que mejore la coordinación de los
garantes de propiedad (Ministerio Público, Policía Nacional Civil y Organismo
Judicial). Estas acciones de política pública son esenciales si aspiramos
alguna vez a tener un auténtico país de propietarios y una efectiva economía de
mercado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
COMENTARIOS DE LOS LECTORES: