sábado, 15 de mayo de 2010

El FMI, Grecia y Guatemala

El manejo responsable y disciplinado de la política fiscal es, ha sido y será un factor clave para evitar que se produzcan crisis económicas. Esto lo ha sostenido el Fondo Monetario Internacional consistentemente desde su creación en 1944. La crisis económica que actualmente viven Grecia y los países del Mediterráneo europeo le vuelven a dar la razón. Y el Fondo empieza a girar advertencias a otros países para que rectifiquen el rumbo de sus cuentas fiscales. Esas advertencias han alcanzado recientemente a Guatemala.

§ POLÍTICAS PÚBLICAS

EL FMI, GRECIA Y GUATEMALA
El FMI ha resucitado. La crisis financiera mundial de 2008-2009, y sus secuelas recientes en Europa, le han insuflado nueva vida al organismo financiero internacional que, hasta hace poco, languidecía sin encontrar un propósito a su existencia. Ahora el Fondo Monetario Internacional ha reencontrado su antiguo rol de médico que es llamado de urgencia para intentar curar a las economías que agonizan, aunque para hacerlo deba prescribir las amargas medicinas de la reforma financiera y la austeridad fiscal. Antes de la debacle global de 2008, el Fondo se sentía cada día más irrelevante en el mundo. La delusiva calma financiera y el dinamismo económico de inicios del milenio hacían que casi ningún país necesitara de préstamos de emergencia. En Asia y Latinoamérica los países amasaron enormes montos de reservas internacionales proclamando su emancipación, no tanto de los créditos del FMI como de las estrictas condiciones que éste solía exigir al concederlos, pues los gobiernos recordaban con cierto resentimiento la duras exigencias que el Fondo les impuso para ayudarlos a salir de sus crisis financieras en décadas anteriores.

Hoy en día, el pasado parece repetirse y el FMI vuelve a ganar relevancia. El rescate de la economía griega es uno de los mayores retos que el Fondo ha enfrentado en su historia: Grecia es el primer país de Europa Occidental en recurrir al FMI desde inicios de los años setenta, y sus problemas son gigantescos. Tiene una deuda externa que, con relación a su PIB, sobrepasa el 110%, un déficit fiscal de 13% y un déficit externo de 11%, cifras que son igual de malas, o peores, que las registradas en Latinoamérica en los años ochenta. Debido a que Grecia pertenece a la Eurozona no cuenta entre sus herramientas la posibilidad de aplicar la vieja receta fondomonetarista de devaluar su moneda (pues ésta no existe), razón por la cual deberá acometer una de las más rápidas y grandes reducciones del déficit fiscal en la historia humana, si es que quiere evitar entrar en una vergonzosa moratoria de su deuda y ser expulsada de la Eurozona.

Al igual que en otros países en el pasado, la medicina del Fondo para Grecia implica reducir subsidios (al transporte, a los alimentos, a la energía) y otros gastos, lo cual ineludiblemente provoca disturbios y protestas callejeras. Sin embargo, al mismo tiempo, la amarga píldora de la austeridad fiscal, cuando el país enfrenta como alternativa la ruina económica, parece ser inevitable para que el apoyo financiero del FMI y de la Unión Europea le permitan al gobierno griego, muy debilitado y dependiente de los intereses de sus propios oligopolios nacionales, llevar a cabo las reformas que su economía requiere.

Resulta interesante, entonces, que en ese contexto el Fondo haya venido recientemente a nuestro país a efectuar su revisión periódica del acuerdo Stand-By que fue firmado el año pasado. El FMI ha encontrado que la recuperación económica de Guatemala es una realidad, pero que la misma obedece más a factores externos (el renovado dinamismo de la economía estadounidense y la reanudación de los flujos internacionales de capital) que a una mejora de la demanda doméstica (ya que el crédito bancario al sector privado continúa deprimido). El Fondo reconoce el mérito de las políticas monetarias y fiscales prudentes aplicadas durante la crisis, pero advierte que ya no es aconsejable mantener una política fiscal moderadamente expansiva. La opinión vertida por la misión de expertos del FMI resulta muy explícita en precaver a las autoridades contra el peligro de un déficit fiscal superior al 3.1% del PIB en 2010 pues, de lo contrario, se podría poner en riesgo la sostenibilidad y el manejo de la deuda pública. Se infiere entonces que lo que el Fondo aconseja al gobierno guatemalteco es que éste optimice la manera en que enfoca el gasto público (y lo dirija a la inversión y al gasto social, reduciendo el desperdicio) y que mejore sus ingresos tributarios mediante una reforma integral (no mediante parches). Lo que menos quisiera el FMI en estos momentos es que surjan nuevas Grecias en nuestro Hemisferio.

OPINIÓN DE LOS LECTORES

david 11-05-2010 10:34:03 horas
No es frecuente que se realice este análisis de la realidad guatemalteca contextualizándola con la situación económica internacional y además incorporando conclusiones concretas y propias, más allá del copy-paste. Primera vez que leo esta columna pero empezaré a seguirla con interés.

ROBERTO LOPEZ PORRAS 11-05-2010 10:41:12 horas
Congratulaciones para el FMI que resucita con el oxígeno de la Eurozona. Otros como Argentina regresaron vencidos pidiendo ayuda y el Banco Central Europeo tuvo que esconder su orgullo para resolver por si mismo el problema. Ojalá que el FMI no resucite su política de inflexibilidad de antaño que lo caracterizó como una Gestapo Financiera. Con la crisis, los pecadores de ambos lados deben rectificar incluyendo Grecia y Guatemala que parece perdieron la brújula. Bienvenida la disciplina fiscal.

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