domingo, 27 de marzo de 2011

El Desafío de los Granos Básicos

El alza en los precios de los granos básicos es un fenómeno económico que tiene claras implicaciones sociales y políticas. Es menester que quienes toman decisiones de política pública sepan comprender la naturaleza de dicho fenómeno pues, de no hacerlo, existe un grave riesgo de que --con la mejor de las intenciones, de esas de las que el camino al infierno está empedrado- se tomen decisiones erradas en las que el remedio sale peor que la enfermedad...

§ POLÍTICAS PÚBLICAS

EL DESAFÍO DE LOS GRANOS BÁSICOS

¿Qué puede hacer un país pequeño, como Guatemala, para enfrentar este fenómeno global y persistente?

En meses recientes se ha registrado un aumento significativo en los precios de los alimentos a nivel internacional, que ha sido más sensible en el caso de los cereales y que amenaza con agravar los niveles de pobreza de millones de personas. Este fenómeno mundial se ha contagiado inevitablemente a Guatemala, como lo demuestra el alza que registró el Índice de Precios al Consumidor, cuyo componente de alimentos registró el febrero más inflacionario de los últimos seis años.

Estas alzas tiene varios motivos. Por un lado, el renovado ritmo de crecimiento de las economías asiáticas, luego de la crisis internacional, ha significado un aumento en la demanda de bienes de consumo, incluyendo alimentos, por parte de países tan dinámicos y superpoblados como China e India; esa mayor demanda presiona al alza los precios de los granos básicos. La tendencia persistente del dólar a depreciarse respecto de otras monedas también contribuye a este aumento en la demanda de granos básicos por parte de los países asiáticos.

Por otro lado, el repentino aumento en los precios del petróleo y sus derivados, desencadenado en gran medida por la inestabilidad geopolítica en el mundo árabe, ocasiona que los biocombustibles luzcan de nuevo como un atractivo sustituto del diesel, lo cual induce a los productores de maíz a vender el grano para esos fines (en vez de para alimentación) y elevar sus precios.

En adición a estos fenómenos cíclicos está la tendencia de largo plazo de aumento en la población mundial, con tasas de crecimiento más elevadas en el caso de países más pobres cuya población demanda cada vez más alimentos esenciales (particularmente granos básicos) lo que eleva la demanda (y empuja los precios) de estos productos en el mundo de manera persistente.

El hecho de que el actual aumento de precios de los granos básicos a nivel global sea el tercer episodio de este tipo en los últimos cinco años, refleja que estamos enfrentando un fenómeno estructural, y no una simple burbuja pasajera de alza en los precios. ¿Qué puede hacer un país pequeño, como Guatemala, para enfrentar este fenómeno global y persistente?

Según expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación –FAO-, la clave está en que los productores de granos básicos logren aumentar sus rendimientos por área. Eso pasa, en un país como el nuestro donde muchos de esos productores son micro empresarios minifundistas, porque el gobierno les facilite recibir programas de extensión, capacitación, y asesoría efectivos. Y también pasa porque las señales de mercado que los precios elevados envían a dichos productores sean correctamente interpretadas por estos para que logren beneficiarse de tales precios.

No hay que olvidar que, en principio, los precios más altos del maíz, por ejemplo, deberían beneficiar a los miles de pequeños productores, no sólo en el corto plazo en forma de mayores ingresos, sino de manera más sostenible en la medida que esos ingresos se traducen en inversiones que redunden en mejores prácticas agrícolas y mayores rendimientos por área. Pero para ello, aunque resulte doloroso, hay que dejar que los precios se manifiesten en el mercado.

Si, por el contrario, en su afán de evitar que los precios internacionales se trasladen al mercado interno, el gobierno decide interferir en el mercado ya sea prohibiendo las exportaciones nacionales de granos básicos o, peor aún, implantando precios tope, los productores domésticos no percibirán adecuadamente las señales que les permiten orientar de mejor manera sus decisiones respecto de aumentar o diversificar su producción, así como respecto de invertir o endeudarse.

Claro está que el mecanismo de precios no va a resolver los problemas que el alza de precios de los granos básicos tiene sobre la capacidad adquisitiva del consumidor más pobre, por lo que un rol central del gobierno es proveer las redes de protección para los segmentos más pobres de la población consumidora que se están viendo afectados por el alza en los precios de los granos básicos, focalizando en dichos segmentos los programas de asistencia social (incluyendo transferencias de efectivo) que les permitan adquirir los productos a los precios que, inevitablemente, imperan en los mercados mundiales.

OPINIÓN DE LOS LECTORES

Le falto agregar el efecto de

Le falto agregar el efecto de las calamidades
y desastres en bastas áreas del planeta como resultado de los cambios climáticos
y primeros efectos del calentamiento global en la disminución significativa de la
producción y el alza sin fin o límite del precio de granos básicos y similares,
mejor ejemplificado en el trigo y café y el maíz que no es excepción. Es también
de notar que mucho del desasosiegos y disturbios en el Lejano (y ya no tanto) y
Medio Oriente han sido motivados por el alza desmesurada del precio de estos granos
básicos en un muy corto tiempo sin compensación en la habilidad de comprarlos y
o de abastecerse de ellos

Déjeme hacer el siguiente

Déjeme hacer el siguiente resumen burdo:
Todo pueblo necesita comer primero, luego trabajar y desarrollar su comunidad
entonces. Estos son pasos necesarios para una vida económica sana y prospera.

Pero para comer es necesario NO depender
de importaciones de alimentos, por ejemplo la importación de maíz, ya que los
precios internacionales en momentos de alza pueden castigar al pueblo y por ende
limitar la alimentación. Esto condenaría a un retraso del desarrollo económico.

Una vez el pueblo pueda comer, no
importa como los precios internacionales incidan, ya que las políticas a
manejar deberían estar orientadas a la creación de competitividad, tema que
corresponde a otra esfera de análisis

domingo, 20 de marzo de 2011

Centroamérica, Partida en Tres

La semana pasada vimos cómo la economía de Panamá estaba creciendo a velocidades casi chinas y alcanzando niveles de ingreso per cápita similares a los costarricenses. Eso implica que la población de esos dos países del sur del Istmo es dos veces más próspera que la de Guatemala que, junto con la de El Salvador, viven con poca esperanza de mejorar sus estándares de vida en los próximos años. Y a los guatemaltecos y salvadoreños no les sirve de consuelo (serían tontos de hacerlo) saber que Honduras y Nicaragua están, increíblemente, aún en peor situación.

§ POLÍTICAS PÚBLICAS

CENTROAMÉRICA PARTIDA EN TRES

ES ESENCIAL MEJORAR LA CALIDAD DE LAS INSTITUCIONES QUE HACEN FUNCIONAR LA ECONOMÍA

Las crisis son progenitoras de las oportunidades, y las oportunidades son de quienes saben aprovecharlas. En el caso de Centroamérica, la crisis económica no afectó por igual a todos los países, y el inicio de la recuperación mundial parece partir a la Región en tres: dos países que están aprovechando las oportunidades post-crisis, otros dos que no saben cómo aprovecharlas, y dos países que nunca las tuvieron.

Los del primer grupo, Costa Rica y Panamá, son los únicos países del área que hoy tienen un nivel de ingreso per cápita superior al que tenían antes de los turbulentos años ochenta. El ingreso medio per cápita anual de ambos países ha aumentado en el último lustro, de unos US$6 mil hace 5 años, a más de US$8,500 en 2011. El resto de países es actualmente (en términos de ingreso por habitante) más pobre que hace tres décadas.

Sin duda, la pareja del sur del Istmo ha logrado establecer bases más sólidas –en términos de educación, salud, infraestructura y estado de derecho- que sus vecinos del norte para mejorar las condiciones de vida de su población. Panamá y Costa Rica concentran solamente el 19% del total de la población centroamericana, pero producen el 46% del PIB regional y son, por lo tanto, no solo las economías más productivas de Centroamérica, sino las que más van a seguirse beneficiando de la recuperación económica mundial.

Para aumentar el crecimiento económico es fundamental aplicar políticas que mejoren la productividad de las economías y fomenten la inversión. Y para ello es esencial mejorar la calidad de las instituciones que hacen funcionar la economía: la efectividad del gobierno, el control de la corrupción, la estabilidad política, el combate al crimen, el imperio de la ley, etcétera. Costa Rica y Panamá lo han hecho mejor que los otros cuatro países centroamericanos. Existen estudios que muestran que si la calidad de las instituciones en países con debilidad institucional (como Guatemala, Honduras o Nicaragua) alcanzara los niveles de Chile, ello aumentaría el PIB ¡en casi 3% al año!

Habiendo fracasado en ese tipo de reformas institucionales, las economías de Guatemala y El Salvador, con casi 49% del la población del Área, producen juntos solamente el 43% del PIB regional. Su ingreso anual per cápita se ha mantenido estancado en niveles de US$3,300, aproximadamente, en El Salvador y de US$2,800 anuales en Guatemala.

Los dos vecinos norteños no han sabido enfocarse en los principales obstáculos a su crecimiento: baja calidad del capital humano, infraestructura dispersa, falta de certeza jurídica y criminalidad, entre otros. Si no logran cambiar estas falencias, este segundo grupo de países centroamericanos seguirá funcionando a remolque de sus socios comerciales y a expensas de los vaivenes de la economía mundial.

Es cierto que las políticas macroeconómicas han mejorado sustancialmente en la Región, pero el legado de muchas décadas de irresponsabilidad fiscal cobra una factura dolorosa en varios países, especialmente en Honduras y Nicaragua, pareja que, además, fue de los más afectados por la crisis económica internacional.

Con el 32% de la población de Centroamérica, Nicaragua y Honduras generan apenas el 15% de la producción total de la Región, evidenciando un grave problema de productividad. No por casualidad sus niveles de ingreso anual per cápita no superan los US$2 mil (Honduras) y los US$1,200 (Nicaragua).

Si bien los problemas económicos y sociales son más graves en estos dos últimos países (los más rezagados de la Región), existen muchos problemas comunes a toda el área: los niveles de pobreza son elevados, igual que la vulnerabilidad ante fenómenos climatológicos o crisis externas; la productividad aún es baja y las finanzas públicas continúan siendo vulnerables.

Sin embargo, Costa Rica y Panamá, que han fortalecido sus instituciones y enfocado sus políticas públicas hacia la productividad y el bienestar, parecen ser los únicos en posición de aprovechar la mejora que empieza a darse en la economía mundial. En contraste, los cuatro países del norte centroamericano, si no se ponen más serios para enfrentar sus debilidades y fortalecer sus instituciones, continuarán rezagándose, no solo ya respecto de aquellos dos, sino respecto del conjunto de países en vías de desarrollo alrededor del mundo.

Comentarios de los Lectores

El ritmo de crecimiento

El ritmo de crecimiento econòmico per capita y de mejoramiento social en Guatemala y El Salvador, se explica por la carga de analfabetismo en grandes segmentos de la poblaciòn, que no les permite integrarse, pero tambien juega en nuestra contra, la larga guerra civil que destruyeron la infra esctructura fìsica, redujeron la inversiòn productiva y paralizaron la dinàmica del crecimiento. Los efectos de los huracanes tropicales en la estaciòn de lluvias, que ya son parte de nuestra vida, hicieron màs difìcil la recuperaciòn. La emigraciòn hacia Estados Unidos, Europa y Mèxico, es un sìntoma asociado no solo del lento proceso de crecimiento y oportunidades en nuestros paìses, sino del agotamiento del esquema cerrado que hemos aceptado o escogido. Ante esos problemas, que màs han golpeado al interior del paìs, las ciudades capitales y sus zonas de influencia se han expandido demogràficamente como una acciòn de autodefensa o de refugio, produciendo e incentivando una sociedad escindida con una èlite econòmica, cultural y socialmente desarrollada y una poblaciòn del interior del paìs que carece de los servicios y la educaciòn bàsica para promoverse. El perìodo post conflicto, solo muestra polìticas dèbiles para recuperar el dinamaismo que debiera tener nuestra economìa. Facil es concluir que hemos vivido en una inercia negativa que expande la brecha social y expande la deuda social y esa inercia la han interpretado los gobiernos, faltos de creatividad, como la ùnica forma de vivir. Ello explica porquè en nuestros paìses hay un clamor por el cambio para enfocar nuestras acciones hacia una polìtica que abra nuevas oportunidades, que dinamice la inversiòn productiva, pùblica y privada, algo que desafortunadamente la ceguera de los polìticos no ha podido vencer.

Muy atiando Señor Lopez.

Muy atiando Señor Lopez. Dicen por allí que el desarrollo de una sociedad debe estar, primero, en la cabeza de las personas, y luego como consecuencia se obtiene el resultado esperado. En mi opinion eso es cierto si y solamente si tenemos un marco legal que proteja las acciones de desarrollo economico y por ende social. Estos en Guatemala son bien debiles, y la falta de incentivos de mercado han propiciado las condiciones actuales. Yo creo que si el acceso al mercado centroamericano fuera barato (aranceles, medios de transporte) hubiese mas oportunidades. Aun creo que por lo menos el mercado de Guatemala, Honduras y el Salvador, tiene gran potencial que sirva como generador de crecimiento economico. La pregunta inicial es si estamos preparados para ello. Que ha hecho el gobierno para ello? Aun con el capital fisico instalado en el pais, si el capital humano no esta preparado, entonces no hay futuro...

Al principio de nuestra vida

Al principio de nuestra vida estatal e
independencia de España y subsecuentemente de México, nunca hubo razones para
tener 5 paisitos finca. Aquí fueron los mezquinos intereses de finqueros
criollos que vieron su mayor valer en reinar insularmente en cada uno de ellos
y así, regir, dirigir y asegurar todo beneficio solo para ellos y no mucho ha
cambiado

Interesantes datos,

Interesantes datos, interesante artículo. Lastima que no se puede archivar porque están bloquedados los documentos. Tuve que hacerla a mano

viernes, 11 de marzo de 2011

Un País con Propósito

El Canal de Panamá es el activo físico más importante de ese país; eso lo han entendido los últimos gobiernos y la ciudadanía, que han aceptado moverse como Estado en torno a unos cuantos objetivos de largo plazo que aprovechan las ventajas competitivas de la nación. Hasta ahora, todo parece marchar de maravilla. ¡Qué envidia!

§ POLÍTICAS PÚBLICAS

UN PAÍS CON PROPÓSITO

Envidia sana –si eso existe- es lo que despierta la situación económica de Panamá. El círculo virtuoso de prosperidad de los panameños deja en evidencia al resto de centroamericanos, pues demuestra que sí es posible en nuestros países tomar decisiones de Estado, impulsar políticas de largo plazo y generar bienestar, todo ello sin necesidad de inventar el agua azucarada ni de grandiosas revoluciones radicales.

La impresión que uno se lleva de la ciudad de Panamá, con sus rascacielos cada vez más abundantes y altos, sus modernas autopistas que no se dan abasto para acoger tantos vehículos, o sus modernos complejos habitacionales para una clase media próspera, son solamente la manifestación visible de la innegable prosperidad panameña.

La economía panameña habrá crecido a una tasa promedio de 7.7% en el último lustro, la tasa más alta de la región (Guatemala lo hará en 3%), lo cual se refleja en un alto nivel de empleo sustentado en la demanda interna privada (consumo) y pública (inversión). Esto se financia con capitales externos, principalmente inversión extranjera directa y de residentes venezolanos y colombianos, así como de una utilización intensa de deuda pública, favorecida por la calificación de grado de inversión que tiene Panamá.

La columna vertebral que sustenta el milagro panameño está conformada por una serie de políticas públicas enfocadas a aprovechar las ventajas competitivas del país: el canal y los servicios, que requieren de inversión en capital físico y humano. La visión de desarrollo está plasmada en un Plan Estratégico que ha sido asumido como política de Estado y que incluye un conjunto de proyectos de inversión pública de gran calado.

El Plan Estratégico establece como ejes prioritarios la logística, el turismo, la agricultura y los servicios financieros. Los planes de inversión pública se han alineado con esos objetivos y constituyen una propuesta ambiciosa para la transformación de la economía: ampliación del Canal, Zona Tecnológica en la antigua base Howards, metro de la ciudad de Panamá, ampliación del aeropuerto de Tocumen, hospitales, vivienda popular, autopistas y pasos a desnivel, que suman más de US$13.6 millardos entre 2010 y 2014.

Los flujos de financiamiento se respaldan en una reforma fiscal aprobada durante los primeros meses de la administración Martinelli, que abrió un espacio para llevar a cabo una política fiscal orientada a la inversión pública, sin provocar situaciones comprometidas en las finanzas públicas, tomando en cuenta que existe otro gran acierto de política pública: la Ley de Responsabilidad Fiscal que establece límites para evitar que el déficit fiscal se salga de control.

Claro que la estrategia panameña, hasta hoy exitosa, no está exenta de riesgos. Por ejemplo, es difícil pensar que un déficit de cuenta corriente como el actual (más de 10% del PIB) pueda mantenerse por muchos años, aunque hasta ahora los flujos de capital han seguido llegando, alentados por la solidez de las reformas y el favorable clima de negocios.

Otro riesgo es el de sobrecalentamiento de la economía, dado que si la demanda interna sigue creciendo es probable que la inflación (que ya un 4% anual es alta para una economía dolarizada) siga aumentando.

Tampoco es sano que se intente impulsar indefinidamente el crecimiento a base de inversión pública, pues las condiciones externas (que han sido favorables) pueden variar eventualmente y secar los flujos de financiamiento, convirtiendo el actual círculo virtuoso en una vicioso. Sin embargo, aún existe suficiente espacio fiscal (la deuda como proporción del PIB ha venido reduciéndose) y, en tanto las inversiones públicas incrementen la capacidad productiva del sector privado y promuevan la transformación económica, el endeudamiento aún es manejable.

Finalmente, el riesgo de que el éxito obtenido hasta ahora induzca al gobierno de Martinelli a adoptar un estilo cada vez más autoritario podría dañar la buena reputación de Panamá como un lugar democrático, de respeto a la ley y confiable para la inversión. En todo caso, es muy probable que Panamá supere estos riesgos y continúe siendo un creciente motivo de envidia para sus vecinos que flotan a la deriva, sin un propósito claro de desarrollo.

sábado, 5 de marzo de 2011

¿No Hay Políticas de Largo Plazo?

La falta de sistematización, la escasez de recursos humanos y financieros, la confusión de conceptos y la falta de visión de las élites políticas, son factores que impiden que en Guatemala haya políticas públicas de largo plazo. Aunado a ello, nuestra tendencia a querer hallar soluciones grandiosas e instantáneas a nuestros problemas nos distrae de la labor, menos glamorosa pero más efectiva, de lograr pequeños avances, día a día, con trabajo duro que quizá no produzca resultados espectaculares, pero que sí más efectivos.

Políticas Públicas
¿NO HAY POLÍTICAS DE LARGO PLAZO?

Una debilidad sempiterna del estado guatemalteco es la ausencia de políticas públicas que gocen de continuidad y éxito; es decir, muy pocas veces las ideas, los planes, y los programas se alinean en torno al logro de algún objetivo de interés público. Quizá esto se debe a que donde se priorizan y deciden las políticas públicas es en nuestro disfuncional ámbito político-partidista. O, quizá, siendo benévolos con los políticos, se debe a que el proceso de las políticas públicas es muy complejo y sus acciones y rutinas tienen que ser llevadas a cabo por instituciones y funcionarios públicos que no están preparados para ello.
Existen, eso sí, casos excepcionales de políticas públicas exitosas en áreas que (como, por ejemplo, la supervisión bancaria) se aplican a través de la regulación (que requiere relativamente pocos recursos para ejecutarse); en cambio, la ausencia de éxitos se da más en áreas de política pública asociadas a los servicios públicos (seguridad, educación, salud, etcétera) que requieren cuantiosos recursos burocráticos en términos humanos y monetarios.
No es fácil armar las cuatro patas que sustentan una política pública exitosa. La primera pata es la fase de formulación, que consiste en identificar adecuadamente el problema que se quiere solucionar, analizar las medidas que podrían lograrlo y asignar los instrumentos necesarios para ello; logrado esto, alguna autoridad debe tomar la decisión de adoptar esa política y, antes de ejecutarla, someterla a consulta y coordinación, hacerle los ajustes del caso y, entonces, formular los programas que la harán realidad.
Muchas políticas públicas fracasan por no contar con una adecuada fase de formulación; uno de los casos más recientes es la Política de Desarrollo Rural Integral que se anunció con bullicio en mayo de 2009, pero que en realidad era una colección desordenada de aspiraciones y un listado incoherente de medidas que nunca llegó a aplicarse y que hoy casi nadie recuerda.
La segunda pata de la mesa es la fase de ejecución, que consiste en implementar los programas que componen la política pública, administrar los recursos humanos, físicos y financieros necesarios para la misma, y monitorear las acciones que la integran. En Guatemala a veces se han logrado buenos diseños de políticas o, al menos, buenos marcos generales para su diseño y ejecución, pero es precisamente en la ejecución donde, por diversas razones, se fracasa estrepitosamente.
Por ejemplo, recordemos la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (y en la Ley que la sustenta) como un caso típico en el que una política muy bien diseñada no contó con los recursos ni el apoyo político (incluso del propio gobierno que la promulgó), lo que hizo que, casi desde el inicio de su ejecución, empezara poco a poco a languidecer hasta quedar casi como un pretexto para mantener a la burocracia especializada creada para el efecto.
Además de la falta de apoyo de los propios gobiernos (que se exacerba cuando se trata de una política formulada por un gobierno anterior de signo ideológico distinto), el fracaso en la ejecución de las políticas tiene que ver con la ausencia conspicua de las otras dos patas de la mesa. La tercera, es la fase de seguimiento, evaluación y fiscalización por parte de la sociedad (representada, idealmente, en el Congreso de la República) y del órgano contralor (la Contraloría), fase que casi nunca se aplica a las políticas gubernamentales, lo que precipita su fracaso prematuro.
Y la cuarta pata es un entorno institucional que viabilice y dé sostenibilidad a las políticas de Estado, lo que requiere tanto de un marco legal apropiado, como de los recursos humanos y organizacionales adecuados. El entorno institucional es esencial, pero no hay que caer en el error de quienes creen que sólo mediante un buen marco legal se lograrán políticas exitosas, error que ha llevado muchas veces a incluir dentro de la ley los programas y medidas específicos, lo cual convierte a tal ley en un obstáculo a la eficiencia gubernamental y al progreso.
El ingrediente final que cohesiona las cuatro patas del proceso de políticas públicas (la tabla que completa la mesa) es el del trabajo diario, el de los pequeños logros, el del tesón del funcionario identificado con una meta. Y en esto se necesitan menos visionarios, y más trabajadores.

Comentarios de los Lectores

Mar, 03/01/2011 - 21:55 — Maria Fernanda ...Maria Fernanda Pineda Carrillo
Podríamos empezar a implementarlas comenzando con los programas de cohesión social que en hoy en día ha ayudado a miles de personas guatemaltecas de escasos recursos, si los institucionalizáramos, con la intención de siempre ayudar al sector más perjudicado y lastimado y que más de una vez han dejado en el olvido y no han logrado cubrir sus necesidades.

ENERGÍA ELÉCTRICA: SE ACABARON LAS VACAS GORDAS

URGEN MEDIDAS PARA EVITAR UN DÉFICIT DE SUMINISTRO   Durante años, el sistema eléctrico nacional tuvo un superávit de oferta; es decir, su c...