El BTI evalúa la manera en que los países
conducen su transición hacia la democracia y la economía de mercado
La transición pacífica que un país como Guatemala debe
hacer hacia la democracia y hacia una economía de mercado presenta una serie de
desafíos cuyo progreso es difícil de medir objetivamente, incluso con la
miríada de índices que elaboran diversas organizaciones a nivel internacional.
Uno de esos índices intenta medir dicha transición: el Índice de Transformación
de la Fundación Bertelsmann –BTI, por sus siglas en inglés- intenta medir el
avance de los países en su objetivo dual de construir una democracia bajo el
imperio de la ley y una economía de mercado socialmente sostenible.
Bertelsmann Stiftung es la mayor fundación privada de
Alemania, creada en 1977 por el millonario Reinhard Mohn, dueño de la sexta
editorial más grande del mundo, quien dedicó parte de su fortuna a promover la
integración europea y explorar formas alternativas de orden social, político y
económico en el mundo.
El BTI analiza y evalúa la manera en que los países en
desarrollo y en transición (no incluye países industrializados con democracias
maduras) conducen su transición social hacia la democracia y la economía de
mercado. Con base en una guía codificada se les pide a expertos de cada uno de los
129 países evaluados que midan el grado en que han alcanzado un total de 17
criterios que agrupan 49 temas.
El resultado produce dos índices: el Índice de
Situación y el Índice de Gestión. En el índice de 2014, recientemente
publicado, Guatemala ocupó el lugar 79 (de 129) en el índice de Situación (con
una calificación de 5.15 sobre 10), lo que nos ubica por debajo del promedio de
los países evaluados (ver www.bti-project.org/reports/country-reports/lac/gtm/index.nc).
En el segundo índice (de Gestión), que se centra en la calidad de la
gobernanza, Guatemala ocupó el puesto 69 (4.84 puntos sobre 10), también por
debajo del promedio que evalúa la efectividad con la que los tomadores de
decisiones orienten los procesos políticos.
El Índice de Situación se subdivide, a su vez, en dos
dimensiones analíticas: una evalúa el estado de la transformación política
(puesto 75 con 5.20 puntos) y la otra el estado de transformación económica
(puesto 77 con 5.11 puntos). En el primer caso, Guatemala obtiene
calificaciones mediocres en los cinco criterios que lo integran: 1. Funcionamiento
del Estado (mal desempeño en cuanto al monopolio estatal del uso de la fuerza y
a la calidad de la administración pública). 2. Participación política (poca
efectividad del poder gubernamental e insuficiente desarrollo de las libertades
de asociación y expresión). 3. Imperio de la ley (falta de independencia del
poder judicial, abusos de poder y corrupción). 4. Instituciones democráticas (debilidad
y escaso apoyo de la población). Y 5. Integración política y social (el peor
factor calificado, con un sistema de partidos disfuncional, desinterés
ciudadano y un tejido social precario).
Por su parte, los siete criterios de transformación
económica tienen calificaciones variadas. 1. Nivel de desarrollo socioeconómico
(pésimos indicadores de pobreza). 2. Organización del mercado (inexistencia de
un marco legal que regule la competencia, aunque buen grado de apertura
exterior). 3. Estabilidad de precios (buena calificación, lo mismo que las
políticas macroeconómicas). 4. Derechos de propiedad (adecuadamente regulados,
pero sector informal está excluido). 5. Sistema de bienestar (faltan redes de
protección social e igualdad de oportunidades). 6. Desempeño de la producción (bien
calificado por la poca volatilidad del PIB). Y 7. Sostenibilidad económica (inadecuado
marco regulatorio del ambiente y escasa calidad del capital humano).
Finalmente, los cinco criterios que integran el índice
de Gestión –que miden factores estructurales, tradiciones sociales,
conflictividad, eficiencia del Estado y credibilidad internacional- también son
calificados con un punteo mediocre.
Independientemente de si se está o no de acuerdo con la metodología
empleada, o con la interpretación que la propia fundación hace del índice, el
BTI es un indicador que intenta ser riguroso y que se enfoca en dos temas clave
(transición a la democracia y a la economía de mercado) para el desarrollo, y
nos ilustra cómo desde el exterior evalúan nuestras debilidades y nuestro
potencial como miembros de la comunidad internacional.