lunes, 11 de abril de 2022

UN SEGURO PÚBLICO DE DESEMPLEO

EL SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL DEBE INCLUIR UN NUEVO PILAR PARA APOYAR A LOS TRABAJAORES Y A LA ESTABILIDAD MACROECONÓMICA

Entre las lecciones que ha dejado la pandemia -comentábamos la semana pasada- destaca la importancia de contar con un seguro público contra el desempleo. Este tipo de seguros, al igual que otros estabilizadores automáticos, sirve para estimular automáticamente la demanda agregada de la economía cuando -como en el caso del gran confinamiento anti-pandemia en 2020- se reduce el consumo privado (el seguro de desempleo reemplaza temporalmente algunos salarios perdidos de los trabajadores desempleados). Durante los primeros meses de la crisis generada por el Covid-19, los países que contaban con este tipo de seguros pudieron otorgar un apoyo económico a los trabajadores que perdieron temporalmente sus empleos y, con ello, proporcionaron un impulso a sus alicaídas economías.

El seguro de desempleo puede brindar un apoyo fundamental durante las recesiones económicas, con beneficios en efectivo que refuerzan tanto los ingresos de los trabajadores que han perdido sus empleos como a la macroeconomía en su conjunto. Estos seguros existen en los países desarrollados desde la Gran Depresión y han servido históricamente como una de las primeras líneas de respuesta ante las recesiones, brindando un alivio financiero inmediato a los hogares cuyo gasto ayuda a estabilizar la economía al impulsar el consumo en toda la economía. Una de sus ventajas es que se trata de una política que se activa de forma automática, en vez de ser discrecional, lo cual demostró ser muy útil durante la recesión pandémica.

En ausencia de este tipo de estabilizadores automáticos, las decisiones de política económica están más sujetas a la politización y se toman menos oportunamente. Además, en un mundo que está en rápida evolución tecnológica, un seguro de desempleo puede alentar a los trabajadores a encontrar nuevos trabajos más rápidamente, porque los pagos del seguro están limitados (a dos años, en promedio) y se activan solo cuando el trabajador encuentra un nuevo empleo. Otro de los beneficios de este seguro es que, una vez que estén adecuadamente asegurados, los trabajadores estarán mejor dispuestos a aceptar los cambios tecnológicos y menos inclinados a oponerse al libre comercio internacional.

En Guatemala no contamos con un seguro de desempleo, por lo que en la crisis generada por la pandemia de Covid-19 fue necesario improvisar sobre la marcha algunos programas de apoyo a los desempleados que, a la postre, fueron positivos para sostener la demanda agregada y reducir los efectos recesivos del gran confinamiento de 2020. Pero la necesidad de contar con un seguro de ese tipo sigue siendo evidente. Actualmente el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social se asienta en dos pilares fundamentales: el seguro de enfermedad y accidentes, por un lado, y el seguro de invalidez, vejez y sobrevivencia, por el otro. Es tiempo de que el IGSS, al mismo tiempo que amplía la cobertura de esos seguros, empiece a contemplar la implementación de un tercer pilar, el seguro de desempleo, que podría convertirse en un aporte importante no solo a la flexibilidad y productividad del mercado laboral, sino también a la estabilidad macroeconómica del país.

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