jueves, 7 de mayo de 2009

Sólo por si Acaso...

El imaginario popular ha equiparado al Fondo Monetario Internacional con el vivo demonio lo cual, francamente, es sobrevalorar al mencionado organismo financiero internacional que (conociéndolo como creo conocerlo) no es más que una enorme tecnocracia, formada por personas, que se preocupa más por tener una razón de existir que por participar en oscuros complots internacionales. Por supuesto que ha cometido muchos errores a lo largo de su existencia, pero también ha servido de ayuda (la única posible) a muchos países en diversas crisis. En mi columna de esta semana me refiero al Convenio que recientemente acordó el FMI con la República de Guatemala. Ahí les va...
 POLÍTICAS PÚBLICAS

SÓLO POR SI ACASO…
Hasta hace dos años, la irrelevancia era la principal seña de identidad del Fondo Monetario Internacional; sus clientes habituales en Latinoamérica y Asia cancelaban sus deudas y acumulaban crecientes reservas monetarias internacionales que hacían innecesario el apoyo del FMI y sembraban dudas sobre la necesidad de su existencia. La actual crisis económica mundial ha cambiado radicalmente la situación; el FMI ha recibido el respaldo de sus principales socios (el G-20) y ha visto reafirmado su mandato de velar por la estabilidad de los flujos financieros internacionales, como resultado de lo cual ha incrementado rápidamente los préstamos concedidos en los últimos meses a países que se han sentido amenazados por la reducción del crédito transfronterizo y por los efectos de la recesión en los países avanzados.
Lo que parece no haber cambiado es la reticencia con la que los países que lo necesitan acuden al auxilio del FMI, quizá porque aún están frescas las heridas infligidas por las duras condiciones que dicho organismo financiero exigió en décadas pasadas a cambio de desembolsar los recursos que estos países demandaban. En el caso de Guatemala, curiosamente, la actitud suele ser muy diferente a la de la mayoría de países: aquí nunca se recibió a las misiones fondomonetaristas con manifestaciones callejeras (como las muchas que hubo, por ejemplo, en Argentina o Brasil), sino con una sorda indiferencia que intentaba ocultar la esperanza de que las condiciones de un programa económico con el FMI servirían de límite a los despropósitos que los políticos suelen ensayar en tiempos de crisis.
Ahora, la hiperactividad del FMI incluye un Acuerdo Stand-By por US$936 millones a favor de Guatemala, aprobado recientemente por el Directorio Ejecutivo de la entidad, que tiene un carácter de precautorio; es decir, que no existe intención de utilizar dichos recursos a menos que ocurra una aguda escasez de liquidez externa que demande hacer efectivo el préstamo. En tal sentido, y dado que en el momento actual nuestro país no parece tener problemas de balanza de pagos, el Stand-By puede interpretarse como parte de una estrategia para contar con un colchón de liquidez potencial, “por si acaso”, que permita aumentar la confianza de los agentes económicos e inversionistas. Las calificadoras internacionales de riesgo soberano, entre otros, ven muy positivamente este tipo de respaldo del Fondo a las políticas macroeconómicas de los países calificados.
La estrategia luce, pues, positiva porque el Stand-By efectivamente establece metas que, en la práctica, evitan que las políticas macroeconómicas se salgan de cauce; el acuerdo recién aprobado contiene, por ejemplo, metas respecto del déficit fiscal (2.4% del PIB como máximo), de la inflación, del gasto social y del fortalecimiento del sistema financiero, todo lo cual contribuye a mejorar la percepción que tienen sobre el país los agentes económicos nacionales y extranjeros. Además, en respuesta a las amargas experiencias pasadas y a la gravedad de la crisis actual, el FMI ha suavizado notablemente la condicionalidad en sus programas, que ahora toleran mayores niveles de déficit fiscal y de inflación, han reducido el número de metas a seguir y han reenfocado sus objetivos. Es una ocasión que había que aprovechar, por si acaso.
Opinión del lector
ROBERTO LOPEZ PORRAS - U.S.A.
FMI Y GUATEMALA. El auge de la economia mundial bajo un esquema de globalización, dio en las décadas pasadas, a Guatemala y otros países, un auge de las exportaciones especialamente la no tradicionales, una razonable inserción en los mercados internacionales y una acumulación de reservas monetarias, para mantener la estabilidad monetraia. La actual crisis económica mundial, ha traido nuevos escenarios y nuevas preocupaciones ante la caida de las exportaciones, de las remesas familiares y su impacto en las reservas internacionales del país y en los tipos de cambio. Es hora de proteger la estabilidad monetaria y de prever más caidas en las exportaciones, en las reservas internacionales y por ello se busca en el Fondo Monetario Internacional una Préstamo de Contingencia Stand By en previsión de una caida más aguda de nuestras reservas monetarias que provocaria la inestabilidad de nuestra moneda y su impacto negativo en la economía. La comisión de compromiso que se paga por tener dicha linea de crédito disponible para usarla en cualquier momento, es baja y permite a las autoridaades monetarias del país garantizar la estabilidad monetaria. Es normal que dichos préstamos obliguen al país a mantener una disciplina fiscal y crediticia y aceptar evaluaciones periódicas del FMI para corregir desviaciones y aprobar los tramos de desembolsos cuando estos sean necesarios. Bien dice el columnista que el FMI se ha sensibilizado sobre los problemas y la realidad de los países en desarrollo. El propio auge de la economia mundial en años anteriores, hizo tan expedito y competitivo el crédito privado transnacional, que los organanismos internacionales de financiamiento se replegaron en sus operaciones con los países, pero hoy la situación ha cambiado y los países que renegaron de la asistencia crediticia de dichos organismos incluyendo el FMI, hoy regresan bajo un esquema más comprensivo, aunque no por ello menos permisivo y menos disciplinado y para lo cual el Grupo de los 20 (G20) recientemente destinaron recursos frescos y nuevas normas para atender las necesidades de los países más vulnerables a la crisis actual. El préstamo de contingencia Stand By del Banco de Guatemala con el FMI por mas de 900 millones de dólares está en la linea de previsión, anticipándose a la posible pérdida de reservas que pudiera afectar la estabilidad monetaria.

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